Nacho Ibáñez
descifrandolaguerra.com
El Chasque 141
7/06/2024
Tres décadas después de la victoria de Nelson Mandela en las elecciones de 1994, que marcaron el fin del sistema de segregación racial, el Congreso Nacional Africano (CNA) ha perdido su mayoría absoluta. Tras el escrutinio de las elecciones a la Asamblea Nacional, celebradas el 29 de mayo, el CNA obtuvo el 40,2% de los votos y 159 de los 400 escaños del parlamento sudafricano. Así, si Cyril Ramaphosa desea renovar su mandato al frente del gobierno, deberá negociar con uno o más partidos de la oposición por primera vez en la historia del CNA.
La corrupción, los apagones provocados por la compañía eléctrica estatal y las elevadas tasas de desempleo son algunos de los motivos que explican el desencanto de los sudafricanos hacia el CNA, especialmente entre aquellos nacidos después del apartheid o para quienes los 80 años de lucha de esta organización son ya un recuerdo lejano. Treinta años después de su primera victoria electoral, la población blanca sigue acaparando tierras y medios de producción, perpetuando la extrema desigualdad respecto a la población negra.
El segundo en votos y escaños ha sido Alianza Democrática (AD), un partido liberal y conservador que cuenta con un amplio respaldo entre la minoría de población blanca. Con el 21% de los sufragios, AD se ha hecho con la victoria en la provincia de Cabo Occidental, aunque no ha conseguido mejorar los resultados respecto a las elecciones de 2019. Su candidato, John Steenhuisen, es el favorito de los mercados y de los países occidentales para pactar con el CNA y ya ha señalado que iniciará “conversaciones con otras personas”. Sin embargo, para las bases del CNA sería difícil de explicar un posible pacto con un candidato afrikáner.
La pérdida de apoyo del CNA ha sido capitalizada principalmente por un nuevo partido, uMkonto we Sizwe (MK). Con el nombre del antiguo brazo armado del CNA, fue creado en 2023 por el expresidente Jacob Zuma tras ser expulsado de la formación oficialista por diversos casos de corrupción. Recientemente, fue inhabilitado por una condena por desacato a un tribunal y ya ha asegurado que una de las condiciones para pactar con el CNA debe ser la salida inmediata de Ramaphosa. Con un 14,6% de los sufragios en el conjunto del país, el MK incluso se ha hecho con la victoria en la provincia de KwaZulu-Natal, territorio natal de Zuma. En esta región, el partido nacionalista zulú, Inkatha Freedom Party, ha sido tercera fuerza, acercándose mucho a los resultados del CNA.
A pesar de que las encuestas les vaticinaban mejores resultados, el partido Luchadores por la Libertad Económica de Julius Malema no ha llegado al 10%, por lo que, de acordarse un pacto con el CNA, deberán recurrir también a alguno de los partidos minoritarios. Con un programa económico basado en la nacionalización de bancos y empresas mineras y en la expropiación sin compensación de tierras a los blancos, pactar con el exlider de las juventudes del CNA podría ser lo más factible a cambio de ciertas concesiones. La principal sería la ley sobre expropiaciones, pendiente únicamente de la firma de Ramaphosa para ser aprobada definitivamente.
En una visión general, las elecciones dejan un mapa político mucho más fragmentado, desdibujando el concepto de “nación arcoiris”. La población zulú, principal grupo étnico, ha seguido unas dinámicas de voto muy distintas al resto del país, dejando atrás el masivo apoyo a la unidad sudafricana que parecía dominar en la Sudáfrica post-apartheid. El sentimiento de pertenencia étnica y el recuerdo del Reino Zulú siguen pesando mucho en esta comunidad, que vio cómo en diciembre de 2023 un tribunal declaraba ilegal la coronación de su nuevo rey Misuzulu Kazwelithini. Por otro lado, también han ganado peso partidos de extrema derecha o con un discurso basado en la crítica a la inmigración.
No cabe ninguna duda de que el CNA va a seguir gobernando en Sudáfrica, ya que, a pesar de la pérdida de votos, sigue siendo la fuerza principal con una amplia diferencia sobre la segunda. Está por ver si lo hará con Ramaphosa al frente y si vuelve a liderar el país estableciendo un pacto a la derecha o a la izquierda. Con quién lo haga puede marcar el futuro inmediato de la formación, que ve cómo la población se rejuvenece y ya no puede seguir viviendo del rédito de la lucha contra el apartheid. La sociedad sudafricana exige cambios y el CNA deberá escoger si radicalizar sus medidas para luchar contra la desigualdad u optar por el continuismo.
