Seregni y Wilson

Gonzalo Alsina
El Chasque 157
27/09/2024

Más allá de algunas coincidencias programáticas entre los programas del Frente Amplio y del Movimento Por la Patria de Wilson, en las elecciones de 1971; el discurso del líder nacionalista, sobre todo en el interior del país, durante la campaña electoral, sin destilar el anticomunismo colorado y herrerista, no estuvo totalmente al margen de esa campaña sucia contra la izquierda.

En 1972, los wilsonistas votaron, junto a los herreristas y a todo el Partido Colorado, el Estado de Guerra Interno y enseguida la Ley de Seguridad del Estado que fueron instrumentos básicos hacia el golpe de Estado del 27 de junio de 1973.

Consumado el golpe, se produce una alianza antidictatorial entre el Frente Amplio y la mayoría del Partido Nacional que se expresó en la organización de la manifestación del 9 de julio de 1973 contra la dictadura civil y militar. El Gral. Liber Seregni que participó de dicha manifestación, brutalmente reprimida, fue detenido ese mismo día. Mientras, que Wilson, ya estaba exiliado en Buenos Aires.

Recién en abril de 1980 se concreta en el exterior – habemos quienes opinamos que eso se estaba dando dentro del país- de cara al plebiscito de 1980 una nueva alianza entre frenteamplistas y wilsonistas para luchar por el NO a la reforma constitucional impulsada por la dictadura. La denominada Convergencia Democrática, duró hasta el 11 de mayo de 1984.

En el marco sobre si había que negociar o no con los militares, se profundizaron las diferencias entre Seregni y Wilson.

Wilson de no tener casi en cuenta al FA; poco antes de la Libertad de Seregni y en los días sucesivos no solo empezó a tener en cuenta su presencia, sino que siguió una estrategia para diferenciarse.

El discurso de Ferreira se fue radicalizando, contraponiendo la movilización con la negociación, cuando si algo hizo siempre el FA fue movilizar a sus militantes y pagó un precio altísimo por eso mismo.

Como dijo Seregni: “En mis largos años de cárcel formé con mi conciencia un compromiso de proteger a la militancia frenteamplista, de evitar que volviera a vivir las horas de horror que ya soportó en demasía. […] Ninguna otra fuerza política tiene el dolor de contar sus muertos por decenas y por miles a sus torturados, a sus presos, sus exiliados, sus perseguidos.”

La estrategia de Seregni se apoyaba en tres pilares: Movilización, Concertación y Negociación. Unidos dialécticamente. No perdamos de vista que no estábamos ante un mero gobierno de facto, sino ante una dictadura terrorista de tipo fascista, que de manera sangrienta había reprimido al pueblo en general y a la izquierda política y social en especial.

La propuesta de Seregni de negociación se hacía necesaria, porque ninguna de las partes tenía el suficiente poder para imponerle a la otra parte su posición. Esto no era síntoma de debilidad ni de claudicación de principios. Cuando el 1º de agosto fueron liberados casi 200 presos políticos, el estado de ánimo de la gente fue de alegría, y estábamos en casi el final de la negociación.

Eso de que había confusión, sí. Pero de ahí, concluir que Seregni no era el líder del FA, es un disparate. Las negociaciones del Club Naval terminaron el 3 de agosto y el 10 de agosto el pueblo frenteamplista festejó en la calle su desproscripción- si bien no fue para todos los grupos integrantes- en un acto con más de 150.000 personas donde habló Seregni, precisamente.

En un boletín de junio de 1984 que se leyó en cientos de lugares, se historiaba cómo habían sido las negociaciones con los militares, de los dos partidos tradicionales. Quedaba el FA afuera y con todos los presos adentro.

Seregni que tenía prohibido hablar públicamente, corriendo riesgos salió a dar entrevistas en varios lugares, para aclarar la estrategia y la necesidad de participar de las negociaciones y la urgencia de los plazos, que eran más complicados para el FA por estar totalmente proscripto, cosa que no pasaba totalmente con el P.N desde 1982, por lo menos.

El 6 de julio de 1984 en Jaque decía: Nuestras banderas son la desproscripción total de partidos y de hombres. Si esa proscripción permanece para el 25 de noviembre, es un tema menor. Lo he dicho varias veces y expresando el respeto por otras posiciones y no supone crítica a otras maneras de pensar. Pero nuestra manera de pensar es que la suerte de un país, o incluso la suerte de un partido o movimiento político, no puede jugarse por la posición de uno de sus dirigentes.”

Era de total falta de realismo, y él cómo militar lo sabía, subestimar el poder del enemigo. Muchas cosas se fueron haciendo en distintos momentos de la resistencia a la dictadura con gente proscripta y presa. ¡Si lo sabremos los frenteamplistas! El plebiscito de 1980 se hizo con toda la izquierda proscripto, clandestina y perseguida. Las elecciones internas de 1982 se hicieron con el FA prohibido.

Sin mencionar a Wilson, Seregni dijo: “ocurre que a veces las apetencias electorales que son en principio lícitas pero que de pronto se transforman en electoreras hacen perder de vista el objetivo político”.

Hubo una ofensiva del Wilsonismo contra Seregni, que lo presentaban como claudicante ante el Partido Colorado.

Seregni contraatacó. Por ejemplo, en el semanario Búsqueda del 19 de julio de 1984, decía: “Negocian los fuertes, los débiles se someten […] la Multipartidaria no es un fin en sí mismo […] es un instrumento para alcanzar la democracia.”

Sobre la posición del P. Nacional y la prisión de Wilson en distintos medios de prensa manifestaba que no era correcto no hacer nada mientras el líder nacionalista siguiera preso. La idea de Seregni era seguir luchando todos los días. Que la dictadura no iba a caer sola y quedando quietos en nuestras casas.

En Búsqueda afirmaba: “¿Estamos dispuestos a cualquier cosas por uno –preso- y degollamos a los otros ochocientos?”

¿Si los blancos no iban a las elecciones, que haría el FA? Seregni ante esta pregunta contestaba: “Estoy absolutamente convencido que el Partido Nacional va a ir a las elecciones…nosotros tomamos nuestras posiciones de acuerdo a nuestro convencimiento. No las tomamos para seguir ni al Partido Nacional ni al Partido Colorado.” La vida puso las cosas en su lugar. Los blancos fueron a las elecciones con Wilson preso, como anticipó Seregni.

El ataque al General del Pueblo, no disminuyó. A lo que Seregni respondía:

“”si yo puedo sentarme a una mesa con los militares para que de allí salga desproscripto el Frente Amplio, la libertad de uno, cien o todos los presos políticos, la posibilidad del desexilio de uno, diez o los miles que están en el exterior lo voy a hacer […] Porque en cada momento juzgo qué es lo importante. Y lo importante ahora es reconquistar la democracia, liberar a nuestros compañeros. Y por liberar a nuestros presos, sí compañeros, me siento con cualquiera y en cualquier lado”.

¡Brillante mi general!

No quiero detallar los ataques rastreros contra Seregni. Solo, a los efectos de los lectores, mencionar la carta pública escrita y publicada en el semanario La Democracia, del 13 de julio de 1984, dirigida a Seregni, del hijo mayor de Wilson; personaje que se juzga solo. Hoy integra Cabildo Abierto donde hay muchos militares que consideraban y consideran que Wilson, su padre era un subversivo.

La sigo la semana que viene.

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