Elecciones en Estados Unidos: mucho más que una simple elección

Por Maximiliano Picart
18/11/2020
El pasado 3 de noviembre, se desarrollaron las elecciones en Estados Unidos que hasta el día de hoy siguen generando repercusión a nivel mundial. Para la población estadounidense, no era más que una simple elección, era un punto de inflexión de vital importancia en lo que es su vida social, económica y política. Según una encuesta realizada a votantes republicanos como demócratas, la misma reflejaba un alto grado de polarización donde el 15% de los republicanos y el 20% demócratas creen que Estados Unidos estaría mejor si sus rivales murieran. El 87% de los encuestados refleja que era un punto de inflexión irreversible en la historia de su país y eso se vio reflejado en el primer debate entre Donald Trump y Joe Biden donde la violencia discursiva imperó por parte de ambos bandos. (1)

Esta muestra de que la elección estuvo polarizada refleja a nuestro entender varias cosas: la primera, es que la convergencia programática que existió a partir de los años 60-70 hasta la fecha entre el Partido Democrata y el Partido Republicano ya no es tan profunda. En palabras de Thierry Meyssan “los programas de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump y Joe Biden, no se parecen a los programas de los candidatos anteriores. Ya no se trata de adaptar a Estados Unidos a los cambios del mundo sino definir lo que ese país será en adelante. Por tratarse de una cuestión existencial es muy posible que las cosas degeneren y acaben por llegar a la violencia. Uno de los bandos estima que su país debe ser una nación al servicio de los ciudadanos, mientras que el otro cree que Estados Unidos tiene que recuperar su estatus imperial ”(2). Con la asunción de Trump el 20 de enero de 2017 refleja un quiebre político en la clase dirigente estadounidense entre los que algunos autores como Marcelo Gullo reflejan en un enfrentamiento entre una burguesía nacional (los que apoyan a Donald Trump) y una burguesía cosmopolita (el ala neo-conservadora del partido republicano como Bush, Mitt Rommeny, Dick Cheney y el eje Clinton-Biden-Obama en el Partido Democrata) que representan a lo se denomina la la línea globalista.

Y la segunda, la polarización que generaron los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales a favor de Joe Biden utilizando la satanización permanente del presidente Trump, vieja táctica utilizada por Saul Alinsky ideólogo de Barack Obama y Hillary Clinton (3) agudizándose la misma en la situación sanitaria que vive el país por el Covid – 19 (estuvimos presentes durante la campaña 2016 en Estados Unidos y podemos afirmar que existe un terrorismo mediático contra Trump) y que no hace más que fortalecer su posición como un supuesto “anti-sistema” y que está luchando contra el Estado Profundo estadounidense. Esto se vio reflejado cuando en cadena nacional (hay que reconocer que hubo una excelente coordinación) anunciaron la victoria “mediatica” de Joe Biden en las elecciones por más que aún se este realizando un reconteo de votos y Trump haya recurrido a la Suprema Corte para revisar los resultados en algunos estados. No olvidar también, el papel que están jugando las redes sociales respecto a la elección, como por ejemplo Twitter tildando ciertos tuits de Trump como falsos y en el Instagram donde llama la atención que en ciertas fotos vinculadas al presidente estadounidense aparece un mensaje de que la elección en Estados Unidos la ganó Joe Biden.

Pero la pregunta más importante que nos hacemos todos, en especial, como continente es: ¿Quién nos conviene que gane?¿ Biden o Trump?. Desde nuestra perspectiva, Estados Unidos por más que sea una potencia en decadencia tanto en lo que es su cultura como lo que implica su influencia a nivel internacional, sigue siendo la potencia de mayor importancia y sus acciones repercuten a lo largo y ancho del mundo. Entendemos que, no da lo mismo quien este sentado en la Casa Blanca, por más que sabemos bien que el presidente desde nuestra teoría política no es quien tiene el poder real del país. Pero si hay algo que tenemos claro: es una elección entre “Guatemala” y “Guatepeor”. “Guatemala” te permite un mayor margen de maniobra y “Guatepeor” es nuestro peor escenario porque es con quien no vamos a poder hacer nada. Ese escenario que nos permite un mayor margen de maniobra, nos guste o no, es Trump.

