La transición de la dictadura a la democracia…

Gonzalo Alsina
El Chasque 153
30/08/2024

En noviembre 1983 después del acto del Obelisco, el discurso agresivo del Goyo Álvarez, parecía indicar que la dictadura se resistía a caer. En realidad se apoyaba básicamente en las bayonetas…, carentes de apoyo popular.

Diciembre fue el mes que cierran la CX 30 y Germán Araujo inicia una huelga de hambre que rodeada del calor de miles y la solidaridad internacional, logró una vez más, derrotar a la dictadura.

Enero de 1984 empezó “caliente”, con las huelgas de los textiles de ILDU y de los trabajadores de los barcos pesqueros. Después el primer paro general del transporte y el 18 de enero de 1984 el primer paro general después de una década, organizado por el PIT. La dictadura decreta MPS e ilegaliza al PIT, mostrando su alicaído talante fascista.

Había cambiado la correlación de fuerzas y la dictadura no pude detener durante ese año la lucha de los trabajadores organizados en el PIT, que en el 1º de Mayo de ese año pasó a llamarse PIT-CNT.

El domingo 26 de febrero de 1984, Fucvam apoyada por la Intersectorial, juntó 330.000 firmas en un día, contra la ley que pretendía pasar las cooperativas a propiedad horizontal.

De manera contradictoria el P. Colorado que no había apoyado el paro del 18 de enero, el 1º de abril de 1984 participa con el resto, en lo que fue una de las últimas actividades de la Intersectorial, en una movilización bajo lluvia organizada por los sectores sociales y políticos. Luego, esa si la última jornada conjunta, fue el Paro Cívico del 27 de junio de ese año, convocado por la Intersocial y la Multipartidaria, que tuvo papel determinante en el reinicio de las conversaciones entre militares y partidos políticos.

Pero antes, en marzo, según el libro de Carlos Demasi, “El Uruguay en transición”, Wilson Ferreira desde España no descartaba aceptar negociar con la proscripción del Frente Amplio (pag.242). Pensaban ir a las elecciones con partidos y personas proscriptas si Ferreira era desproscripto.

Pero marzo trae dos sorpresas, una la propuesta a los Comandantes, de Pivel Devoto, de elecciones indirectas, y la liberación ese mismo mes del Gral. Liber Seregni. Es interesante la correspondencia conocida en democracia en 1992 entre Pivel y Wilson, donde Wilson le dice a Pivel sacrificar al FA entre otros aspectos graves, que muestran la ambición y personalismo de Wilson. (Ver páginas 242-245 de obra mencionada). La búsqueda de su objetivo “lo lleva a no considerar a las organizaciones sociales y al Frente Amplio…” Página 245. Sin embargo los tendría en cuenta para llevar adelante su estrategia de hostigamiento. “Como él mismo lo reconoce, el Frente “tendría que soportar la injusticia de que no podría elegir libremente diputados y senadores”.” “…a Ferreira le parece ser un daño menor si es el precio para abrirle el camino a la presidencia…”

La propuesta de Pivel a los comandantes de una elección parcial a dos vueltas. Primera elección no presidencial y solo legislativa y municipal. Luego la Asamblea General elegida anularía todas las proscripciones y luego elegiría al Presidente de la República. Luego del escándalo que produjo estas negociaciones secretas, llevaron al Directorio nacionalista, al 29 de marzo de 1984 a retirarse de las negociaciones.

Resumiendo, todas estas contradictorias posturas del PN hicieron perder credibilidad en el PN. Pero el hecho indiscutible es, que el PN ya no volvería a participar en las conversaciones con las FF.AA.

Casi simultáneamente a los planteos de Pivel y sus consecuencias, el 19 de marzo de 1984 es liberado Liber Seregni, que modificó todo el panorama político e influyó en la transición con su propuesta de movilización, negociación y concertación. Seregni delinea una estrategia propia del FA, que lo pone a la altura de las otras dos fuerzas políticas. No se hacía ilusiones con el Partido Colorado y tenía diferencias estratégicas importantes con los blancos.

Entre el colapso de la Multipartidaria del 28 de marzo y su nueva instalación el 10 de abril de 1984, Seregni jugó un papel activo. Se incorporó a la Mesa Ejecutiva del FA en medio de una nueva reactivación de los comités de base. Pero a no engañarnos, seguía proscripto y le impedían expresarse públicamente. No había dudas que el Frente seguía siendo una fuerza política real.

Sobre el tema DD.HH quedó consolidado el planteo de Seregni y todo el FA de reclamar una amnistía amplia e irrestricta. Este reclamo apareció públicamente en la Revista La Plaza –motivo real de su clausura definitiva- ahora con matices –importantes- todos los partidos proponían una amnistía.

Los colorados una amnistía general, pero que no abarcaba a todos los presos políticos; el Partido Nacional hablaba del tema en su programa, pero había dos posiciones que se conciliaron, con proponer una generosa amnistía. Lacalle Herrera voto en contra porque quería dejar a afuera los delitos graves. La Unión Cívica proponía una amnistía de alcance mucho más limitado.

