El Chasque Nº 76. ¿Que se oculta tras la Libertad Responsable?

14/05/2021

Hoy más que nunca vivimos en medio de la incertidumbre y la falta de certezas producto de la pandemia y la profundización de la crisis económica y social. Es el signo y característica de la época donde la peste recorre el mundo entero. Y no estamos al margen de esas sensación que empuja a aferrarnos a lo inmediato, a aquello que podemos prever y controlar, como si eso nos colocara a salvo de este cataclismo. Ese estado de ánimo, de creer inocentemente que se puede volver al momento en que nos encontrábamos previo a la pandemia, ha sido interpretado y aprovechado por parte de la derecha y principalmente el herrerismo, para lanzar una ofensiva ideológica en respuesta a la actual situación apoyándose en el discurso de la tan mentada y famosa “libertad responsable”. No pretende simplemente dar respuesta a los aspectos referidos a la pandemia, es más ambicioso ya que esta visión ideológica pretende abordar y regular todo los ámbitos de la actividad social. Sobre ella cabalgan nuevamente las fuerzas reaccionarias con la pretensión de desplazar y sustituir definitivamente la herencia cultural e identitaria constituida por ese crisol conformado por las ideas batllistas, el ideario artiguista y las corrientes marxistas. Se trata de reafirmar una hegemonía cultural e ideológica donde lo que vale es la actitud individual para enfrentar la vida, que traducido al criollo significa, que cada cual se arregle como pueda.

Esta frase aparentemente lógica y de “sentido común” apunta a ocultar la existencia de las clases sociales y sus contradicciones. De la Herencia depende «la actual distribución de la riqueza, condicione no controladas por las personas y no del mérito personal», «esfuérzate y gana». El lugar donde se nace «va a determinar más que cualquier otra variable» (Juan Geymonat.La Dairia 8/05/2021, pag.7) Con esta explicación la lucha de clases desaparece. El lugar que ocupamos en la sociedad depende más del esfuerzo y la voluntad que mostremos para conquistar los sueños propuestos que por el lugar de pertenencia social. En resumen, nos dicen que “querer es poder”; es el esfuerzo individual lo que determina el éxito o el fracaso y la desigualdad no la promueve el capitalismo, sino nuestra actitud frente a la vida. Por lo tanto la pobreza es un “estado del alma” que imposibilita elevarse y superar esa situación.

Vemos que este concepto que hoy pretende instalar la derecha y los sectores retrógrados en nuestro país se emparentan con el discurso de la derecha y la ultraderecha madrileña que acaba de ganar las elecciones en la capital española.

En España, con un gobierno socialista que ha llevado adelante una serie de medidas de reducción de la movilidad social y por otro lado cierta demora en la aplicación de las respuestas a los sectores mas afectados y al mundo del trabajo (trabajadores y pequeñas y medianas empresas) dieron pié al PP y a VOX para impulsar una campaña bajo la bandera de la libertad contra (según la derecha española) “la inseguridad (incertidumbre) económica y social provocada por elfanatismo sanitario” del gobierno del PSOE y Unidas Podemos.

Hay un mismo sello ideológico en los discursos de Trump, del Brexit, la ultraderecha francesa, Bolsonaro, Iván Duque en Colombia y otros como Varga Llosa, que de “liberal” pasó a ser fujimorista en el marco de las elecciones en Perú.

A nivel mundial existe un conjunto de organizaciones e instituciones que promueven este discurso de la derecha y del gran capital para conformar un cuerpo ideológico que sustente y justifique un sistema capitalista en decadencia y crisis cada vez más profundas.

Ayer Chile, hoy los colombianos movilizados y en lucha ponen en jaque y muestran nuevamente el fracaso de esas políticas neoliberales y su sostén ideológico basado en el ultra liberalismo. El saqueo del capital, la actividad privada sin límites barriendo con todas las políticas públicas y la profundización de las desigualdades conlleva a la participación popular, que tomando las riendas de su destino, no tiene otra salida histórica que la sublevación y el levantamiento contra las clases privilegiadas y el gran capital. Hoy Colombia ha dicho basta y en ese contexto hay en proceso la conformación de un espacio de articulación de los sectores de la izquierda y democráticos para hacer frente común contra Iván Duque y la mafia ultraderechista y asesina representada por Álvaro Uribe.

Siempre se trata de la batalla por las ideas.

La derecha creó un discurso donde ellos y los madrileños estaban llamados a ser los defensores de “la libertad”, dando certezas y trazando un estilo de vida diferente al resto de país y opuesto a la supuesta amenaza del gobierno progresista central promotor, eso sí, de la inseguridad y la incertidumbre. Al igual que Lacalle Pou que le preocupa la “propina del mozo”, Ayuso calificó las medidas sanitarias necesarias de confinamiento para evitar más muertos como un ataque a la «libertad empresarial», potenciando aun más el miedo por parte de los trabajadores y sectores medios empresariales al cierre y a perder los trabajos en caso de aplicarse. Por eso la ultraderecha española vinculó su campaña a la inseguridad y el PP a su supuesta capacidad por mantener funcionando la economía en Madrid.

Al igual que el triunfo de la derecha en Madrid al grito de libertad, el discurso de la “libertad responsable” de Lacalle Pou implican la negación de la responsabilidad del Estado en la vida de la gente, el debilitamiento de las políticas públicas frente al mercado y a la desprotección y pérdida de derechos por parte de los trabajadores y amplios sectores de la sociedad frente al capital.

