Julio Castillo
El Chasque 164
29/11/2024
Bailaremos bajo la lluvia, cantaremos y lloraremos nuestros muertos pero seguiremos caminando por la campaña llevando la voz de la esperanza, organizando a los vecinos por sus derechos, luchando con los estudiantes porque somos y seremos siempre portadores de amaneceres, de esa larga marcha de la humanidad hacia su libertad. De todos nosotros depende que así sea.
Un zumbido sordo corta el silencio. Pasan breves segundos y se escucha a continuación, el sonido provocado por algo que se hunde en el agua casi inmóvil de la laguna. Cada tanto, lejano, el aletazo del bagre que atrapa la barboleta nocturna que flota moribunda sobre el agua; el mugido del toro, el pasto mojado, la bruma se levanta, todo parece detenido, paralizado.
Mi amigo acababa de lanzar un aparejo desde su reel “PENN Rival Level Wind” para probar suerte en pescar una tararira con hambre de amanecer.
Gran pescador y conversador de cuentos y bromas.
Ya sentado en la reposera, instalado para esperar el pique me comenta:
Estuve reflexionando largamente y luego de haber leído mucho, he llegado a la conclusión que el capitalismo tiene los días contados.
Yo pensaba ¿qué bicho le picó? ¿a qué viene con esto a esta hora de la mañana? y le contesto algo como para ver por donde iba el asunto:
Ah mirá?!
Me vuelve a repetir:
Sí, tiene los días contados
Le respondo como para dar por liquidado el tema:
Ta, no jodas, ya sabemos que tiene los días contado
A continuación me larga su conclusión:
Si, algo así como un millón quinientos mil días…
En ese momento la caña se cimbra, se levanta la tanza, la tararira dispara con la mojarra.
La gente salta, grita, llora, se abraza. Una locura colectiva recorre las calles y pueblos de Uruguay. No es producto de una enfermedad desconocida, de un virus ultra contagioso, no, es el estallido de la alegría compartida por miles de uruguayos ante el triunfo de la esperanza. Luego de cinco años de gobierno de derecha, integrado por cinco partidos coalicionados y conducido por el herrerista Lacalle Pou, es derrotado por el Frente Amplio, hoy, el partido más grande de Uruguay.
Todos los politólogos le buscan la explicación, se enfocan en aspectos de la campaña, en temas de imagen y en comentar y relatar los hechos con una obviedad que aburre. Pasa algo similar y muy paradójico que nos cuenten desde el exterior el porqué perdió el presidente más popular de América Latina; alabado y utilizado por la derecha internacional como ejemplo a seguir. En Argentina los medios ultra conservadores no entienden como fue que la izquierda ganó estas elecciones si en Uruguay estaba todo bien y el presi es una estrella de rock, miles de selfies, moto Harley Davidson y amante del surf. Imposible perder con un Presidente que todas las encuestas marcan un 50% y más de popularidad. Visto así, todo muy raro porque en realidad el derrotado fue Lacalle Pou.
La campaña de Delgado siempre se apoyó en la idea de continuidad y en la imagen “positiva” de Lacalle Pou. En la internas fue el doble clik, similar a los productos desodorantes Rexsona y “sigamos cambiando” y “el segundo piso de transformaciones”, concepto robado a Morena de México. En esa etapa la intención fue rescatar lo hecho por la gestión del gobierno. Hacia octubre la promesa de campaña fue “reelegí un buen gobierno, una nueva mirada” y hacia el balotaje, “un país en marcha” robado de la campaña de Macron, “en marche la Francia”.
Confiados en esa imagen de Lacalle Pou, no leyendo la realidad del país en lo que significó el impacto social de la aplicación de su programa regresivo en todos los aspectos, y a su vez despreciando los escándalos de corrupción y abuso de poder es donde se cimentó parte la derrota. Y sucedió a pesar de lo benevolente que tuvo el Frente Amplio con el Presidente al no impulsar el juicio político. Todos los analistas y todólogos eluden este tema y se centran en la guiñada que no hizo Delgado o la elección de Ripoll, una nadie para los nacionalistas y que por el contrario hasta hacía bien poco, muy crítica con el gobierno.
