La corrupción, una forma de concebir el poder

Julio Castillo
El Chasque 148
26/07/2024

Hemos escuchado la explicación de los hechos de corrupción últimos perpetuados por integrantes del Partido Nacional como una acción lógica en el comportamiento de la derecha que ve al Estado como botín de guerra.

Esta afirmación, aparentemente obvia, desdibuja la génesis del Estado y el verdadero sentido de su existencia como tal. Es, nada más y nada menos, que la expresión jurídica, política y cultural – ideológica para sostener y preservar a la clase hegemónica que le da su forma y contenido.

Por lo tanto el Estado no es una construcción aséptica al margen de las condiciones materiales que lo crearon.

Existe un factor común a lo largo de su evolución y es su contenido de clases; es decir, este nace conjuntamente con la aparición de las clases sociales, siendo la expresión normativa – represiva y cultural que sostiene a la clase dominante de la época para someter al resto. Por lo tanto el Estado es el aparato represivo y de dominación de una clase sobre el conjunto de la sociedad, con el objetivo de llevar adelante la explotación y apropiación de la riqueza creada por las clases subalternas. En el desarrollo de la civilización podemos destacar el surgimiento del Estado con las primeras sociedades esclavistas, luego el Estado feudal y la monarquía que a su vez fue desplazado producto de las revoluciones burguesas por el nacimiento del Estado burgués.

Por lo tanto, el Estado en Uruguay es del riñón de los sectores explotadores, de los dueños de los medios de producción, de los maya oro, del capital financiero y por ende de las fuerzas reaccionarias, conservadoras y de derecha, como solemos decir. Ellos usan y abusan del poder y de sus privilegios para violar inclusive las propias normas creadas por ellos. No es porque sí que en el acervo popular existe desde hace mucho tiempo la frase que resume esa conducta: “hecha la ley, hecha la trampa”.

Hoy en Uruguay vivimos bajo un Estado que sostienen la explotación capitalista más allá de cuan democrático o republicano sea. Sostiene a los malla oro y su estructura, normas y leyes, actúan en el beneficio de su clase. Estas reglas fueron diseñadas por ellos a lo largo de la historia de nuestro país.

Luego de la revolución popular artiguista, que no proponía un país centralizado y dominado por un grupo muy reducido, por el contrario hablaba de construir una confederación con una mayor democratización y participación de los pueblos en los asuntos de sus provincias, llegamos a lo que fue la primera constitución, texto pactado por los sectores dominantes en detrimento de los sectores populares.

El Estado y su constitución sufrieron cambios importantes, y en la década del 60 luego de la reforma constitucional, se da una centralización del poder y las decisiones en la figura del Presidente y el Ejecutivo en detrimento del Poder Legislativo. El dotar al Presidente de mayor poder y mecanismos autoritarios de represión y decisión se debió indudablemente al asenso de la lucha social que comenzó a expresarse a partir de la crisis iniciada después de la guerra de Corea.

El triunfo del PN es la consecuencia de esa crisis, (deterioro de los términos de intercambio, inflación, atraso de la industria (producto de subsidios). Representante del latifundio y parte de la oligarquía avanzaron sobre las reformas batllistas. Sectores ultra conservadores, de lo más rancio y abanderado del catolicismo fundamentalista, amigo y parientes, el riverismo, sector colorado ultra reaccionario que se desprendió del batllismo y que siempre apoyó las causas antipopulares, entre ellas junto a los herreristas, el golpe de Terra. Estas corrientes conservadoras dieron origen a presidentes como Pacheco y Bordaberry. Cuando las normas y leyes no fueron suficientes para frenar el avance popular y de las fuerzas de izquierda y progresistas no dudaron en tirar al traste la República y la democracia, violando las propias leyes inventadas por ellos con el Golpe de Estado.

Son los padres de este Estado y como tal, actúan con él como lo hacen en su vida personal o con sus empleados. La LUC, la reforma de las jubilaciones y pensiones son un ejemplo de cómo crean o cambian reglas, leyes o lo que sea necesario para beneficiar a su clase permitiendo y facilitando que se apodere de los recursos generados por los trabajadores.

Todos aquellos espacios de disputa entre el capital y el trabajo han sido modificados a favor del capital. La transferencia que hubo desde el 2020 al 2024 de los trabajadores al capital fue de 2500 millones de dólares. El único sector de la población que vio incrementados sus ingresos es el sector superior, un 20% de la población, aquellos que se ubican en la parte superior de la pirámide. El resto 80% vio caer sus ingresos por debajo de los incrementos salariales.

