Uruguay: La Seguridad Social en su laberinto

Fragmento de artículo publicado por La Diaria el 9 de mayo.
Adolfo Bertoni

El Chasque 186
16/05/2025

La Seguridad Social, uno de los temas fundamentales que debe encarar el nuevo gobierno del Frente Amplio. No son sólo jubilaciones y pensiones, la Seguridad Social en un sentido amplio debe asegurar las condiciones mínimas de vida a todos los habitantes, es decir cuidar a aquellos que no pueden defenderse por si mismos, desde la infancia hasta la vejez. Tarea que, encabezada por el Estado, corresponde al resto de la sociedad que si puede valerse por si misma.

Aquí sus palabras:
Lo primero a definir es cuál será el tamaño de la frazada para mejor abrigar las necesidades de nuestro pueblo en estas materias. Hasta ahora (salvo en la ley de 2007) las demás reformas se han hecho mirando estas políticas públicas desde el lado de los egresos y no de los ingresos. En vez de preguntarse cómo hago para encontrar el dinero que necesito para cubrir ­las necesidades de nuestros compatriotas, tanto la Ley 16.713 como la 20.130 evitaron intencionalmente tocar los ingresos del sistema, y la “genialidad” de sus cambios apuntó a disminuir los egresos vía rebaja de las jubilaciones y pensiones en el corto, mediano y largo plazo.

Si no estoy equivocado entonces, debemos promover con urgencia:

1) instrumentar nuevas fuentes de financiamiento y revisar las exoneraciones de aportes al capital, especialmente el grande, muchas de ellas absolutamente injustificadas;

2) tomar como base el proyecto alternativo elaborado por la Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social (ATSS) en 2020, con sus actualizaciones; las propuestas del equipo de representación de los trabajadores y de la Comisión de Seguridad Social del PIT-CNT, y un proyecto del director de los empresarios en materia de aportes;

3) tomar nota de los formidables cambios en el llamado mundo del trabajo (¿o del capital?) y actuar en consecuencia también en este aspecto.

En el diálogo social no debería ser descabellado imaginar que la delegación de los trabajadores, la del Frente Amplio y la de los designados por el Poder Ejecutivo se pusieran de acuerdo.

¿Y qué más? Sin perjuicio de nuestros proyectos, no podemos esperar que el presidente, Yamandú Orsi, ni el gobierno del FA aprueben cosas con las que sabemos que no están de acuerdo, pero sí debemos –apoyados en el 100% de los que votaron a Orsi en octubre y en noviembre– exigir serenamente el más estricto cumplimiento de lo prometido en campaña, y también de la totalidad de lo escrito en el programa de gobierno que aprobamos como ciudadanía.

Nuestra sencilla y fundamentada carta de intención

Nuestra presencia en el diálogo debería ser fácil: hay que llevar apenas dos minutos de la grabación del debate presidencial con Álvaro Delgado (cuando Orsi habló de volver a los 60 años de edad jubilatoria, sin otras consideraciones) y además llevar varias carpetas muy cortitas, con fotocopias del programa del FA relativas a nuestro tema, subrayadas con marcador verde, y entregarlas a cada uno y cada una de quienes estén sentados en la mesa de negociación.

Al principio de esas carpetas se podría escribir una sencilla hoja que diga:

1) apoyamos todos estos puntos del programa del FA que hemos subrayado;

2) no aceptamos la rebaja de la tasa de reemplazo para volver a los 60 años de edad para el retiro, porque nadie lo planteó en la campaña electoral y creemos que Orsi (a diferencia de Lacalle Pou en 2019) no mintió para ganar votos;

3) necesitamos resolver y programar en el tiempo el aumento de las jubilaciones y pensiones, pensiones a la vejez e invalidez, hasta alcanzar el valor del salario mínimo nacional por persona;

4) conforme al programa del FA, proponemos que desde ya se dé total libertad de elección a todas las trabajadoras y trabajadores que deseen salirse de su AFAP y volver totalmente al régimen del BPS o de su caja respectiva (¿quién podría, en este país en el que los liberales hacen gárgaras, oponerse a que cada trabajadora y cada trabajador tenga la total libertad de elegir cómo quieren que se gestione y pague sus futuras jubilaciones y se administren sus aportes?), y

5) iniciar la transición hacia un nuevo sistema jubilatorio y pensionario con “la conformación de un sólido pilar básico solidario que garantice la cobertura universal a través de subsidios para las personas de menores ingresos. Este pilar debe estar complementado por un pilar principal contributivo público de reparto y un pilar complementario de ahorro no lucrativo, capitalizado y con un rol fundamental del Estado en su administración, supervisión y organización, más sencillo de entender”.

