Cuestión de clase

Gonzalo Alsina
El Chasque 184
25/04/2025

Los sionistas suelen, ante cualquier crítica justa, usar la acusación de antisemita, como si los judíos fueran los únicos semitas.

El gobierno de Israel es antisemita, porque está haciendo hoy un genocidio contra los palestinos que también son semitas.

No le podemos pedir que realicen un análisis de clase del Holocausto, por ejemplo.

Lo central es que: los judíos que fueron asesinados por millones en el Holocausto capitalista-nazi eran en su inmensa mayoría proletarios, trabajadores y pobres. Además sobre todo de izquierda y antifascistas: comunistas y socialistas.

Entre los que los mataron y sus cómplices son esencialmente los “mismos” que están dirigiendo el Estado de Israel, el mismo imperialismo monopolista y financiero.

Han usurpado la verdadera historia de los judíos, los imperialistas, donde Hollywood ha jugado su papel. En el cine los judíos sionistas multimillonarios han sido parte de las mentiras y de las medias verdades.

Entre los grandes oligarcas alemanes, entre otros, estaba Alfred Krupp, que era judío. El rey del acero alemán. El que hacia las cámaras de gas de los campos de concentración. Los tanques, barcos de guerra, fusiles, aviones, etc.

En el juicio de Núremberg contra los criminales nazis estaba A. Krupp que decía en el juicio: “La economía tiene necesidad de un desarrollo sano y progresivo. Los numerosos partidos políticos luchaban entre sí en el más completo desorden…Quienes integramos la firma Krupp no somos idealistas, sino realistas. Teníamos la impresión de que Hitler nos ofrecería la posibilidad de un desarrollo auténtico. Por lo demás, lo ha llevado a cabo. Al principio votamos por el partido populista, pero los conservadores no podían gobernar el país; eran muy débiles. En esta lucha implacable por el pan y el poder; teníamos necesidad de ser guiados por una mano fuerte y dura: la de Hitler lo era. Tras los años transcurridos bajo su mando nos sentimos satisfechos.

He dicho que ignoraba por completo el exterminio de los judíos –miente acá para salvar el cuello- y he añadido: “Cuando se compra un buen caballo, no se repara en ciertos defectos.”” ( parte de la declaración de A. Krupp en el proceso de Núremberg, doc. NIK 10746, en “Documents d´’histoire vivante”, dossier VII, ficha 15)

Los consorcios I. G. Farben, Krupp o Siemens, mantuvieron secciones de sus empresas directamente en los campos de concentración donde explotaban hasta la muerte a los judíos. Cuestión de clase.

En la reunión de octubre de 1931 –antes de las elecciones de 1932- de Hitler con los industriales de Bad Harzburg, y la de enero de 1932, en el Club de la Industria de Düsseldorf, en la que Hitler expone sus planes a los magnates del Ruhr, la industria pesada alemana va a subvencionar al partido nacionalsocialista con 700 millones de marcos. Participó el que dice que compró un caballo y no reparó en ciertos defectos (sic).

Con la guerra, los industriales alemanes ganaron 70.000 millones de marcos. O sea, que la inversión de ayuda al partido nazi les reportó un interés del 10.000%. La gigantesca plusvalía robada a la clase obrera reprimida, contó además con el trabajo gratuito de los confinados en los campos de concentración. Le tenemos que creer a Krupp cuando dice: “En esta lucha implacable por el pan y el poder, teníamos necesidad de ser guiados por una mano fuerte y dura – el terrorismo de Estado criminal del nazismo-: la de Hitler lo era. Tras los años transcurridos bajo su mando nos sentimos satisfechos.”

La lucha de clases no paró ni en los campos de exterminio. A. Krupp el principal oligarca imperialista alemán, era judío y explotaba judíos.

El informe del senador Kilgor de los EE.UU dice en sus conclusiones:
“1-No es verdad que los industriales alemanes se hayan afiliado al nacionalsocialismo a última hora y medio obligados. Desde el principio fueron sus entusiastas impulsores; 2-El apoyo por parte de la industria pesada y de la alta finanza alemanas permitió a los nacionalsocialistas tomar el poder; 3-La orientación de la economía alemana hacia la economía de guerra y hacia el rearme acelerado para una guerra de agresión, se realizó bajo la dirección directa de los industriales alemanes.”

En este informe se denuncian más de 1.800 empresas comprometidas y beneficiarias del nazismo: “Consorcio I.G. Farben, Compañía Siemens, Friedrich Flik, Alfred Krupp, Florian Klokner, Hermann Rochling, Barón von Schroder, Hermann Abs, Hugo Stinnes, Albert Vogler, etc.” (Extraído del libro El fascismo y el Pueblo de Ruben Yañez, Ediciones Pueblos Unidos, enero-1973, págs. 38-39)

Otras empresas que apoyaron a Hitler: Kodak, Bayer, Coca Cola, Nestlé, IBM, BMW, Adidas y Volkswagen; lo hicieron antes y durante la 2ª G.M con la complicidad de Gran Bretaña y USA.

Uno de los multimillonarios más grandes George Soros que es judío, entregaba judíos pobres y de izquierda en Budapest, para salvarse. Su imperio económico está detrás de las mal llamadas “revoluciones” de colores. Los neonazis ucranianos lo admiraban y lo admiran como uno de ellos.

Los judíos multimillonarios de USA, Gran Bretaña e Israel están trabajando para el imperialismo, el mismo que persiguió a los judíos en todos los progrom de Europa, incluida la Rusia Zarista.

