El Chasque Nº48

6/11/2020
La política económica y la autocrítica en el FA

Los límites que el sistema impone para el desarrollo de una sociedad armónica entre el Capital y el Trabajo y a la Democracia.

 “En un pasaje del prólogo a la «Contribución a la Crítica de la Economía Política» en el cual no se ha reparado lo suficiente a la luz actual, Carlos Marx basado en sus análisis históricos, había observado que las revoluciones sociales se producían cuando las relaciones de propiedad, de forma de desarrollo de las fuerzas productivas, se convierten en su traba (Marx)

De aceptarse esto, y si entendemos los cambios políticos y sobre todo los de propiedad ocurridos hace menos de una década en la mayoría de los países socialistas como equivalentes a revoluciones sociales, por extraviadas que se comporten, entonces es necesario investigar qué motivó que la forma en que se expresó esa propiedad social obstaculizara a tal punto el desarrollo de las fuerzas productivas en el socialismo real.” (Luis Marcelo -1996)

Si este razonamiento es correcto, y así lo creemos, es necesario analizar también los procesos progresistas  en AL. Las relaciones de propiedad, teniendo en cuenta que aquí juegan también la necesidad y la posibilidad de procesar los cambios.

No es posible hacer todo lo que se quiere, ni dejar de aprovechar la oportunidad de avanzar. Como ejemplo debemos extender el análisis al fracaso de la socialdemocracia europea, del Estado de Bienestar y el avance actual de la ultraderecha. 

M. Roberts nos brinda otros elementos para el análisis:

«La teoría de Marx era que los capitalistas que compiten entre sí para aumentar las ganancias y ganar participación de mercado intentarían socavar a sus rivales reduciendo los costes, particularmente los costes laborales. De modo que la inversión en maquinaria y tecnología estaría dirigida a deshacerse de la mano de obra, para reemplazar a los trabajadores por máquinas. Pero como la creación de nuevo valor depende de la fuerza de trabajo (las máquinas no crean valor sin fuerza de trabajo), habría una tendencia a que el nuevo valor (y en particular la plusvalía) cayera en relación con el aumento de la inversión en maquinaria e instalaciones (capital constante en la terminología de Marx).

«…entre las economías del G7, si se mantiene la caída anual promedio de la rentabilidad experimentada en los últimos 20 años aproximadamente, la tasa del G7 llegará a cero en 2050. Pero, por supuesto, podría haber un nuevo período de recuperación de la tasa de ganancias, probablemente impulsada por la destrucción del valor del capital en una profunda recesión y por una severa reducción de la participación del trabajo en el valor total por las políticas de gobiernos reaccionarios

Analizar la situación internacional, cuales son las tendencias económicas y políticas que influyen directamente en la región  y en nuestro país.

¿Cuales fueron las ideas-fuerza que determinaron la política económica del FA en sus 15 años de gobierno nacional?

Crear fuentes de trabajo, empleo y mejores salarios, calidad de vida para todos los habitantes justificó la promoción de la inversión privada, la fijación de un escenario donde los actores (económicos) se movieran con libertad -exigencia de los propietarios del capital-, exoneraciones tributarias a las grandes inversiones -en su mayoría externas- la libre movilidad de capitales. Por supuesto, los capitales no son sociedades filantrópicas sino que pretenden obtener beneficios, tasas de ganancia superiores a las que obtienen en otros lugares.

Por este camino se lograría conjugar el capital con el trabajo, en un círculo virtuoso donde ganarían todos.

La pregunta que debemos hacernos es si esta estrategia de desarrollo fue (es) correcta y posible de mantener en el mediano y largo plazo.

«…. lo que sí nos dice la caída secular en la rentabilidad del capital es que la capacidad del capitalismo para desarrollar las fuerzas productivas y sacar a miles de millones de personas de la pobreza y dirigirlas hacia un mundo de abundancia y armonía con la naturaleza es desesperadamente imposible. El capitalismo como sistema ha superado su fecha de caducidad.»  Michael Roberts

Ante la voluntad del gobierno de lograr el aumento de ingresos de los trabajadores, de los pequeños y medianos propietarios y del gran capital, se erige una barrera: el sistema tiene una contradicción intrínseca, la tendencia a la caída de la tasa de ganancia y la necesidad de la clase capitalista de aumentar sus ganancias.

M. Roberts nos muestra que  El Sistema tiene límites, que no pueden ser superados  por la voluntad del hombre. El aumento de ingresos de los trabajadores y la utilidad de las empresas tienen un tiempo muy acotado, como lo demuestra la experiencia, además.

Sin romper con el Sistema no ha sido posible lograr el bienestar para la mayoría de la población, seguirán unos pocos acumulando riqueza, en un mundo donde se multiplica la pobreza.

