El DÍA QUE SE SELLÓ LA IMPUNIDAD

Gonzalo Alsina
El Chasque 150
9/08/2024

Fue el 25 de julio de 1985. Importa la fecha, porque la ley de caducidad o de impunidad se votó a las apuradas el 22 de diciembre de 1986, un año y medio después. Después de la reunión secreta, realizada el 25 de julio de 1985, en la estancia presidencialde San Juan o de “Anchorena”, entre los dirigentes del Partido Nacional con los más altos mandos de las FFAA.

En mayo de 1985 Wilson Ferreira Aldunate participa en las jornadas de solidaridad con la democracia uruguaya, en Madrid. Ahí manifiesta su profundo antimilitarismo.

Pero…, al retorno se reúne con el gran artífice de la impunidad, el Presidente, doctor Julio María Sanguinetti.

En el desarrollo de aquella conversación, el doctor Sanguinetti además de decirle el objetivo del gobierno de perdonarles los crimines a los militares, con su gran poder persuasivo lo convence a Wilson para que se sume a la operación política.

Julio María utiliza entre sus argumentos, que en un clima de agravios y enfrentamientos, va a ser muy difícil un buen relacionamiento con las FFAA, por parte del Partido Nacional, en el caso que este gane las elecciones en 1989.

El mismo Ferreira Aldunate, 22 días después de la reunión de Anchorena en el editorial del semanario “La Democracia” confiesa: “A mediados de julio pasado, el Presidente de la República me hizo saber que consideraba conveniente al interés nacional que, en compañía de tres senadores nacionalistas mantuviera, con carácter reservado, una reunión con el Comandante en Jefe del Ejército y otros oficiales generales”. La prueba de la reunión la aporta el propio Wilson.

La razón fue que la reunión secreta había tomado estado público por intermedio del legislador del Partido Colorado, Sr. Diputado Amorín.

El propio Wilson dice que fue Sanguinetti el que promovió y organizó la reunión, les prestó la estancia presidencial para que se reunieran y hasta le indicó el número de senadores que deberían acompañarlos.

Para que no queden dudas…, el diario nacionalista “El País” en su edición del día 9 de agosto de 1985, a través de la sección de “En la trastienda política” informaba lo que sigue: “El líder del Partido Nacional, Wilson Ferreira Aldunate y los tres senadores nacionalistas Alberto Zumarán, Juan Raúl Ferreira y Carlos Julio Pereyra viajaron 170 y pico de kilómetros para la reunión. Todo en el mayor de los secretos. En el establecimiento estaba el comandante en jefe del Ejército, Tte.Gral.Hugo Medina y otros oficiales generales. Aparentemente este llamativo encuentro se llevó a cabo el 25 de julio… ¿Una reunión de la cúpula blanca con la cúpula militar?…

-Sí, aunque ahora lo tome de sorpresa, le puedo decir que el tema que se analizó fue el de la situación política del país.
-Entre en detalles…
-Le repito que nadie negó la información, pero todos, en forma unánime rehuyeron el tema.

…Le voy a indicar de dónde provino mi información. Y la brindo porque fue dicha ante 30 personas. Ayer cuando sesionaba la bancada colorada, en un momento de la discusión y al hablarse de estrategia, el diputado de la Unión Colorada y Batllista, Prof. Oscar Amorín, que entró como suplente del diputado Gestido, actualmente de viaje, lanzó la noticia: Es igual a la estrategia política trazada por los blancos en la reunión que Wilson Ferreira, Alberto Zumarán, Juan Raúl Ferreira y Carlos Julio Pereyra mantuvieron con Medina y los generales en San Juan. Asunto que el vicepresidente Tarigo lo puede confirmar…, hasta que el vicepresidente de la República y presidente de la Asamblea general, Dr. Enrique Tarigo señaló con voz pausada: Estoy informado, pero comprometido a mantener reserva, por eso pido disculpas, por no poder brindar detalles a la bancada. Además reitero a todos mi solicitud de silencio.

-Por lo que veo no lo hubo. Pero ¡qué noticia!”

Pero al día siguiente, el 10 de agosto de 1985, “La Trastienda” ampliaba la información del día anterior.