Trotsky cuando era el jefe del Ejército Rojo durante la guerra civil de 1918-1921 a los que participaron de los progrom, los fusilaba en el paredón.

Cuando se habla de los progrom –un invento europeo- no se dice que no hubo progrom ni en Irán ni en los países árabes. Sin embargo el gobierno israelí trabaja para el imperialismo yanqui y europeo, es el brazo armado en una región estratégica. Son los mismos intereses que hicieron el Holocausto. Los mismos que por acción u omisión están perpetrando el genocidio contra el pueblo semita: los palestinos.

El sionismo del siglo XIX fue producto de la era del nacionalismo y el colonialismo burgués. Pero mientras en la industria y finanzas de países desarrollados como Francia, Gran Bretaña y Alemania había y hay judíos multimillonarios, la inmensa mayoría de los judíos de Lituania, Polonia, en los Balcanes y Rusia eran trabajadores. Por eso surgió el BUND –Unión General de Trabajadores Judíos- participes de la lucha de clases de sus respectivos países.

Surgió un sionismo socialista fundado por Borochov, “Los Trabajadores de Sion”, que buscan emigrar para formar comunidades socialistas.

Después de la Revolución Rusa el ala izquierda se unió a los bolcheviques y a la Internacional Comunista, mientras que el ala de derecha se convirtió en un partido reformista y colonialista que participó de la fundación del Estado de Israel.

Una parte de los judíos rusos emigraron y otra muy importante se quedó en la Rusia Revolucionaria.

La unión de socialismo y sionismo termina siendo una utopía reaccionaria. Porque se pierde la independencia política de los trabajadores y terminan en una cooperación a largo plazo con la burguesía judía y con las potencias coloniales imperialistas.

El Estado judío solo podía surgir en cooperación con el imperialismo, por lo tanto nunca sería socialista. El sionismo hace tiempo que es un instrumento del imperialismo. Cómplice del pinochetismo, de Videla, Somoza, el Sha de Irán y el apartheid sudafricano. Israel siempre vota en la ONU, a favor del bloqueo de USA contra Cuba.

Lenin siempre respetó las tradiciones y particularidades de todos los pueblos. También de los judíos. El teatro hebreo más grande de la historia, el Habina fue fundado en Rusia por iniciativa de Lunacharski. Bajo el leninismo, todas las corrientes judías, incluidas las sionistas eran legales hasta 1925.

El pacto de Hitler con el sionismo alemán
En agosto de 1933 después de negociaciones secretas, nazis y sionistas acordaron firmar el acuerdo de Traslado o Ha‘avara –traslado-, como resultado de las reuniones mantenidas entre funcionarios alemanes y Chaim Arlosoroff, secretario político de la Agencia judía, del Centro Palestino de la Organización Sionista Mundial.

Ha´avara era una compañía comercial creada por la Organización Sionista Mundial que tenía como misión comerciar con los nazis. El convenio se hizo con la intención de trasladar a Palestina a los judíos con sus familias y bienes. Los futuros colonos judíos alemanes podían depositar dinero en una cuenta especial en Alemania, donde se compraban los elementos para poder producir. La compañía judía importaba desde Alemania esos bienes. Cuando el colono judío llegaba a Palestina se le entregaba una suma igual a la depositada en Alemania para empezar su nueva vida. Usando ese mecanismo los judíos exportaron a Alemania naranjas e importaban madera alemana, automóviles e instrumentos agrícolas.

El convenio les facilitó a los sionistas su objetivo de poblar Palestina con gente preparada y trabajadora. Como homenaje al exitoso convenio Joseph Goebbels hizo emitir una medalla especial: con una cruz esvástica de un lado y una estrella de David del otro.

La prensa nazi alemana destacaba las bondades del acuerdo. En 1935 el Congreso Sionista en Suiza ratificó el pacto nazi-sionista. En el periódico oficial nazi en la editorial escrita por Reinhard Heydrich jefe de Seguridad de las SS decía: “Puede estar no muy lejos el momento en que Palestina podrá de nuevo recibir a sus hijos, quienes han estado alejados de ella por más de mil años. Nuestros mejores deseos, junto con la buena voluntad oficial, irán con ellos.”

Fue una minoría de judíos alemanes que se ampararon en ese convenio.

Sobre esto el Dr. Hans Friedenthal, presidente de la Federación Sionista Alemana, decía: “la Gestapo hizo de todo en aquellos días para promover la emigración, particularmente a Palestina. Recibimos a menudo su ayuda cuando requeríamos algo de otras autoridades con respecto a la preparación para la emigración.”

Cuando se produjo el 3º Congreso del POSDR en 1905; Lenin caminando por el Támesis dijo que había dos Londres, dos barrios; uno pobre y otro de los ricos. Como hubo dos polonias: la católica y la judía. Esto es central. Los judíos no era homogéneos, del punta de vista de clase. Había judíos capitalistas y judíos trabajadores.

Hitler la tenía clara. El 13 de setiembre de 1939, a dos semanas del inicio de la 2ª Guerra Mundial cuando ordenó el bombardeo sobre Varsovia, hizo atacar los objetivos económicos y militares y el barrio de los judíos, pero no bombardearon los barrios residenciales.

Los judíos oligarcas de Wall Street y en el Likud son sionistas. Netanyahu es un criminal de guerra al mejor estilo nazi.

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