Gonzalo Alsina
El Chasque 175
21/02/2025
Vimos en un artículo anterior las cartas de Lenin sobre la crisis en Georgia en 1922 y sus críticas a Stalin. Al que acusa dos veces de esbirro, en general y en particular como un burdo esbirro ruso.
Plantea todo un tema. Porque Stalin era georgiano, hablaba ese idioma y se había formado en la cultura georgiana. Pero es un esbirro que se rusificó. El epíteto usado es descalificador y peyorativo. Lenin no subestimaba a este georgiano, como sí lo hicieron todos los integrantes del CC, a excepción de Nadezhda Krúspkaya.
Es 1916 Lenin escribió un libro titulado: El derecho de las naciones a la autodeterminación. Es la parte más política de su visión del imperialismo.
En este libro Lenin partiendo del método marxista de análisis, dice: “La teoría marxista exige […] para analizar cualquier problema social, se le encuadre en un marco histórico determinado, y después si se trata de un solo país […], que se tenga en cuenta las particularidades concretas que distinguen a este país de los otros en una misma época histórica.” Página 5.
Porque en Europa Occidental la conformación de los estados nacionales se realizó entre los años 1789 a 1871.
Mientras que: “En Europa Oriental y en Asia, la época de las revoluciones democráticas burguesas no comenzó hasta 1905. Las revoluciones de Rusia -1905-, Persia -1905-1911-, Turquía -1908-1909- y China -1911-, las guerras en los Balcanes: tal es la cadena de los acontecimientos mundiales ocurridos en nuestra época en nuestro “Oriente”. Pág. 9.
Como el libro salió completo en 1916, pero fue precedido por dos largos artículos anteriores a la segunda mitad del año 1914, antes del estallido de la Gran Guerra, lo citado, es anterior a 1916.
Lenin realiza un análisis muy matizado de las diferencias entre los imperios Austro-Húngaro y el imperio Zarista.
Por ejemplo se centra en analizar las diferencias entre Austria y Rusia. Mientras en Austria la revolución democrática burguesa se dio entre 1848 y 1867, que por su mayor desarrollo capitalista y por otros factores, dificultan el surgimiento de movimientos nacionalistas en ese imperio central europeo. La realidad de Rusia es distinta tanto por el grado de desarrollo capitalista, como por el tema de la complejidad de las nacionalidades sometidas por el imperio predominante ruso.
El problema gira entorno al principio revolucionario del derecho de las naciones a la autodeterminación y de ser necesario la separación del imperio ruso, por ejemplo.
“No solo ha sido Austria, durante largo tiempo, un Estado en que predominaban los alemanes, sino que los alemanes de Austria pretendían la hegemonía en la nación alemana en general. Esta “pretensión” […] la deshizo la guerra de 1866. La nación dominante en Austria, la alemana, quedó fuera de los confines del Estado alemán independiente, definitivamente formado hacia 1871. De otro lado, el intento de los húngaros de crear un Estado nacional independiente había fracasado ya en 1849 bajo los golpes del ejército feudal ruso.
Así pues, se ha creado una situación peculiar […]: ¡los húngaros, tras ellos los checos, no tienden a separarse de Austria, sino a mantener la integridad de Austria, precisamente en beneficio de la independencia nacional, que podría ser aplastada del todo por vecinos más rapaces y más fuertes! En virtud de esa situación peculiar, Austria ha tomado la estructura de un Estado bicéntrico (dual) y ahora se está convirtiendo en tricéntrico (tríplice: alemanes, húngaros y eslavos).
¿Sucede en Rusia algo parecido? ¿Aspiran en Rusia los “alógenos” a unirse con los rusos bajo la amenaza de una opresión nacional peor?” Pág.10.
Se desprende que no puede ser igual el tema de la autodeterminación de las naciones en uno u otro imperio. En el caso de Hungría, podría esta nación en su intento de independencia, caer en manos de Rusia, que es más patriarcal, según los dichos del mismo Lenin.
Sigue y aclara Lenin: “Las condiciones peculiares de Rusia, en lo que toca a la cuestión nacional, son precisamente lo contrario de lo que hemos visto en Austria. Rusia es un Estado con un centro nacional único ruso. Los rusos ocupan un gigantesco territorio compacto, y su número asciende aprox. a 70 millones. La peculiaridad de este Estado nacional reside, primero, en que los “alógenos” (que en conjunto constituyen la mayoría de la población, el 57%) pueblan precisamente la periferia; segundo, en el hecho de que la opresión de estos alógenos es mucho más fuerte que en los países vecinos […]; tercero en que hay toda una serie de casos en que los pueblos oprimidos que viven en la periferia tienen compatriotas al otro lado de la frontera, y estos últimos gozan de mayor independencia nacional (basta recordar, aunque sólo sea en las fronteras occidental y meridional del Estado, a finlandeses, suecos, polacos, ucranianos y rumanos); cuarto, en que el desarrollo del capitalismo y el nivel general de cultura son con frecuencia más altos en la periferia alógena que en el centro del Estado. Por último, precisamente en los Estados asiáticos vecinos presenciamos el comienzo de un período de revoluciones burguesas y de movimientos nacionales que comprenden en parte a los pueblos afines dentro de las fronteras de Rusia.