Este enfrentamiento interno entre globalistas y los soberanistas (como lo denomina el gran Alfredo Jalife) no es ajeno a nuestra realidad. Con la victoria de Biden el globalismo tomaria nuevamente el mando del país, hará esfuerzos para restablecer el marco globalista, reforzando la asociación entre la OTAN y Estados Unidos y Europa, recurriendo a “intervenciones humanitarias”, etc (4). Biden tiene demencia senil, es seguro que tenga que dejar su mandato en caso de ganar. Por ello resulto electa como vicepresidente Kamala Harris.
Es quien realmente manejara los hilos de un futuro gobierno. Y en caso de que dimita Biden, ingresaría la tercera en la línea de sucesión: esa sería Hillary Clinton. En palabras de Alexander Dugin, Biden es un anciano que es casi incapaz de hablar coherentemente, por no decir sobre el razonamiento independiente y la toma de decisiones sólidas. Pero no gobernará Estados Unidos. Su función se limita al rol representativo. Detrás de él está toda la élite globalista de Occidente, el Gran Capital, todos los centros estratégicos e intelectuales de los que toman decisiones y forman el Gobierno Global se encuentran allí: Wall Street, el Deep State, las estructuras de Soros y el poder militar estadounidense. Entonces su insignificancia individual es de alguna manera engañosa. Puede parecer estúpido y puede serlo, pero eso no cambia nada.

Es tan poderoso y peligroso como el propio globalismo. Mientras que Trump, ha dejado reflejado durante su presidencia que se opone a la globalización, retirándose del acuerdo de Paris, desfinanciando la OMS, boicoteando la OMC impulsando el retorno a una política nacionalista estadounidense llevando a debilitar las estructuras internacionales y reforzando la defensa nacional. Una futura administración de Trump, permitiría consolidar un orden multipolar y el realismo en las relaciones internacionales, lo que nos permitiría como Hispanoamérica un mayor margen de maniobra en el orden internacional y no la imposición de la unipolaridad que traería consigo Biden. Estamos ante una gran oportunidad, mientras Estados Unidos vive una división política profunda (que puede terminar en Guerra Civil). Es por ello que precisamos que las contradicciones internas estadounidenses se sigan agudizando y el escenario Trump es quien nos permite ello. En el libro La Insubordinación Fundante, Marcelo Gullo define que “los momentos en que las grandes potencias se encuentran enfrentadas, son los momentos históricos optimos para que un estado ubicado en la periferia del sistema, intente consolidar su poder nacional y alcanzar el máximo de autonomía posible” (5). Estamos ante ese momento, y nuestra dirigencia política debe de divisarlo y encausar la cosa para dejar de ser objeto y pasar a ser sujeto de las relaciones internacionales. Por ello, la victoria de Trump es deseable, pero se necesita algo mejor.

Notas

(1) La victoria de Donald Trump es deseable, pero se necesita algo mejor
HTTPS://WWW.GEOPOLITICA.RU/ES/ARTICLE/LA-VICTORIA-DE-DONALD-TRUMP-ES-DESEABLEPERO-SE-NECESITA-ALGO-MEJOR
(2) ¿ CUAL SERÁ LA POLITICA EXTERIOR DEL PROXIMO PRESIDENTE?
HTTPS://WWW.VOLTAIRENET.ORG/ARTICLE210761.HTML
(3)LA BRUJULA Nº15 ¿ QUIEN ES SAUL ALINSKY?
HTTPS://WWW.YOUTUBE.COM/WATCH?V=SMKUOORZ5TU
(4) TRUMP O BIDEN? CONSECUENCIAS GEOPOLITICAS SEGÚN GANE UNO U OTRO
http://kontrainfo.com/trump-o-biden-consecuencias-geopoliticas-segun-gane-uno-u-otrocandidato-por-alexanderdugin/?fbclid=IwAR1vcsNSDf5JfrWACH00VDx8p7pcwnlJQYzzeUgObhkExHNVFHAqqfdcn8A
(5) Gullo, Marcelo (2010). La insubordinación Fundante. Breve historia de la construcción delpoder de las naciones. Pág 31

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