Según se desprende de la lectura del diario nacionalista, el Dr. Alberto Zumarán confirmó en todos sus términos la noticia: “…, Dr. Alberto Zumarán no sólo confirmó en todos sus términos la noticia, sino que explicó con claridad que la misma se efectuó por iniciativa del primer mandatario, que se trataron temas vinculados a los derechos humanos, al equipamiento militar, a la búsqueda del consenso nacional y otros aspectos de interés, sin que se adoptaran resoluciones.”…”los blancos llegaron a Colonia a las 11 hs, en un automóvil conducido por el líder del Partido, Wilson Ferreira Aldunate con Alberto Zumarán a su lado y Carlos Julio Pereyra y J.R en el asiento de atrás. El comandante en jefe, teniente Gral. Hugo Medina, el Gral. Guillermo de Nava y un tercer oficial general jefe de Región habían arribado con anterioridad en un avión militar. Mientras se charlaba se sirvió un almuerzo que consistió en fiambre, asado y postre.”

El motivo de la reunión según Zumarán fue el tema de los derechos humanos. Que se iban a realizar nuevas reuniones y que la reunión fue muy positiva: “-Fue positiva porque fue una reunión constructiva, en el cual no intentamos siquiera llegar a ningún acuerdo concreto pero sí a que ambas partes muy duramente distanciadas pudiéramos empezar a conocernos; para eso la única base es hablar con franqueza y allí en un pequeño ambiente, aislado en medio del campo uruguayo, pudimos hablar con absoluta franqueza en temas muy delicados que han causado hondas divisiones en el país y que todos deseamos superarlas”.

Zumarán contradice a su líder Wilson. Éste decía que no habían conversado temas políticos y el Pancho que se había hablado de los derechos humanos.

Todo esto que es fácil de verificar con la prensa de la época, era denunciado a diario en CX 30 por Germán Araujo (el que el mismo día que se votaba la impunidad, fue expulsado del Senado con los votos de los Partidos Tradicionales).

La “ley Gavazzo” se votó el domingo 22 de diciembre de 1986, para evitar que los asesinos se presentaran a la justicia el día lunes. La ley de impunidad o caducidad se promulgó el 27 de diciembre de 1986 (16 meses después de que se selló el pacto, este sí que de verdad).

En “Cuadernos de Marcha” del mes de enero de 1987 el periodista José Manuel Quijano, le realizó un reportaje al senador doctor Alberto Zumarán.

Periodista: Senador, ¿el Partido Nacional se mantuvo en contacto con los militares cuando se presentó el proyecto en octubre?

Zumarán: Sí, ese fue el inicio de varias y prolongadas conversaciones con los mandos militares. Fueron cinco reuniones que se iniciaron, precisamente en octubre.

Periodista: ¿Quiénes participaron en esas reuniones?

Zumarán: Las dos primeras se hicieron en la casa del ministro Presno, en la calle Irigoitía, en el Prado. Participamos, el ministro Presno, el general Medina y yo. El propósito del Partido Nacional, en esas dos primeras reuniones, fue explicar al general Medina el contenido del proyecto nacionalista. Nosotros creíamos, y así se lo hice saber, que los militares citados debían ir a declarar, que había que acatar al Poder Judicial. Creíamos también que la Suprema Corte, el órgano máximo del Poder Judicial, era la idónea para entender esas causas. El general Medina me dijo que los militares no irían a declarar.

Periodista: ¿Le dio razones el general Medina?

Zumarán: El tema se volvió a tratar, más extensamente en la tercera reunión. Nos reunimos otra vez en la casa de Presno. El general Medina asistió acompañado de siete generales. Por el Partido Nacional asistimos el diputado Sturla, el diputado Ituño y yo.

Repetí lo que yo había dicho: los militares debían ir a declarar porque el hecho era un símbolo de acatamiento al poder civil. Y nosotros no podíamos permitir que las Fuerzas Armadas no acataran al poder civil” (El 22 de diciembre de 1986 la mayoría del Partido Nacional pudo, porque redactaron y votaron la ley de caducidad.)