Así pues, son precisamente las peculiaridades históricas concretas del problema nacional en Rusia las que hacen entre nosotros urgente en especial el reconocimiento del derecho de las naciones a la autodeterminación en la época que atravesamos.” Páginas 10-11.
Ahora se entiende mejor, porque Lenin dijo lo que dijo sobre Georgia, en el artículo anterior. Esta tradición basada en principios, es la que se corta en gran medida con el periodo de Stalin y de posteriores gobierno soviéticos.
Esto de Hungría trasladado a tiempos posteriores –cosa que ocurrió de otra manera por el desenlace de la primera Guerra Mundial- significaría que si Hungría hubiese utilizado su autodeterminación en ese sentido, en realidad no hubiese sido una autodeterminación, sino un social nacionalismo ruso y no un verdadero nacionalismo revolucionario.
Para explicarnos mejor, por ejemplo, actualmente los kurdos, que tienen al ejército yanqui en la región kurda, que lograron “independizarse” en el norte de Siria, es un típico caso de Esbirro, de la misma forma que pudo pasarle a Hungría.
Putin hoy, que ganó de nuevo las elecciones con su partido Rusia Unida, tiene un lema de un ruso blanco que decía, que Rusia Unida es indivisible. Es la toma de una reivindicación oportunista. Pero esa unidad debe ser verdadera, porque si no se pierde el prestigio revolucionario, decía Lenin en otro contexto y referido a la URSS, que hace décadas no existe.
La frase de una Rusia unida e indivisible está sacada de contexto por un contrarrevolucionario blanco que estaba dispuestos a entregar Rusia a Francia e Inglaterra, que dispusieron la logística en la guerra para derribar a los bolcheviques, entre 1918 y 1921 y que querían parcelar a todo ese enorme y rico territorio. Era un falso eslogan, de una falsa reivindicación, que tomó Rusia Unida.
Pero, ¿cuál es la realidad? La realidad es el tema del cipayismo del esbirro. Un Estado que se separase hoy de la Federación Rusa e instrumentalizado por el imperialismo yanqui junto con la OTAN; sería un esbirro yanqui.
¿Qué pasó cuando implosionó la URSS?
Lenin previendo un nuevo congreso de los Soviets, especula con la posibilidad de que cada república socialista soviética mantenga su autonomía, salvo en el aspecto militar y diplomático. Desconfiaba del exceso de concentración de poder. La vida le dio la razón.
Pero Primakov-Putin-Lavrov que sabían esta historia, aprendiendo de ella, desarrollaron en profundidad, la UEE –Unión Económica Euroasiática- que tiene un pacto militar de ayuda mutua, relaciones diplomáticas y buenos lazos económicos. Funciona muy bien, porque no se avasalla ningún derecho. Putin esta en ese camino. Entiende exactamente los términos de los acuerdos de la UEE. Por eso actuó como actuó en 2008 en Georgia.
Putin en Georgia se limitó a reivindicar los territorios de población rusa, de Osetia del Sur y Abjasia, sin avasallar a Georgia; lo mismo en Ucrania: las repúblicas de Lugansk y Donetsk –hicieron en 2014 referéndum bajo control del gobierno neonazi de Porochenko y luego para incorporarse a Rusia en medio de la Operación Militar Especial-, más Zaporozhie y Jerson. En los casos del puerto de Odesa y el oblast de Járkov, la propuesta rusa, para una vez terminada las operaciones militares, es hacer referéndum con observadores internacionales para que los pueblos decidan. Putin argumentó con todos los detalles históricos y sometiendo a reiterados referéndum de autodeterminación y todos los que sean necesarios.
Putin no quiere anexar Ucrania. Porque Ucrania tiene derecho a tener su Estado. Rusia no precisa territorios, que le sobran por su conocida enorme extensión; sino que precisa más población. Cualquiera que venga siguiendo la Operación Militar Especial desde 2022, queda claro que Rusia no pretendió ni pretende tomar Kiev. Si alguien pretende quedarse con partes del oeste de Ucrania, no son precisamente los rusos. Podrían en todo caso hacerlos los húngaros y polacos, a los cuales les sacó parte de sus territorios el gobierno de Stalin, que se incorporaron a Ucrania.
Lenin planteaba que el pueblo judío tenía derecho a tener un Estado. Propuso crear un oblast hebreo en Crimea, que fuera totalmente autónomo, que luego en 1926 -después que falleció Lenin-, se plasmó en la frontera con China, el oblast de Birobishan.
Lenin decía, que si iban los sionistas a Palestina, iban a ser un enclave colonial del imperialismo inglés. El pueblo oprimido es el palestino y el nacionalismo israelí es un nacionalismo opresor. Israel es un Estado esbirro al servicio del imperialismo.
Se entiende que Putin tiene que ser cada vez más federalista, cada vez más leninista. Los países bálticos que ingresaron a la URSS por ocupación militar de Stalin en pacto con Hitler; hoy son un factor antiruso, que heredó del stalinismo, Putin. Integran la OTAN y los tres son esbirros del imperialismo yanqui y sus secuaces.
El Partido Comunista Ruso actual, es en muchos aspectos stalinista y por lo tanto más centralista. Si Rusia siguiera este camino, se perdería como antes ocurrió con la URSS.
Putin está defendiendo la unidad de Rusia contra el cipayismo yanqui. Está en juego la existencia de la Federación Rusa como Estado ante la amenaza en sus fronteras de la OTAN.