Esta falacia “libertaria” encierra un profundo oportunismo y manipulación producto del agotamiento emocional respecto a la pandemia, en la cual la gente lo único que quiere es volver a lo de antes y tener “cierta estabilidad” y certezas. Una esperanza de salvación individual donde “sobrevivir” a la pandemia depende de uno mismo, sin importar lo que le suceda al otro, es en el fondo una perspectiva irreal, ya que, como ha demostrado esta crisis, la única forma de enfrentar estas amenazas ha sido mediante el esfuerzo conjunto de la sociedad expresado en los servicios públicos.

Visto esto podemos inferir que los niveles altos de aprobación hacia Lacalle se vinculan principalmente a que importantes sectores de la población fueron conquistados para este discurso de la “libertad responsable” como eje central de la cual depende la existencia misma de la humanidad. Si falla ella entonces falla la humanidad, afirmó nuestro presidente en conferencia de prensa. Ante el miedo de no poder trabajar o perder el trabajo, el discurso de la “libertad responsable” es más funcional y oportunista frente a esa necesidad de seguridad, haciendo realidad en la cabeza de la gente de que la irresponsabilidad es del otro en la medida de que “yo me cuido”.

Para ellos es estratégico consolidar la idea de que la responsabilidad para evitar el covid-19 recae en el comportamiento individual, en las conductas personales y no en la aplicación de políticas de Estado. De esta forma los muertos no tienen el mismo peso si se entiende que son producto de la irresponsabilidad o mal uso de “la libertad responsable” que si es fruto de la incapacidad del gobierno para gestionar la pandemia. Por lo tanto las muertes entran dentro del daño colateral que se debe pagar por los niveles de irresponsabilidad individual y la necesidad irrenunciable de mantener la economía funcionando.

”¡Algo habrán hecho!” comentan algunos.

Mientras ciudadanos preocupados y temerosos denuncian aglomeraciones y ven al otro como culpable, el gobierno, a lo Poncio Pilato, se lava las manos para no contagiarse de la culpa.

Allá en Madrid, aquí en Uruguay los medios hegemónicos también fueron de la partida.

Programas de entretenimiento, pasando por los informativos, los medios principales de Madrid le dedicaron un fuerte apoyo a Ayuso presentándola como la heroína de la libertad, de un Madrid como la cuna de la meritocracia y del éxito. En Uruguay vemos todos los días como los medios de la derecha dedican horas en tratar de convencernos de que estamos geniales, que las muertes son inevitables porque es fruto de conductas irresponsables, que los CTI no están desbordados y ya se sabe, no es posible tomar medidas de restricción en la movilidad porque es ir contra los que dependen de la propina, etc. Ya los vimos operar durante las elecciones y no debería llamarnos la atención porque siempre actuaron del lado de la oligarquía y en contra el pueblo.

Como Frente Amplio ¿dónde poner el acento?

Tenemos claro quien es el enemigo principal del pueblo. Esa oligarquía financiera que representa el 1 por ciento de la población más rica en Uruguay y que concentra el 50 por ciento del ingreso de los sectores más pobres y su riqueza proviene básicamente de utilidades y rentas. Así lo describe Juan Geymonat investigador en su publicación “Los de arriba: estudios sobre la riqueza en Uruguay”.

Es necesario combinar la lucha a nivel local y de cada lugar con la batalla por alcanzar las firmas necesarias para impulsar el plebiscito para derogar los 135 artículos de la LUC. Debemos destacar el esfuerzo de miles militantes y el logro de 450 mil firmas. Resta dos meses para alcanzar la meta y esta debe ser la tarea central de los frenteamplistas. Este objetivo debe poner en pié a las coordinadoras y a los comités de base como motores centrales para alcanzar el objetivo.

Uruguay:Marcha del Silencio

A su vez el 20 de mayo se cumple una nueva fecha de la marcha del silencio y que, al igual del 2020, será realizada de forma virtual por medio de múltiples acciones a expresarse a través de la redes sociales. Más allá de las formas es un compromiso con la verdad, la memoria, con la justicia; una acto de reafirmación de la democracia y nunca más dictadura. La memoria y el nunca más no es de una vez y para siempre, se debe construir todos los días.

Como pueblo debemos estar alertas ha todo intento de desmerecer la democracia y torcer los hechos históricos como hace poco el Ministro de Defensa lo intentó en la comisión de defensa del Parlamento, manifestando que el PCU había apoyado el golpe de estado. Es claro que también esto es parte del intento de cambiar los hechos históricos e instalar un nuevo relato que busca desprestigiar al Frente Amplio. A su vez se hace sospechoso que nuevamente encuentran documentos ocultos previo a la marcha como sucedió en el 2020. Muestra por un lado que ellos sabían de su existencia y a su vez deja en claro y de forma manifiesta que el Ejército como institución es cómplice en el ocultamiento de la verdad.

Nuestra certeza es la lucha. Convocamos a todos los uruguayos a firmar para plebiscitar y eliminar los 135 artículos de la LUC y el 20 de mayo a expresarnos por verdad, memoria, justicia y nuca más dictadura.

¡Luchar hasta vencer!

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