Para la izquierda una verdadera traidora, para ellos fue una supuesta adquisición y en realidad les salió el tiro por la culata. Con estilo confrontativo y conventillero, Lacalle y Delgado la colocan en ese lugar (a pesar del rechazo de muchos) para chocar con el FA, con Carolina Cosse y hacer el trabajo sucio. No resultó. Tal es así que su lista sacó seis mil votos. Ni a diputada. Y Delgado también pagó su precio porque la 404 perdió ante la lista 40 de Javier García. A pesar de hacerla pasar por un baño “nacionalista” en el encuentro de Masoller no fue suficiente para muchos votantes de esa colectividad. Por lo tanto la fórmula presidencial de los blancos y la coalición no contaba con el apoyo de la mayoría de su partido. Algo insólito.
En resumen, ellos pierden las elecciones por llevar adelante una política con un sentido claro de clase; apoyar a los “malla oro”, es decir a los grandes capitales del país. A su vez la inmoralidad, la falta de ética en el uso de los recursos del Estado y el abuso del poder culminó de hacer su trabajo. Hechos que ellos despreciaron partiendo de la idea que los uruguayos teníamos la razón nublada por la selfies del Presidente.
Por otro lado, más allá de la alegría compartida, se pretende mostrar a Uruguay como ejemplo de democracia y que aquí no existe la lucha de clases y todos terminamos abrazados, somos felices y comemos perdices.
Hay una pretensión de ocultar las contradicciones, las tensiones y que todo se arregla sentándonos a la mesa pacíficamente. En realidad no es así. Esta campaña se inició con una operación enchastre sobre Orsi que se logró desarmar. Pero fue una jugada hecha por la derecha que no salió como esperaban. A eso se sumó la campaña del miedo proponiendo un argumento golpista y fascista de un “Uruguay sin izquierda” junto a la clásica de que van a gobernar los sindicatos si gana el Frente Amplio o vamos a ser Venezuela, Cuba y una larga lista de adjetivos de corte autoritarios. Nada funcionó, pero no podemos ser ilusos y comprar la idea de que aquí todos somos lo mismo porque no es así. Los únicos responsables de los golpes de Estados que se produjeron en Uruguay fueron dados por ellos. El “riverismo” del Partido Colorado y los herreristas. En 1930 con Terra y luego en 1973 con Bordaberry. Siempre fueron los mismos sectores políticos que impulsaron las acciones antidemocráticas y que impusieron leyes antipopulares, retrógradas y en beneficios de una oligarquía minoritaria. Muchos fueron fervientes colaboradores con la dictadura, en particular las cámaras empresariales y que hoy pretenden marcar la cancha al futuro gobierno del FA sobre las políticas del Ministerio de Trabajo. Sueñan con poder prescindir de los trabajadores y no entienden que sin ellos no hay ganancias.
Lo real es que dentro de la lucha ideológica se nos quiere instalar la idea de que es posible conciliar intereses y que todo es un tema de voluntad y simpatía.
No somos lo mismo, de lo contrario no tendrían razón las elecciones, salvo que fuera simplemente una elección sobre la imagen, algo similar a la elección de Miss Universo. Ojeda lo intentó mostrando sus músculos pero licuando lo poco que quedaba de Partido Colorado. Sanguinetti vio que de dejar el futuro del Partido en manos de este figurín implicaría su desaparición, por lo tanto trajo a Bordaberry. Los resultados están a la vista. ¿Quién va a gobernar el Partido Colorado? ¿Ojeda o Bordaberry, donde 15 de los 22 legisladores pertenecen a Vamos Uruguay?
