Miguel Urban: “El antifascismo es una urgencia democrática”

10 de febrero de 2020

En Europa no se puede desligar el antifascismo de la democracia. Dentro de esta premisa, nos lleva a entender que la supuesta “excepción española” escondía una trampa en donde la extrema derecha tenía una presencia ausente. Tenía presencia en la vida pública, en el debate público, incluso en propuestas, pero tiene una ausencia en las instituciones con una representación propia. Había parlamentarios de extrema derecha pero no había partidos. Y eso, era gracias a que esa derecha “anómala” aglutinaba al conjunto de las derechas, y evidentemente a la extrema derecha.

…El gran problema es que la izquierda no responde a esa pregunta. Y creo que la izquierda tiene que hacer una autocrítica a nivel europeo, porque la respuesta a esa pregunta, desde mi punto de vista, no es excluir a sectores sociales del reparto de “recursos escasos”, es cuestionar el reparto. La respuesta es volver a poner en el centro del debate político el reparto de la riqueza, desde un punto de vista ecosocialista, en el sentido que entendemos que estamos en un planeta con recursos finitos y con una emergencia climática encima de la mesa, y que esta, puede agudizar los movimientos autoritarios. Ante eso, una salida justa tiene que hablar del reparto de la riqueza, entendido también por los bienes comunes. Y ahí, hay que volver a hablar de la nacionalización de los sectores estratégicos, del control de lo común, del control ecológico de la economía, y un elemento central que es el cambio de modelo productivo, el reparto del trabajo y del tiempo. Tenemos que volver a poner la centralidad del tiempo, del trabajo, del ocio y de la vida encima de la mesa. Ahora mismo, la consigna más rompedora, más antifascista, más ecosocialista, más feminista, que podríamos poner encima de la mesa sería el reparto de los trabajos para repartir el tiempo repartiendo la riqueza. Eso, es una forma, desde el punto de vista teórico, de combatir las causas del auge de los movimientos autoritarios que tienen a la extrema derecha en su punta de lanza.

Hay otra cuestión importante. Los movimientos autoritarios no solo son de extrema derecha. De hecho, hemos visto como el extremo centro, populares y socialistas, le han comprado el discurso a la extrema derecha. Y en Europa, el extremo centro ha conseguido que la extrema derecha gobierne desde el centro y aplique sus políticas. No se si recordáis esa famosa pregunta que le hicieron a Margaret Thatcher: “¿Cuál es tu mayor victoria?”. Y ella respondió, sin dudarlo: “Tony Blair”. Y argumentó: “Que Tony Blair no haya querido cambiar mis políticas, es mi mayor victoria”. Yo le doy la razón. De hecho, si a Le Pen, hace cinco años, le hubieran preguntado “cuál es tu mayor victoria”, seguramente hubiera contestado “Manuel Valls”. Claro, que un primer ministro socialista aplicara parte del programa del Frente Nacional era su mayor victoria, porque estaba condicionando. Y esa ha sido la gran capacidad de la extrema derecha en Europa, la capacidad de marcar la agenda de gobierno de los principales partidos. Y la izquierda ha sido incapaz de combatir eso.

…Porque la democracia se la estamos disputando también al Mercado, la democracia económica. Porque parece que la democracia es simplemente una cuestión de votar cada cuatro años. La democracia también es tener casa, es tener luz, agua, derechos sociales. Se construye desde las plazas, desde las calles.

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