La fortuna de los 26 más ricos del mundo equivale a la de 3.800 millones de pobres

«El mismo día, la economía estadounidense registró la mayor contracción trimestral de la historia en la producción nacional (-9,5% interanual o -32,9% anualizado).

En contraste, el ‘temible cuarteto’: Google, Amazon, Apple y Facebook registraron un crecimiento de dos dígitos durante los tres meses que terminaron en junio, alcanzando un beneficio combinado de 33.900 millones de dólares sólo en el segundo trimestre.

Mientras que la economía de los Estados Unidos y del mundo se ha visto sumida en la más profunda depresión desde la década de 1930 por la pandemia de la COVID-19, las empresas tecnológicas más importantes del mundo han seguido prosperando.» Michael Roberts-2

El crecimiento infinito que significaría lograr ese objetivo (aumento de salarios y ganancias) es una utopía, las crisis recurrentes sirven para reacomodar a los distintos sectores que disputan por el excedente, donde siempre ganan los tiburones sobre las sardinas -que incluye a los trabajadores y propietarios más débiles-.

Es necesario el análisis crítico de las políticas impulsadas por los gobiernos progresistas. No es sólo si fue  bien o mal ejecutado un plan, si hubo buena o mala gestión. Los éxitos llevaron beneficios a los sectores más humildes aumentando sus ingresos, vía aumento del salario real y transferencias, a su vez también aumentó el ingreso del decil superior y sobre todo del 1% superior.

Lo que nos muestra Roberts es que esta estrategia es posible por un período, pero no puede sostenerse en el tiempo.

Los límites están determinados por la caída de la tasa de ganancia, la acumulación y concentración de riqueza, la multiplicación de  la pobreza, el abarrotamiento de los mercados, hoy además por el exceso de dinero en el mundo, por la emisión constante de los Bancos Centrales y los bajos intereses (incluso tasas negativas), que estimulan la especulación, enormes ganancias a los grandes capitales, pero no inversiones productivas, mientras la especulación sea más rentable.

Marx argumentó que, a medida que cae la rentabilidad promedio del capital en una economía, los capitalistas lo compensan aumentando la inversión y la producción para aumentar la masa de ganancias. Llamó a esto una ley de doble filo: caída de la rentabilidad y aumento de los beneficios. Sin embargo, en cierto punto, la caída en la rentabilidad es tal que la masa de ganancias deja de aumentar y comienza a caer; este es el punto crucial para el comienzo de una ‘huelga de inversiones’ que conduce a una caída de la producción, del empleo y, finalmente, de los ingresos y del gasto de los trabajadores. Solo cuando se haya producido una reducción suficiente de los costes para los capitalistas, aumentarán la rentabilidad y las ganancias y se recuperará el «ciclo económico». Michael Roberts

Leemos sobre las enormes ganancias que están obteniendo las grandes empresas de distribución en línea y de tecnología de EE UU (FAANG) -FaceBook, Amazon, Apple, Netflix, Google). Pero son la excepción. Grandes sectores empresariales (grandes y pequeños) a nivel mundial están luchando por mantener los niveles de ganancias a medida que la rentabilidad se mantiene baja y/o cae. Ahora, la recesión pandémica ha reducido las ganancias corporativas mundiales alrededor de un 25% en la primera mitad de 2020, una caída mayor que en la Gran Recesión. Michael Roberts

Durante los primeros gobiernos del FA (2005-2015) el éxito económico, (aumentos de salarios y empleo sin resentir las ganancias) y en el último (2015-2020) cayeron todos los indicadores, estancamiento de la economía (0,2% en 2019), déficit fiscal (4,7% s/PBI),  aumento del desempleo, aumento de la pobreza de 8,1% a 8,8%.

¿Acaso es como decía M. Tatcher, que no se puede salir del sistema? NO.

El tema de fondo es la comprensión de esta característica  esencial del capitalismo, de la acumulación privada de capital y que  soluciona sus contradicciones mediante las crisis, la destrucción de capital y una nueva etapa de acumulación.

La salida no es aceptar los postulados del sistema, sino superarlo. Establecer una estrategia, no ya para administrarlo, sino políticas y medidas concretas que tiendan a limar sus aristas y apunten a la construcción de un nuevo orden  social.

Cuan rápido será ese proceso, no se puede establecer de antemano, depende de muchas variables, de la correlación de fuerzas internacionales, regionales y del propio país, de la acumulación de fuerzas de los sectores populares, de su nivel de conciencia, unidad y organización. De la claridad de las fuerzas políticas que encabecen ese proceso.

Otro elemento a tener en cuenta, es que no se puede transitar este proceso de forma solitaria, dado el poder del Gran Capital, de la Oligarquía y del Imperialismo, es esencial la independencia económica, la complementación productiva, la solidaridad, la unidad, a lograr junto al resto de AL (pueblos y gobiernos). La forma y la velocidad de los cambios estarán determinados por esa correlación de fuerzas.