Las diversas movilizaciones de masas de fines del año 1983 y comienzos del 84 colocaron el tema de la amnistía para los presos políticos en la agenda política y el tema de los desaparecidos empezó a tomar cada vez más fuerza.

Siempre hubo reacciones de los sectores más fascistas, a través de amenazas a personalidades de la política, periodismo, sindicatos y la cultura. Llegando a su punto álgido el 16-4-1984, con la noticia publica del asesinato del Dr. Vladimir Roslik –había estado preso varios años en el Penal de Libertad- por torturas en el cuartel de Fray Bentos. La dictadura había empezado con la muerte del joven comunista Ramón Peré durante la huelga general, de 1973 y sobre su final terminaba con el asesinato del integrante del PCU, Vladimir Roslik.

El semanario que jugó gran papel en la denuncia de su asesinato, fue Jaque, del que era Redactor Responsable, el Dr. Juan M. Petit.

En esos días hubo atentados contra ASCEEP y diversas clausuras de órganos de prensa de distinto tinte político. La dictadura mostraba una vez más su talante fascista.

En mayo, a iniciativa de Wilson, planteó sin otra alternativa, una recolección de firmas para ir a un plebiscito que era muy contradictorio –por razones de espacio no lo desarrollamos- pero que en 15 días logró juntar 600.000 firmas. Pero, el 23 de mayo, la dictadura emitió un nuevo Acto Institucional, el Nº 15, por el que se suspendían los artículos de la constitución que habilitaban ese procedimiento.

La movilización por las firma trajo como consecuencia, que el 21 de mayo el Directorio decide participar en la reunión de la Interpartidaria, del día 22 de mayo de 1984.

En ese proceso se vuelven a acercar la Intersocial y la Multipartidaria. Wilson el 25 de mayo anuncia su retorno para el 16 de junio, en un discurso muy radical contra la dictadura. Esto explica posturas posteriores. Los blancos anuncian que no negocian con la dictadura si meten preso a Wilson. Y el 16 de junio lo meten preso, en medio de una manifestación gigantesca en solidaridad con el líder nacionalista.

Se planteó, ¿negociar o no negociar?

El Partido Nacional estuvo en contra de negociar y con más razón, después de la detención de Wilson y Juan Raúl Ferreira.
El FA consideraba que era una vía para iniciar una negociación.
El Partido Colorado con posturas diversas estaba dispuesto a negociar.
Los militares tenían su interna compleja de que sí y otros que no.

El domingo 3 de junio de 1984 se hizo una manifestación pacífica frente a la Universidad que fue duramente reprimida por la policía, donde la gente corría hacia dentro de la feria de Tristán Narvaja y no respetaron nada. Volaban las frutas de los puestos. Le pegaban a todo lo que se movía. Hubo heridos y llevaron gente detenida.

Al otro día los Comandantes citaron a los dirigentes políticos amenazándolos por la manifestación; fue citado Seregni que seguía proscripto. El FA seguía proscripto. El Gral. Rapela reiteraba que Wilson iba a ser detenido. El martes 5 militares armados detuvieron a Carlos J. Pereira con la excusa de que le iban hacer un tentado y lo llevaron de nuevo a su casa.

El nuevo Comandante Gral. Hugo Medina estaba más preocupado de la unidad del Ejército que del retorno a la democracia.

El Gral. Rapela ante las preguntas de los periodistas de varios países, después de la marcha gigante y la detención de Wilson, en su descontrol dijo: “Este es un gobierno de facto”. ¡Reconocía que era una dictadura nomás!

Después de la detención de Wilson se profundizó la interna militar. La movilización de masas fue una de las principales causas de dicha divisón.

El P.N consideraba que no había que negociar con los militares mientras Wilson siguiera preso.

Los tiempos corrían, se seguía diciendo que en noviembre habría elecciones, y el Frente Amplio seguía proscripto en su totalidad. Los plazos corrían y el más perjudicado era la izquierda.

El martes 19 de junio de 1984, se volvió a reunir la Multipartidaria y la Intersocial donde se definió hacer el día del aniversario del golpe de Estado y la Huelga General, un Paro Cívico que fue el más grande de la historia y único por los apoyos que tuvo. Jugó entre otros factores el peso del PIT. Simultáneamente, siguió, si se negociaba o no. P.N dijo que no. Los colorados dijeron que no seguían la negociación solos, pero salvo el Partido Nacional los otros partidos consideraban que sí, que había que empezar las negociaciones.

Quedó planteada una división que no se pudo resolver. ¿Era correcto negociar? La dictadura tenía el monopolio de las armas. Nadie proponía un asalto armado al régimen. El pueblo en su conjunto con su lucha había aislado a la dictadura, pero las fuerzas sociales no participaron de las negociaciones. ¿Qué otra alternativa quedaba? De seguir la dictadura las víctimas, los muertos los seguiría poniendo la izquierda. Lo de Roslik estaba fresquito. Las represiones como la del 3 de junio también. La mayoría de la gente quería asegurar las elecciones de noviembre y casi no quedaba tiempo para registrar las listas. Esto influyo para que tres de los cuatro partidos consideraban que había que volver a conversar con la FF.AA.

Continúa el viernes que viene.

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