Socialismo con características chinas

Pablo Reveca
El Chasque 144
28/06/2024

Muchos autores, casi todos “occidentales” dicen que en China no hay socialismo y otros plantean –incluidos muchos autores chinos- que se está en una etapa de transición del capitalismo al socialismo y que se está construyendo un socialismo con características chinas.

Deng en la década del 20 del siglo pasado estudió economía en la URSS y vivió la polémica entre Bujarin y Preobrazhensky -1924 a 1929- sobre la transición antes emocionada, en un país de fuerte raíces agrícolas y escaso desarrollo de la industria.

La RPCH en octubre de 1949 era un país de campesinos con peso aún menor de la industria que la URSS de los años veinte. Cuando hablamos de este tema las comparaciones pueden llevarnos a posiciones escolásticas, dado que los contextos internos y externos son muy diferentes.

Preobrazhensky sostenía que existía una contradicción antagónica entre el principio de planificación del sector socialista de la economía y el sector privado predominante en la agricultura. Bujarin reivindicaba el uso de las relaciones mercantiles, debidamente reguladas por el Estado, porque podían ayudar al desarrollo de las fuerzas productivas y al mantenimiento de la alianza entre obreros y campesinos. No voy a incursionar en el debate antes mencionado pero si adelantar mi modesta opinión: ambos adolecen de una visión escolástica y poco dialéctica, lo que no va en mengua de un alto nivel de discusión, que fue la última antes de la consolidación del poder en Stalin.

Las diferentes valoraciones sobre el socialismo con características chinas, dependen en gran medida de como los autores entienden el concepto de socialismo y del proceso que lleva a su conformación.

Para Landsberg, Paul Burkett y Martin Hart las reformas de mercado en China son una renovación capitalista. En cambio autores como Thomas Palley habla de una economía de no mercado y un sector privado sujeto a un fuerte control estatal.

Samir Amín hasta último momento ha sostenido que China está en lo que él considera una larga ruta hacia el socialismo. Aclara que el socialismo no se puede construir de un día para el otro, sino que es el resultado de un proceso contradictorio que se configura en un largo proceso. Pero esto lo ve más como algo a alcanzar. Amín dice que el proyecto no es capitalista, pero que eso no quiere decir que sea socialista en estos momentos. Para él el proyecto tiene como rumbo el socialismo.

Barry Nughton propone un conjunto de características para que se hable de economía socialista.

1-Control estatal sobre los recursos que mayor peso tienen en la dinámica y estructura económica, que garanticen el principio de que cada uno reciba según su esfuerzo. Deben jugar papel relevante la propiedad pública, la propiedad con diferentes niveles de socialización, la capacidad reguladora del Estado y de redistribución de los ingresos.

2- La sociedad socialista y su Estado tiene objetivos diferentes a una economía capitalista y debe usar los mecanismos mercantiles para lograr sus objetivos.

3-El desarrollo de las fuerzas productivas debe beneficiar a la población mejorando el nivel de vida y respetando el medio ambiente.

4-La población debe tener cada vez más participación en las decisiones económicas y se debe avanzar hacia una democracia con mayor protagonismo de la gente.

Para Samir Amín es clave el mantenimiento de la propiedad colectiva de la tierra; la construcción de una industria moderna; el sostenimiento de la propiedad estatal sobre los sectores claves de la economía, donde son más importantes las cadenas de valor; el control del sistema financiero –crediticio; seguir con los criterios de planificación unidos al uso de las relaciones mercantiles; la forma de integración al mercado mundial, donde China mantiene la soberanía económica y se aprovecha de la trasferencia de tecnología y aumenta la cantidad del excedente que retiene.

En líneas generales estas características siguen consolidándose y cada vez más desde la gestión de Xi Jinping, se nota que la superestructura es determinante en el mantenimiento de la dirección principal del socialismo con características chinas.

Nunca un modo de producción se da en estado puro. China no es la excepción. Y menos en medio de un proceso de transición.

Xi Jinping ha sido claro, cuando dice que la contradicción principal no es entre “las crecientes necesidades materiales y culturales frente a la atrasada producción social.” Esa época ha quedado en el pasado y que ahora la contradicción principal es hoy entre “el desarrollo desequilibrado e insuficiente y las necesidades crecientes del pueblo de una mejor vida.” Por eso insiste que China está culminando el proceso de construir una sociedad moderadamente próspera en el 100 aniversario del PCCH y se proponen como objetivo hacia el 2049, transformarse en una nación socialista plenamente desarrollada y avanzada. ¿Alguien duda a esta altura que se pueda alcanzar? Estamos hablando de menos de 30 años. Hemos aprendido, que si de algo dan fe los chinos, es que los planes se vienen cumpliendo. Lo que se dice y planifica, se cumple.

Distintos académicos chinos insisten que la base del socialismo que están empezando a construir está en el alto nivel de desarrollo material, científico y tecnológico. Aquí está una de las características de la época, que hace que el contexto sea otro, no ya de 1928, sino más acá en el tiempo.

El PCCH aprendió de otras experiencias y de las propias. Y han logrado enzarzar un “modelo” propio, que funciona. Y lo han hecho como dijo Xi Jinping, chinizando el marxismo como método de análisis para transformar la realidad concreta.

Este proceso creativo se caracteriza por el estímulo permanente de la innovación a escalas nunca antes vista. Esto es prioritario para alcanzar mejorar los niveles de la sociedad en sus diversos aspectos. Hoy China invierte más en investigación y desarrollo que la UE y EE.UU.

El economista Jeffrey Sachs dijo que China “no solo ha ido solucionando el problema al crear una enorme matriz de distribución basada en trasmisión de voltaje ultra alto (UHV), sino que ahora propone ayudar a conectar al mundo entero con una red global de UHV.”

Se trata de una nueva fase en el desarrollo de las fuerzas productivas, que en plazos históricos breves cambia toda la economía y está empezando a terminar con el mito de la mano de obra barata. Es una nueva fase, que se apoya en niveles de productividad altísimos, con permanente innovación y mano de obra muy calificada. Esto va unido a niveles superiores de educación, a mejoramiento de la calificación de la fuerza de trabajo y de las capacidades en investigación. Y esto está pasando ahora. China es líder en la revolución 5.0.

Pero todo esto tiene resultados medibles. La RPCH ha sacado a 800.000.000 de personas de la pobreza, siendo uno de los grandes acontecimientos de la historia humana. Si en China lo dominante fuera el obtener la máxima ganancia, como en el capitalismo, no hubiera resuelto este tema. El IDH sigue en permanente aumento.

Deja un comentario