Gonzalo Alsina
El Chasque 149
2/08/2024
La verdadera historia está ninguneada u oculta. Muchos no saben que la desaparición forzada como método de aniquilación fue un invento de los franceses en Argelia. Muchos nos enteramos en la inauguración de la Olimpiadas de París, que hubo una masacre en el Sena, porque los deportistas argelinos tiraban rosas rojas al rio francés.
La casa Tourelles en Mustapha, suburbio de Argel, era una propiedad privada “de dos pisos, un subsuelo y con un jardín alrededor”. El lugar, recuerda el genocida general retirado Aussaresses, “tenía la ventaja de ser aislado. No tenía vecinos para molestarnos. Allí se practicaban los interrogatorios de los presos que nos llegaban”.
El general genocida recuerda que la batalla de Argel había durado seis meses, cuando en realidad duró nueve meses, de enero a octubre de 1957, siete de los cuales Aussaresses participó en las tareas de torturas que él mismo describe, antes de ser relevado.
En 2003 la periodista Marie-Monique Robin le hizo una entrevista cuando Aussaresses tenía 85 años, y se explayó de su participación durante la batalla de Argel en 1957, junto con su camarada de armas Roger Trinquier.
Robin: ¿Ya se hablaba de “escuadrón de la muerte”?
Aussaresses: ¡Sí! ¡Sí! Se decía “tú escuadrón de la muerte”, hablando de mi equipo…De hecho, eran una veintena de oficiales que Massu había puesto a mi disposición (…) Se los llamaba “el escuadrón de la muerte” porque trabajaban conmigo…
Robin: Concretamente, ¿cuál era su rol?
Aussaresses: Nuestro trabajo comenzaba al caer la noche: yo iba a ver a los coroneles y a los oficiales de inteligencia, de los diferentes regimientos para alivianar sus faenas más desagradables y cubrir aquellas que ellos cumplían por sí mismos. Digamos que, si hubiera existido el menor problema, todo habría recaído sobre mis espaldas…Embarcaba prisioneros de los que no se había podido sacar nada, y, en general, hubieran hablado o no, no salían vivos de Tourelles (una cárcel clandestina en las afueras de Argel); o bien me confiaban prisioneros en mal estado y en ese caso…
Robin: ¿Los hacías desaparecer?
Aussaresses: Desaparecían…
Robin: Esta técnica de la desaparición, ¿fue inaugurada durante la batalla de Argel?
Aussaresses: ¡Sí! No era posible emprender una acción judicial para toda la gente que uno encerraba. Durante seis meses de la batalla de Argel, se arrestaron 24 mil personas.
Robin: ¿Cuántas desaparecieron?
Aussaresses: Alrededor de 3 mil (…)
Robin: ¿Y qué hacía con los cadáveres?
Aussaresses: Yo mismo los hacía desaparecer en las trincheras de la defensa aérea en Argel. O bien mis hombres partían a una veintena de kilómetros de Argel, nunca en el mismo sitio (…)
Dice Aussaresses que cada noche hacia el parte de 4 páginas con varias copias:
Una para el general Massu, otra para el ministro residente en Argelia Robert Lacoste y una tercera para el general Raoul Sacan, jefe de la 10ª Región Militar. Y quedaba otra en sus propios archivos.
Esto es un extracto sacado del libro de Marie-Monique Robin, “Los escuadrones de la muerte. La escuela francesa”, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2005.
La Masacre de Saint Denis
Al comienzo de la inauguración de la Olimpiadas por orden alfabético en una barcaza desfilaban los países que empiezan con A. Entre ellos venían los deportistas argelinos. Llamó la atención que a menos de un km de iniciada la travesía, a la altura de Saint Denis tiraban flores sobre el rio Sena.
Era el homenaje a casi 400 argelinos asesinados el 17 de octubre de 1961, que fueron arrojados sobre el famoso río; por participar en una manifestación pacífica contra la guerra genocida de Francia contra el pueblo argelino que luchaba por su independencia.
Se la conoce como la Masacre de Saint Denis. Aproximadamente 10.000 policías dirigidos por el genocida Maurice Papon reprimieron a 30.000 manifestantes desarmados. De los 12.000 detenidos, 400 argelinos fueron llevados al Palacio de Deportes y al Estadio Pierre de Coubertin – ¡qué ironía!- donde fueron torturados y luego ejecutados y a muchos de ellos los hicieron desaparecer, precisamente en las aguas del rio Sena.
Papón en 1998 fue juzgado por delitos de lesa humanidad cometidos cuando trabajaba para los nazis en la Segunda Guerra Mundial, pero no fue juzgado por la Masacre de Saint Denis, porque para Charles de Gaulle –presidente de Francia- fue “un asunto secundario”.
Bajo su gobierno en el año 1961 y 1962 fueron censurados publicaciones, libros y películas –todo esto en democracia- como por ejemplo, un libro de Paulette Péju o la película de Jacques Panigel, prohibida en octubre de 1962 – ahí no corrió la liberté-.
Pero el presidente Charles de Gaulle impulsó y se votó en la Asamblea Nacional -parlamento francés- una ley de Amnistía el 16 de junio de 1966 para los genocidas responsables de la masacre.
Pero no andaban con chiquita los demócratas franceses. El 8 de junio de 1962 en una manifestación contra la guerra en Argelia, organizada por el Partido Comunista Francés y la Confederación General del Trabajo, fueron asesinados nueve personas, en lo que se conoce como la masacre del metro o Masacre de Charonne. Tampoco hubo juicio a los culpables.
Los archivos sobre la Masacre de Saint Denis recién se pudieron abrir en junio de 1999 y el 17 de octubre de 2001 la alcaldesa socialista de París puso una placa cerca de Notre Dame.
Los documentos abiertos en junio de 2022, prueban que el presidente Charles de Gaulle supo enseguida de la masacre y sin embargo la ocultó.
La Francia colonialista no pudo con la heroica lucha del pueblo argelino que después de 132 años de ser una colonia, en una guerra de independencia que duró 8 años, logró la independencia, y no fue que se la otorgaron los franceses, como dicen en Wikipedia; ¡la conquistaron!