El actual Estado uruguayo es exactamente el mismo que promovió la dictadura. Fue esta democracia republicana que votó entre 1960 y 1973 leyes antidemocráticas y antipopulares que condujeron finalmente al golpe de Estado. También lo fue a la hora de votar la ley de impunidad. Aquel Estado salió impune del período dictatorial, más aún, la teoría del sesentismo y de los dos demonios impulsada por Sanguinetti y la derecha abonan en esa dirección, tratando de salvar a la “institución” de toda crítica, y preservarla por encima de todo.

La izquierda una vez que llegó al gobierno no propuso nada que, de alguna manera, debilitara el poder de las clases dominantes o las desplazara del poder. El Estado siguió siendo el mismo y respondiendo a los mismos intereses. Del momento que el Frente Amplio desistió de la necesidad del cambio estructural y decidió recorrer el camino de reformar y “humanizar al capitalismo” difícilmente podría modificar aspectos esenciales que hacen al Estado y a su estructura jurídica que responde a las clases dominantes.

Para la derecha y el capital financiero hace rato que los ideales nacidos en la revolución francesa de ”igualdad, libertad, fraternidad” y la propia democracia republicana son palabras huecas y no corresponden ni son funcionales a sus necesidades. Hoy en medio de los grandes monopolios y corporaciones todo eso es un estorbo para que el capital se siga reproduciendo. Lo vemos en la entrega del Puerto a los belgas por 60 años. La única salida al mar en manos extranjeras con total pérdida de la soberanía. La entrega por parte de ANTEL al oligopolio de las comunicaciones en manos de canal 4, 10 y 12. Con total impunidad violando lo aprobado por los uruguayos en el plebiscito sobre las empresas públicas. Es el negarse a las ocho horas del trabajador rural porque en realidad hace visible la explotación del momento que las horas tienen un valor salarial y deja de ser una relación “paternalista”, semifeudal o precapitalista.

Ellos son los dueños verdaderos de este Estado y por lo tanto actúan como tal. La utilización de los dineros públicos en beneficio propio o partidario no es casualidad y no es una conducta personal. Las arcas públicas no son un botín a conquistar porque para ellos ese dinero les pertenece. En definitiva es una forma de concebir el poder y dejar claro de quién sirve a quién. El clientelismo existe y viene desde hace mucho tiempo atrás. No es de ahora. Desde la tarjeta del parlamentario para resolver la jubilación, colocar a los parientes en alguna empresa pública, el favor personal, la chapa para techar hasta aquellos grandes favores de varios millones de dólares hechos entre correligionarios.

La exministra de viviendas, Irene Moreira, lo primero que hizo fue regalar viviendas a sus fieles adeptos y además enojarse y defender su accionar. Y esta conducta está muy metida en la cultura de los uruguayos, inclusive actúa en la actividad privada. Es tal, que impregnó a individuos y a determinados grupos de personas de la izquierda que en realidad buscan acomodarse o traen prácticas clientelares y son unas lacras que hay que extirpar porque no tienen nada que ver con ser de izquierda. Con ellos debemos ser implacables.

De lo contrario seguiremos como los hámster, haciendo girar la rueda y viendo como se repiten una y otra vez las mismas cosas si no somos capaces de conducir un verdadero cambio en las relaciones económicas e impulsar la radicalización democrática del poder, donde el pueblo tome en sus manos los asuntos que hacen al país y el control de los gobernantes de turno.

“En 2009, cuando el segundo triunfo del FA en las elecciones nacionales, decíamos:
Esta victoria no es de unos militantes, dirigentes o gobernantes, ni los de ayer, ni los que están hoy, ni de los que estarán mañana, sino que ese millón de voluntades que por segunda vez se ha alzado con la victoria, son los millones que a través de decenas de años supieron estar donde debían estar y no retrocedieron. Seguramente todos podremos rememorar a muchos. A ellos corresponde este triunfo colectivo. Y no se puede decepcionarlos.

La tarea de Hoy
La gran tarea de hoy: ganar a las grandes mayorías para las ideas del cambio, hacia una democracia radical, que contemple los intereses de esas mayorías.

Profundizar los cambios, en una nueva síntesis superadora.
Democracia radical para traspasar los límites del capitalismo, hacia una sociedad solidaria y con justicia social.
Será un proceso de grandes luchas por la hegemonía, en disputa con la clase dominante.
Será necesario ampliar y profundizar las alianzas, en el campo popular.”
(www.quehacer.com.uy)

PASADAS ESTAS ELECCIONES INTERNAS, EN MEDIO DE LAS DIFICULTADES DEL FA, REAFIRMAMOS AQUELLAS PALABRAS Y SERA NECESARIO REDOBLAR ESFUERZOS PARA CONSTRUIR ESA DEMOCRACIA RADICAL

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