Entre la “Interpelación del progreso: la paradoja del desarrollo uruguayo” de Fernado Esponda y “el crecimiento de la torta pa repartir” del Pepe Mujica.

Julio Castillo
El Chasque 125
16/02/2024

El 27 de enero de este año se publicó en La Diaria el artículo escrito por Fernando Esponda, “Interpelación del progreso: la paradoja del desarrollo uruguayo”. Un material importante en la medida que incorpora una mirada más amplia y crítica a la hora de medir el “desarrollo país “. Metodológicamente ya no alcanza con analizar determinados índices “tradicionales” para afirmar si un país se ha desarrollado o no. Según Esponda, para establecer el índice de desarrollo del país es necesario abordar otras dimensiones sociales, medir otros datos para completar el panorama y de esa manera tener una comprobación más cercana a la realidad.

Define metodológicamente un “set tradicional” para medir y diagnosticar si Uruguay progresó en comparación al comienzo de Siglo.

Comencemos por el diagnóstico tradicional. Si del universo posible de indicadores para resumir el desarrollo de un país hubiera que elegir cuatro y sólo cuatro, pienso que el producto interno bruto (PIB) per cápita, el índice de desarrollo humano (IDH), el índice de Gini y el índice de pobreza constituyen un set razonable”.

Luego de analizar los datos alcanzados en el último período y en particular bajo los gobiernos del Frente Amplio se pregunta si efectivamente la sociedad uruguaya progresó. Para eso se sale de la mirada tradicional para explorar otros índices o “set alternativo” Decide ver que sucede en los márgenes o daños colaterales que provoca el sistema capitalista. El otro lado de la sociedad, eso que se ve como resultado de actitudes personales y no se vincula a las condiciones materiales y culturales de la sociedad en la que vivimos.

Dentro del “set alternativo” Incorpora los índices de homicidios, los niveles de violencia, las personas desechadas en situación de calle y los suicidios, que según el comparativo con el comienzo de siglo estamos mucho peor.

Concluye: “Por tanto, la otra cara del desarrollo uruguayo: más presos, más personas en situación de calle, más homicidios y más suicidios. ¿Hemos progresado?”

A pesar de este esfuerzo intelectual de tratar de incorporar otras dimensiones sociales para medir el progreso de la sociedad uruguaya, Mujica, en entrevista a Informativo Sarandí, insistió con el crecimiento del PBI para dar solución a los problemas existentes.

Estos problemas vienen en un “paquete” y “empiezan en el vientre de las mujeres pobres”. Por lo tanto, cree que hay que “proteger el proceso, cuidar a los niños, gastar plata a tiempo”. Sostuvo que estas “son las discusiones” que hay que tener a nivel político.

Tenemos que tener un margen de unidad nacional para entender esas cosas porque después queremos tapar un agujero que ya es difícil de tapar y así sucesivamente”.

En este sentido, dijo que si no se aumenta el producto interno bruto, “no vamos a hacer frente a los problemas sociales que tenemos delante”

En realidad lo dicho por Mujica es una parte de la verdad, la otra, es la que nos muestra el genial Quino con su humor directo. Como Ramón, la gran mayoría del pueblo uruguayo hace rato que la remamos y hacemos crecer la torta para que otros se lleven la mejor parte. Y queda en evidencia con este gobierno de los malla oro.

Uruguay ha crecido en su PBI durante un largo período y sin embargo los temas estructurales no se han resuelto.

En estos tres años 1000 millones de dólares es lo que se transfirió del trabajo al capital. Fueron beneficiados los malla oro por encima de los trabajadores y jubilados.

El presuponer que la injusticia es un tema de falta de voluntad o de la capacidad de “unidad nacional” peca de una enorme inocencia o actúa el personaje que busca la “concordia de los orientales”.

¿Acaso creemos que la pobreza, la violencia, los homicidios, las personas en situación de calle, los suicidios o la pobreza infantil, dependen solamente de una mala o buena gestión de la economía? Suponer eso es creer, como dijo el canciller alemán Schröder, “no hay una economía capitalista o socialista, sino simplemente una economía buena o mala”

¿Alguien cree en su sano juicio y a la luz de toda la experiencia de la humanidad que el capital va a ceder voluntariamente sus beneficios para favorecer a los menos privilegiados?

El Frente Amplio tuvo la oportunidad de cambiar el curso de la historia durante los 15 años de gobierno. Logró modificar algunos aspectos, pero no fueron lo suficiente como para provocar un cambio real, no solamente en la base material sino en los aspectos culturales y en factores negativos que promueve el sistema.

Por lo tanto coincidimos con Esponda de que es necesario, a la hora de medir resultados, incorporar otros índices y dimensiones sociales que las simples parámetros tradicionales. Pero el punto va más allá de la metodología. En el fondo se trata de un problema político e ideológico.

Por eso somos claros en señalar que la diferencia con la derecha no es simplemente como distribuimos los dineros del país, sería reducir al papel revolucionario de la izquierda.

Lo que nos diferencia es el sentido final de lo que queremos para Uruguay. Y para eso no alcanza con hacer crecer el PBI, como propone Mujica. También hay que avanzar sobre la acumulación de la riqueza en pocas manos y poner en discusión el carácter de la propiedad de los bienes nacionales hoy en manos privada. La extranjerización de la tierra, el monopolio de la industria cárnica, etc.

Nuestro papel es llevar al pueblo a gobernar y desplazar a los malos orientales que son responsables históricos de la injusticia y desigualdades que sufre una parte mayoritaria de nuestro pueblo. La revolución artiguista tuvo un carácter popular desde el comienzo. No fue solamente la lucha contra toda intención autoritaria de coartar las libertades de los pueblos o sacudirse las tiranías extranjeras, fue por encima de todo pueblo decidiendo su destino y luchando “para que los más infelices fueran los más privilegiados”.

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