El Chasque 118
29/12/2023
“Sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario” Ernesto “Che” Guevara
¿Qué podemos decir?
Antes que nada agradecer a quienes hacen posible que los viernes se publique El Chasque, así como quienes colaboran con sus artículos; todos ellos imprescindibles y necesarios en la batalla de ideas que libramos contra la propuesta hegemónica del capitalismo.
Con mucho esfuerzo intentamos poner en debate temas referidos a la crisis del capitalismo, al avance de las ultraderechas, neofascismos y neoconsrvadurismo con su guerra santa contra todos los grupos que no pertenezcan a “la gente de bien” incluyendo a los pobres, migrantes de todo tipo, políticos y política, y otros actores liberales como respuesta a la misma. A su vez debatimos en como se proyectan y posicionan las fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda para derrotar la deshumanización y degradación total creando nuevas perspectivas para superar el capitalismo.
El capitalismo nos hace creer que la libertad es la libertad del mercado, es la libertad de ser explotado o esclavizarse a un trabajo emprendedor, mientras la verdadera casta, la económica, arrasa con la riqueza creada por el pueblo. Las clases dominantes aliadas al capital financiero que gobernó anteriormente y hoy lo vuelve hacer, representada en Uruguay por una supuesta Coalición Republicana, busca sacar el mayor beneficio posible en el menor tiempo posible. No tienen ni tuvieron nunca vocación de construir un proyecto de país. Mejor dicho, su proyecto es libertad para explotar. No les importa otra cosa. Llegan, se la llevan y se van. Son depredadores porque es su condición.
Lo vemos en el apoyo de las cámaras empresariales a la reforma jubilatoria que descarga el ajuste exclusivamente sobre los trabajadores y con la obligación de trabajar más años para jubilarse, cuestión de exprimir hasta el último aliento de vida del laburante.
Se expresa en la política salarial y en los consejos de salarios, donde el Ejecutivo apoya permanentemente a las patronales. La pérdida salarial, irrecuperable significó una gran transferencia regresiva a favor de las clases dominantes.
Es una constante de los gobiernos “liberales” el impulsar medidas de ajuste económico sobre las espaldas de los trabajadores. Francia con la reforma jubilatoria, ahora Argentina en su versión más violenta.
Percepción- Realidad
Vivimos realidades construidas desde la intervención digital que la trastocan y distorsionan. Esas máscaras la ocultan, la tergiversan y lo que creemos que es, no es otra cosa que la percepción de ella.
Si tomáramos exclusivamente las selfies que saca el Presidente Lacalle Pou con las personas para dar una opinión sobre la realidad podríamos decir que en Uruguay son todos felices y comen perdices. Esas fotos se reproducen por miles y quien, a partir de ese hecho, cree que la realidad es la selfie, entonces inevitablemente construirá una percepción deformada del país.
Interactuando en las redes sociales nos sentimos más libres porque podemos ser “muchos otros”. Es ahí, en esa actitud amistosa y seductora que se hace invisible su dominación, ni siquiera somos conscientes de ese hecho.
El capitalismo empuja a desregular el trabajo, a fraccionarlo por medio de la aplicación de nuevas tecnologías. El trabajador aislado del resto deja de ver la totalidad del proceso de producción, de su carácter social, provocando un extrañamiento con el producto final y de esa manera ingresando en la alienación sin sentido del trabajo y la repetición exclusiva de determinadas tareas. Lleva y trae objetos, comidas, personas… Escribe códigos para un juego, para un robot, para un arma secreta… sin saber para que hace lo que hace. El trabajador aislado se cree más libre… dice que no tiene horarios ni patrón, compite en el mercado contra otros trabajadores, mientras el capitalista disfruta y se felicita por haber convencido al explotado de que es bueno ser explotado.
El capitalismo y las derechas han logrado distorsionar la realidad de tal manera que los responsables de las injusticias son los trabajadores y no los que explotan y acumulan riquezas.
Aquí, en la tierra de José Pedro Varela, creador de la enseñanza pública gratuita, laica y obligatoria han convencido a amplios sectores de la población que la educación privada es mejor. En definitiva se construye el concepto de que mis hijos son “diferentes” al resto y tengo que hacer lo mejor por ellos. Por lo menos dejarle relaciones sociales que le sirvan para el futuro. En el fondo es el rechazo al pobre, al humilde, al montón, a los que no tienen ni tendrán oportunidad en la vida a “ser alguien”. Enviar a los hijos a la educación privada crea la ilusión de ser parte del statu quo, de pertenecer a un grupo privilegiado. Sin embargo la mayoría de ellos serán explotados y esclavizados por quienes son verdaderamente la casta económica.
