Julio Castillo
El Chasque 112
17/11/2023
Falleció Danilo Astori. No vamos a agregar nada nuevo a lo dicho sobre su persona, su trayectoria académica, política o sobre su capacidad intelectual y profesional. Fue una figura permanente en los gobiernos del FA y protagonista en el acierto como en el error de un período histórico novedoso el cual vivió Uruguay durante 15 años. Con la mayor modestia posible hemos discrepado en muchos temas con el enfoque político del camino económico aplicado durante ese período y en otros hemos coincidido. Pero en realidad nos interesa algunas cuestiones que se han dicho interpretando el legado de Astori luego de su muerte
Hemos escuchado en alguna entrevistas que “modernizó la izquierda uruguaya” porque se entendió la importancia de la “macroeconomía” y de los aspectos relacionados a la “política fiscal”. También se ha dicho que ayudó al Frente Amplio a renovarse. En una entrevista fines de marzo afirmó: “Busqué la modernización ideológica del Frente Amplio, no llegó tan lejos como yo quería y como la realidad está pidiendo. La derrota electoral en las últimas elecciones es prueba de que no se modernizó lo suficiente” Con todo respeto discrepamos con la idea que se perdió la elección última por no “modernizarnos lo suficiente”, por el contrario, perdimos por no responder a las necesidades concreta que exigía el pueblo en ese momento. Se mantuvo una política de “más de lo mismo” y a decir verdad se agotó frente a las expectativas de la gente.
También exigía la modernización de la organización política para “compatibilizar la diversidad con la unidad”. Hasta el propio Sanguinetti señaló como legado la modernización del Frente Amplio. Y como rasgo de esa modernización se destaca el haberle incorporado a la izquierda la capacidad de “hablar con el otro”. Izquierda en este país existe desde hace mucho tiempo, inclusive con representación parlamentaria. Decir que ahora somos modernos es implícitamente decir que antes éramos antiguos. Esa izquierda histórica desde mucho tiempo antes de Astori, supo “hablar con el otro”, acercar posiciones, construir un programa común para conformar la unidad popular y la unidad de la izquierda uruguaya.
No es casualidad que marxistas y cristianos (más diversos que eso no hay) estén juntos y el FA es hoy por hoy la máxima expresión de esa capacidad. Una izquierda más moderna que eso, difícil encontrar.
Según algunos siempre estuvo un paso delante del Frente y otros afirman que la elección de Astori como ministro de economía por parte de Tabaré le dio al país y a las personas la certeza y seriedad necesaria para que confiaran en la izquierda. Nuestra opinión difiere con muchas de estas visiones que en el fondo pretenden ocultar la labor de los pueblos y la acción colectiva en los procesos históricos y solamente destacan el papel del “caudillo” y no del “conductor”. Vale aquí traer la visión existente sobre la figura de Artigas. Héroe y caudillo o “conductor de los pueblos libres” como parte de un todo, de un gran movimiento popular y revolucionario.
Esta construcción sobre el papel de los individuos desconociendo las circunstancias materiales objetivas y subjetivas en la que se desenvuelven y son moldeados, refuerza la idea de que todo radica en la fortaleza y voluntad individual. Los individuos son importantes en la medida que tienen la capacidad para interpretar el momento dado y las necesidades de las grandes mayorías en los procesos históricos, pero sin pueblo atrás son eso, simples individuos con determinadas ideas.
El FA nació como expresión y síntesis de un largo período de lucha del movimiento popular que forjó la unidad de la izquierda creando una nueva alternativa para el pueblo y rompiendo definitivamente el bipartidismo. Sus dirigentes en todos los niveles nacieron de esa lucha y de esa materialidad histórica que les tocó vivir y los colocó en ese lugar.
Señalar que Danilo estaba un paso adelante es ubicarlo por fuera del fenómeno político, siendo imposible estar por delante de algo en el que fue objeto y sujeto del propio hecho político. En definitiva, Astori fue creación del propio proceso de unidad de la izquierda en el Frente Amplio, ni más ni menos.
Hace un tiempo atrás escuchamos a Tabaré hablar de cambios o modificaciones en los aspectos ideológicos del Frente Amplio. Ahora también escuchamos a personas que hacen mención a dichos de Astori referidos a determinados logros (no suficientes) en la “modernización ideológica” del Frente.
Honestamente se nos hace complejo entender a que se refieren con “modernizar una ideología” ¿Es posible que una ideología se modernice?. Nos quedaremos sin saber.
Como dice en su declaración constitutiva: “El Frente Amplio es una fuerza política de cambio y justicia social; de concepción progresista; democrática, popular, antioligárquica y antiimperialista; y conforma una organización para la acción política permanente con el carácter de coalición y movimiento sobre bases de respeto recíproco de la diversidad ideológica, funcionamiento democrático y unidad de acción”.
A su vez el FA reivindica su herencia artiguista en la lucha por la pública felicidad, en la confianza en el pueblo como sujeto de cambio y respeto irrestricto a la decisión popular.
Las ideas de la revolución francesa, “Liberté, Égalité, Fraternité” unidas al federalismo, al derecho de los pueblos a su autodeterminación, fueron y son la base que dio origen a las ideas artiguistas. Evidentemente a pesar de los años que han trascurrido, en este período de corrupción y de fuerte presidencialismo han cobrado mayor fuerza. Entonces “Mi voluntad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana”, frase profundamente democrática dicha en el Congreso de abril de 1813 por Artigas sigue siendo vigente y sin fecha de caducidad.
Estos elementos unidos a la solidaridad, el amor por el otro, la lucha contra toda injusticia, la emancipación del la humanidad de toda opresión y en la creencia junto a Rosa Luxemburgo de que es posible construir “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” son los pilares que constituyen el tronco ideológico del frenteamplismo. Por esta razón los sectores de la derecha recalcitrante, la oligarquía y sectores fascistas pretendieron por medio de un golpe de Estado retrasar lo que era inevitable, el triunfo del Frente Amplio.
Estas interpretaciones en general provienen de afuera con la intención de querer mostrar que fue gracias a una supuesta modernización que el FA logró ganar las elecciones, En realidad nos olvidamos de la crisis brutal que vivió el país en el 2002, el descrédito del pueblo en los PPTT y la experiencia frenteamplista en la Intendencia de Montevideo. Cuando se habla de que la izquierda comprendió la “macroeconomía” , en el fondo se está diciendo que debemos supeditar todo cambio a las coordenadas macroeconómicas, es decir, la economía sustituye a la política, por lo tanto no es posible subvertir lo ya dado, salvo que funcione dentro de un espacio fiscal determinado. Por lo tanto, por fuera de ese espacio, no es posible realizar nada.
Para estas personas estos temas son aspectos que modernizaron a la izquierda, cuando en realidad, los Partidos Tradicionales jamás se ciñeron a la macroeconomía ni al famoso espacio fiscal. Hoy tenemos el ejemplo cuando vemos como se incrementó el gasto violando todo espacio fiscal; mayor deuda y con una caída en la inversión del Estado en el desarrollo de políticas sociales.
Si modernizarnos ideológicamente significa ingresar en el statu quo, en parecernos a la derecha, entonces dejaríamos de ser una fuerza de izquierda. Si no somos capaces de cuestionar el poder de la oligarquía y de quienes la sostienen y no proponemos un futuro donde lo importante sea la “publica felicidad”, entonces efectivamente habremos sido derrotados por “la modernización de la ideología”.