Continua Zumarán: “Medina argumentó que ir a declarar significaba la disolución del ejército, de las FFAA. Hizo expresa referencia a la voluntad de las Fuerzas Armadas de acatar el poder civil y ofreció elaborar un documento en donde los militares harían un reconocimiento público de los errores cometidos y formularían la promesa de acatar la Constitución y la ley”.

Periodista: Usted habló de cinco reuniones con los militares. Hasta ahora ha mencionado sólo tres. ¿Y las otras dos?

Zumarán: las tres primeras prepararon el terreno. Yo no asistí a la cuarta reunión. Se realizó en la casa del ministro Marchesano y concurrieron Sanguinetti, Wilson y Medina acompañado por cinco o seis generales”.

Periodista: ¿Por qué no invitaron a Seregni a estas reuniones?

Zumarán: Los militares hicieron saber que no querían por ningún motivo que Seregni estuviera presente en esa reuniones”.

Los generales sabían de la honestidad de Seregni, y de que por lo tanto no iba a transar, como sí lo hicieron los dirigentes blancos.

Queda demostrado como el Partido Nacional a los pocos días empezó con la cortina de humo de que estaban en juego las instituciones, para justificar la voltereta que dieron.

Fue en esas reuniones donde se planificó la operación confusión de la opinión pública; el famoso programa en “Prioridad” y el show de Wilson en Casa de Gobierno.

Quijano le sigue preguntando: ¿Qué se trató en la cuarta reunión?

Zumarán: Se trató lo que habíamos conversado en las tres anteriores pero ahora con Sanguinetti y Wilson presentes. Se hizo referencia a lo que costó reducir a Álvarez, a la situación interna de las Fuerzas Armadas, a la necesidad de consolidar el proceso democrático y se plantearon los temas para ingresar a la quinta y última reunión. Esta se llevó a cabo en la casa de Wilson, sin presencia colorada. Asistí yo. Medina fue acompañado por seis generales. Les costó ir a la casa de Wilson.

Periodista: ¿Por qué les costó ir?

Zumarán: Bueno, es obvio que nuestras relaciones anteriores con la Fuerzas Armadas, eran difíciles.”

Se terminaba de cerrar el círculo. El Partido Nacional no quería pagar precios. El precio lo iban a pagar los desaparecidos, los torturados, los familiares, la justicia, la verdad, la democracia.

Después Zumarán habla del documento de las FFAA, que le fue entregado a Wilson en su casa. El mismo que luego haciendo “pamento”, Wilson dijo conocer recién en Casa de gobierno.

Estos son algunos de los hechos que explican por qué defienden tan acaloradamente la impunidad los partidos tradicionales.

El máximo responsable en la estrategia de la impunidad fue sin duda el ex presidente Julio María Sanguinetti. Fue el que instrumentó la ley, pero además lideró al Partido Colorado para conquistar el apoyo de la mayoría del Partido Nacional. Ambos partidos pisotearon la Constitución, desconociendo la independencia y la separación de los poderes del estado.

El Partido Nacional (la mayoría) olvidó sus mejores tradiciones, renegó de sus posturas anteriores, cedió a la presión militar, pactó con las FFAA a espaldas del pueblo, a escondidas, con vergüenza. Por eso la histeria de sus parlamentarios en las discusiones previas a la aprobación de la ley de impunidad. Por eso las mentiras.

Terminaron aprobando una ley, que es un engendro jurídico, que es inconstitucional, y además indefendible del punto de vista político y ético.

La Suprema Corte de Justicia la ha declarado tres veces inconstitucional. Uno es el caso de Nibia. La Corte Interamerica de DDHH ha condenado al estado uruguayo y lo conminó a dejar sin efecto a la ley de Caducidad, por considerar que no tiene valor jurídico y por violar toda la legislación internacional ratificada por nuestro país.

El chantaje, la mentira y la presión fueron las armas principales que usaron en diciembre de 1986 para imponer la impunidad de los peores crímenes cometidos en este país.

Hay que estar alertas y movilizados ante las posibles maniobras de último momento. Como el intento de aprobar una ley a propuesta de Cabildo Abierto para mandar a sus casas a los militares presos, mayores de 65 años, violadores de los derechos humanos durante la dictadura civil y militar.

Los subrayados son míos.
Gonzalo Alsina.

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