Esta inversión de la realidad pone al pobre culpable de la pobreza, al pueblo palestino por sublevarse ante la usurpación de sus tierras y hacer que el Estado de Israel se vea obligado a asesinar a 20.000 personas y a 8000 niños, al aborto por la baja en la natalidad y los feminicidios es culpa de la “ideología de género” que divide a las familias.
La gran mentira
El capitalismo se presenta como la creación superior y última de la humanidad luego del derrumbe del campo socialista. Es el fin de la historia y el fin de las ideologías porque “ya no son necesarias y han sido sustituidas por la economía”.
En palabras de Fukuyama: «El fin de la historia significaría el fin de las guerras y las revoluciones sangrientas, los hombres satisfacen sus necesidades a través de la actividad económica sin tener que arriesgar sus vidas en ese tipo de batallas»
Ante esta propuesta aparece la “democracia liberal” como única alternativa en la organización social. Sin embargo estas democracias liberales tan alabadas son una gran mentira e incapaces de solucionar las grandes tensiones y contradicciones que provoca el sistema.
“…El liberalismo es una mentira que se cree ella misma verdad, que se sueña como verdad, que, aún más, jura ser la única verdad posible. El liberalismo no tiene necesidad de engañar a nadie porque es el engaño mismo, incluso contra él mismo. Para un liberal no hay nada más natural que alabar la libertad de inversión de una empresa que ha arrasado con decenas de miles de hectáreas de bosque, o destruido a gran escala arrecifes de coral, y formar parte de una ONG ecologista para la protección de la mariposa monarca o la vaquita marina. El liberal puede, sin percibir la menor contradicción en ello, apoyar el bombardeo de un país «incivilizado» en pos de la «democracia» mundial o en defensa de los «derechos humanos», y luego adoptar a los niños huérfanos que ha generado esa misma invasión como un acto de «humanismo» o «filantropía». ¡El humanismo liberal vale incluso en contra de la humanidad a la que busca salvar! No se puede ser liberal sin soñar con el progreso científico, tecnológico y económico del mundo; con la «educación universal», con la «salud universal»; y al mismo tiempo, sin mediación alguna, sin la menor distancia, aplaudir la privatización de geografías enteras que condenan a muerte a millones de sujetos pauperizados. Para que se entienda mejor: el liberal es capaz de ver directamente la cara de la realidad, las migraciones masivas, las hambrunas continentales, la pobreza extrema, la contaminación de los mares, las guerras subsidiarias, la violencia homicida en todas partes del mundo, el narcotráfico, la criminalidad creciente en los países más «atrasados», y sostener que todo ello, que toda esa catástrofe que él mismo ha producido, que esa realidad inmunda que ha generado con sus propias manos, no es más que la consecuencia inevitable de… ¡la falta de más liberalismo!” (Carlos Herrera de la Fuente Fragmento de “LA CONSTRUCCIÓN IDEOLÓGICA DEL LIBERALISMO”)
Nuestra razón de ser
Tenemos esperanzas en tanto exista la convicción y la lucha por un mundo mejor, de un Uruguay donde “la dignidad se haga costumbre”. Es necesario que el Frente Amplio tenga claro la responsabilidad que enfrenta ante su historia, ante el pueblo uruguayo y principalmente ante el futuro. Somos una fuerza de izquierda que luchó contra el fascismo y la dictadura. Cientos de mártires, desaparecidos y miles de torturados hablan claramente de nuestro pasado y no podemos traicionarlo. Se vienen nuevas luchas y hay que templar el corazón y aclarar la razón para recordar que no se trata de parecernos a los Partidos Tradicionales para demostrar nuestro apego a la democracia y a la libertad.
Nacimos por la esperanza y vamos hacia ella. Debemos desplegar nuestras ideas y animarnos a ser una fuerza revolucionaria, que cuestione y confronte la lógica capitalista, la corrupción, el Estado clientelar, ciertas formas de hacer política. No podemos tener miedo a poner al pueblo en lucha y movilizado, como protagonista de su destino. Solo así podremos avanzar hacia nuevos horizontes.
Sabemos que el capitalismo no va a caer por su propio peso. Creemos que más que nunca es necesario unir a los desposeídos y explotados, al pueblo en general sometido por el gran capital, forjar organización política para luchar contra las élites depredadoras, la verdadera casta del capitalismo y avanzar hacia la construcción de otro mundo “…donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” (Rosa Luxemburgo)
Somos frenteamplistas y seguiremos luchando para llevar adelante la voz del pueblo, de los humildes, con firmeza y coherencia. Es verdad, no hay revoluciones tempranas, crecen desde el pié. Construir una verdadera alternativa democrática y popular es poner al pueblo a gobernar y desplazar del poder a los sectores que se oponen a la “pública felicidad”. Con el pueblo todo, sin el pueblo nada. Ahí estaremos.
Por un 2024 cargado de triunfos populares les desean los integrantes de El Chasque
