César Barretto Luchini
El Chasque 127
01/03/2024
El prestigioso sociólogo francés Pierre Bordeaux decía que » el lenguaje crea realidad». Este gobierno ha llevado a un extremo este concepto a través de un permanente manejo de los temas de gobierno a través del marketing y campañas a través de los medios hegemónicos que han operado como espesas cortinas de humo para ocultar la real realidad y poder llevar adelante sus verdaderos objetivos donde siempre aparecen sospechas de negociados y favoritismo hacia amigos, correligionarios y «socios» como Katoen Natie.
En el caso de la educación el gobierno había propuesto entre otras cosas nunca concretadas la construcción de 136 liceos modelos y otras medidas que se expresaron en la LUC.
En el discurso canalizado a través del colorado Robert Silva al frente de la Administración Nacional de Educación Pública y el ministro de Educación y Cultura da Silveira se prometió un cambio en la educación bajo el pomposo título de Transformación Educativa. Pero en los hechos se trató solo de un dispositivo propagandístico carente de contenido. Mucho ruido y ningunas nueces.
Lo real es que este gobierno recortó en 150 millones de dólares el presupuesto para la educación primaria, secundaria, técnico profesional y formación docente. Es una cifra muy importante que no permite concebir ninguna mejora o cambio cuando lo único real es el recorte.
Recorte en salarios, en inversiones, en alimentación escolar, en materiales y mantenimiento de la infraestructura.
No es sólo el brutal descenso del presupuesto sino el absoluto desprecio por la opinión de todos los colectivos docentes que sin excepción rechazaron la supuesta » transformación».
Pero al empobrecimiento de ANEP hay que agregar el recorte presupuestal a la UdelaR en un monto superior a 50 millones de dólares.
Con ello menos becas, menos horas para dedicación exclusiva de investigadores, menos obras, menos desarrollo de la UdelaR en el interior y falta de recursos y materiales.
La transformación educativa se trató de imponer también a través del disciplinamiento de los sindicatos docentes y gremios estudiantiles de los que el ataque a los estudiantes del IAVA ha sido un paradigma.
Lo cierto es que el gobierno no tenía ninguna idea para mejorar la educación pública sino todo lo contrario con el fin de favorecer un modelo privatizador y antipopular.
Si no han avanzado más en sus planes de desmantelamiento de la educación pública es por la lucha permanente de los trabajadores de la educación y los estudiantes organizados.
En pocas palabras este gobierno trató de mostrar como un avance el otorgamiento de unos «certificados» que mágicamente otorgarían carácter universitario a los docentes a través de una prueba de un par de horas lo cual es un completo fiasco.
Además han generado caos en los procesos de elecciones de horas gracias a los métodos autoritarios de ‘ordeno y mando’ donde no se escucha la opinión de los propios docentes.
El próximo gobierno deberá sin duda encarar el desafío de dar un giro esperanzador a la educación pública para impulsar los cambios que cimenten el desarrollo sustentable de nuestro país.
Eso implica dejar atrás todo este simulacro de la «transformación educativa».