Es tentadora la idea de ser todos los mismos pero la vida se encarga de demostrar que no lo somos por más que nacimos en el mismo territorio. Es iluso pensar así porque en realidad desde que se fundó nuestra patria no es así. Ellos defienden históricamente a una clase privilegiada y lo demostraron mil veces y el Frente Amplio por el contrario expresa históricamente las corrientes revolucionarias y contrarias al conservadurismo. Esas ideas y espíritu vienen desde el fondo de la historia y representan las fuerzas del progreso emancipador y liberador de la humanidad.
El Frente Amplio levanta un proyecto democrático popular e integrador que apunta a la construcción de una sociedad más justa y solidaria, más libre y participativa, y donde la pública felicidad, como decía Artigas, sea el norte.
Por experiencia histórica no habrá cambios reales de espalda al pueblo, sin la relación profunda entre lo social y lo político ya que el deber del FA es elevar al pueblo en su conciencia y participación en los asuntos públicos, porque todo lo que se realice no puede tener otro destino y sentido que mejorar la calidad de vida del pueblo.
Son importantes las figuras políticas, los dirigentes, pero sin la gente son cáscara vacías. Los grandes cambios lo realizan los pueblos convencidos, ellos son los protagonistas de las revoluciones, de construcción de nuevos rumbos y paradigmas.
El triunfo del FA fue producto, entre tantas cosas, de la movilización de miles de militantes organizados con un solo propósito, derrotar el proyecto conservador y reaccionario de la coalición y dar paso a la esperanza de un proyecto popular y de cambio.
Va aquí un relato de esa maravilla que son nuestros militantes anónimos y corazón del proyecto popular:
“Me hice militante en el 71, con los milicos pisando nuestros talones, días antes había pedido listas, ya con gente que vino a mi casa, comencé a repartir, y el sábado de mañana di vuelta por 3 calles de mi barrio. La militancia la llevo en el alma, no me importó que apenas podía respirar por la alergia, me puse tapabocas y salí entregué cerca de 20 listas, son pocas? fue lo que pude, ya estoy pisando los pies en los 80, pero la militancia la llevo en el alma. Recuerdo la elecciones pasadas que TABARÉ Y EL PEPE, se cansaron de decir que la militancia está muy quieta, ¿y que sucedió ? que perdimos la elección. NO SE SI LA EDAD ME DARÁ PARA LLEGAR A OTRA PIENSO QUE NO, PERO CON ÉSTA ME SENTÍ TAN FELIZ. QUE CUANDO DIERON LOS RESULTADOS, ME PUSE UNA BATA ENCIMA DEL PIJAMA, AGARRÉ LA BANDERA, Y EN EL MEDIO DE LA CALLE, SAQUE TODO PARA AFUERA, GRITÉ CANTÉ BAILE, Y ME REÍ TANTO, LO QUE TENÍA GUARDADO EN MI GARGANTA DURANTE ÉSO MÁS DE 4 AÑOS SALIÓ TODO PARA AFUERA. TENDREMOS QUE ENSEÑAR A MILITAR, GRACIAS COMPAÑEROS, ME HAN HECHO LA PERSONA MÁS FELIZ DE ÉSTE BENDITO PAÍS LLAMADO URUGUAY”.
No se si falta poco o mucho para la caída del sistema capitalista, lo que si se que este resultado es parte de ese empuje de las fuerzas progresistas de la historia, de la gran revolución de Octubre a manos del pueblo ruso y los bolcheviques que se animaron a dar ese gran paso, mostrando al mundo que era posible derrotar al capitalismo.
Las fuerzas progresistas de la historia seguirán insistiendo una y otra vez. Aprendiendo de sus errores y empujando por diferentes caminos para hacer realidad la construcción de un mundo diferente.
Otra vez ganó el Frente Amplio en Uruguay y estamos felices porque se abre una nueva oportunidad en la dirección de avanzar en nuestra historia y sacudirnos de encima, la pobreza, la miseria y desigualdad, la ignorancia y los prejuicios. No podemos fallar.