Reiteramos, es esencial que los pueblos tomen conciencia, no es posible la «administración del capitalismo», sostenida en el tiempo, con beneficios para explotados y explotadores. Sin tocar las estructuras, se logran éxitos pasajeros, pero en el largo plazo se impone el poder del Capital. No es un problema de voluntad, de mayor o menor inteligencia, sagacidad, astucia, liderazgo, sino un fenómeno propio del sistema, al que no han escapado Europa y Japón ni USA, que con Trump ha tratado de revertir la situación volcándose a un proteccionismo agresivo, dejando de lado el libre comercio que lo enfrentó con todas las potencias del mundo, incluidos sus aliados.

En Uruguay ya lo vivimos, a mediados de la década de 1950, finalizada la guerra de Corea, el Batllismo, la Suiza de América, culmina en un duro período de ajuste, la crisis termina con más de 90 años de gobiernos colorados. En 1959 los gobiernos blancos y posteriormente Pacheco entierran al viejo Uruguay, ubicándolo en su lugar, una América Latina, sujeta a los vaivenes de la Oligarquía y el Imperialismo,  dictadura incluida.

Estos elementos no pueden estar ausentes en la autocrítica del FA, tomar conciencia de este fenómeno en nuestras filas y en toda la población. El Sistema impone aceptar el enriquecimiento ilimitado de unas personas en detrimento de los trabajadores, las mayorías populares y la propia quiebra de los sectores de propietarios más débiles. Promover la inversión privada, donde medran los grandes capitales como forma de mantener el empleo y mejorar salarios, en la disputa por el excedente, -como ya ocurrió-si no obtienen la ganancia deseada, en su momento traerá «una huelga de inversiones», anticipo de una nueva crisis.

Al no realizar los cambios, que como planteara Seregni: «desplazar a la oligarquía y llevar el pueblo a gobernar», se deja el poder económico intacto, termina con la vuelta de la derecha, fiel representante de los intereses de la clase dominante, como sucede con el gobierno multicolor. Con la LUC, el presupuesto que privilegia los recortes, las pautas de rebajas salariales y de jubilaciones, el aumento de exoneración en las inversiones, etc. desnuda la política de clase. Muestra lo acertado de las conclusiones de Roberts que el sistema sólo puede sobrevivir con la continua y creciente explotación del trabajo.

Quizás nos equivocamos en un concepto que defiende la izquierda y el movimiento sindical,  sosteniendo que no es contradictorio aumentar salarios y crecimiento del empleo. Fue cierto por  lo menos en 10 de los 15 años de gobierno del FA, pero no es una verdad absoluta y tiene el límite que marcábamos dentro del sistema y la necesidad de superarlo. Este es un elemento a analizar con mayor profundidad.

Como vimos M. Roberts muestra la certera afirmación de Marx, en el capitalismo existe «la tendencia a la caída de la tasa de ganancia», para elevarla, el propio sistema genera sus «defensas», las crisis que «reacomodan» una nueva situación, donde unos pocos se vuelven más ricos, una mayoría se hunde en la miseria y la pobreza y una porción de los propios capitalistas van a la quiebra.

¿Es que están equivocados los sindicatos y deben dar la razón a sus patrones y conformarse con menos salario para tener más empleos? NO. Pero trabajadores y pueblo deben tomar conciencia que las mejores condiciones de trabajo y salarios, dentro del sistema, no son para siempre, ni para todos.

Las mejoras salariales y de las condiciones de trabajo, son aleatorias, circunstanciales, dependen  de las condiciones concretas de desarrollo de una sociedad y cuando vuelve  un ciclo económico de crisis, le son arrebatadas. Entonces la lucha no debe circunscribirse a las reivindicaciones inmediatas -que deben hacerse- sino, más importante aún, a comprender, a tomar conciencia que la única solución, es superar el capitalismo,  crear la fuerza unitaria, organizada para construir la nueva sociedad, donde verdaderamente habrá mejor salario y más empleo, porque estará dirigida por ellos mismos, quienes trabajan y producen.

Entonces, lo del principio: Si las «revoluciones sociales se producen cuando las relaciones de propiedad, de forma de desarrollo de las fuerzas productivas, se convierten en su traba»

como sucede en este momento y «la caída secular en la rentabilidad del capital (muestra) que la capacidad del capitalismo para desarrollar las fuerzas productivas y sacar a miles de millones de personas de la pobreza y dirigirlas hacia un mundo de abundancia y armonía con la naturaleza es desesperadamente imposible»

Debemos concluir que la estrategia de desarrollo no puede ser «la administración del capitalismo», tratar de conjugar el capital con el trabajo, sino nuevas relaciones de producción donde prime la propiedad y la gestión social, administradas por los productores directos, protagonistas en cada lugar, en cada comunidad en la solución a sus necesidades: trabajo, vivienda, salud, educación, cultura, etc. Tomando las riendas de su vida.

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