Se podría concretar un cambio no pensado y muy positivo: con los aportes que en tal escenario regresen al BPS mes a mes, puede perfectamente pensarse en la creación de un Fondo de Capitalización Colectiva en el BPS, especializado para realizar inversiones productivas en distintos rubros y en el propio Estado, promoviendo la futura sanidad financiera del sistema.

Contemplar efectivamente todas las prestaciones de la protección social

Sencillamente proponemos:

a) Atender los problemas de acceso a las prestaciones que se prevé que existan en el futuro. Será necesario evaluar cómo garantizar un piso básico de protección social en la vejez, superando la limitación que implica que, en la actualidad, las prestaciones no contributivas (pensión por vejez o invalidez) estén supeditadas a requisitos que se derivan de situaciones de vulnerabilidad que deben ser revisados. Se evaluará la creación de una pasividad básica para personas mayores que no disponen de altos ingresos y/o patrimonio.

b) Equidad de derechos y mejora de los esquemas de aportación de los trabajadores independientes, unipersonales y las nuevas formas de relación laboral, garantizando pisos básicos de protección social, asimilándolos a los de los trabajadores dependientes.

c) Incorporar al diálogo las temáticas de cuidados, con prioridad en primera infancia, discapacidad, adultos mayores con dependencia y personas que cuidan. Se analizará avanzar en la articulación y coordinación, así como las mejoras que correspondan, de prestaciones y servicios de actividad y de pasividad entre las diversas instituciones, así como profundizar en acciones de mejora del Sistema Nacional Integrado de Cuidados y de Salud, con prioridad en primera infancia, adultos mayores con dependencia y personas con discapacidad, contemplando en este último caso jubilaciones parciales como una solución alternativa para permanecer en el mundo del trabajo.

Deberá profundizarse en acciones que aborden las desigualdades de género, la situación migratoria y demás aspectos tendientes a avanzar en la igualdad de derechos y oportunidades. Al respecto, resulta fundamental asumir la necesidad de un debate real sobre las desigualdades estructurales de ingreso, permanencia, cobertura y protección de los derechos laborales y de la seguridad social que impactan en la plena inserción de mujeres, jóvenes, la viudez y de las personas en situación de discapacidad en el mundo del trabajo.

Hará falta mucha negociación y más y mejor lucha

En esencia, lo que en esta etapa reclamamos es el cumplimiento a cabalidad de las promesas de campaña electoral y del programa de gobierno del FA, por lo cual en el diálogo no debería ser descabellado imaginar que la delegación de los trabajadores, la del FA y la de los designados por el Poder Ejecutivo se pusieran de acuerdo (salvo en la derogación explícita de las AFAP, que seguimos reivindicando).

Podemos contar con nuestras fuerzas y las de todo el campo popular organizado (y también con las fuerzas de quienes sienten resquemores hacia nuestras organizaciones, pero se verán beneficiados con lo que proponemos). No será tarea sencilla. Pero en verdad, si bien miramos, las grandes movilizaciones que yo estimo que necesitamos no serán otra cosa que apoyar nuestros reclamos de soluciones y, muy especialmente, aquellas planteadas por todo el FA que las votó por unanimidad en su último congreso.

Es decir, si hiciéramos las cosas bien, Fernando Pereira debería ser uno de los primeros en acompañarnos en nuestras futuras salidas a la calle (evitando así errores que ya fueron autocriticados en la fuerza política, como, por ejemplo, el alejamiento de las organizaciones sociales y de los reclamos populares como causas de la derrota de 2019).

Si, como lo dijera en su discurso el 26 de marzo, los militantes y dirigentes del FA no tienen “derecho a fallar”, es razonable y coherente exigir que los gobernantes electos bajo el enorme paraguas de la fuerza política tampoco lo tengan. Si así fuera, más de un trabajador o trabajadora podrían sacarse su selfi al lado de Fernando rodeando el Poder Ejecutivo o el Legislativo como en los viejos tiempos. ¿O estoy soñando despierto?

Adolfo Bertoni fue presidente de ATSS.

Deja un comentario