“No sabían que era imposible, así que lo hicieron” Mark Twain
Ruben López
El Chasque 188
30/05/2025
La encrucijada histórica del presente
Dos artículos publicados en La Diaria el 24/05 nos confrontan con una disyuntiva fundamental de nuestro tiempo. Por un lado, el análisis de Marchesi sobre la relación entre crecimiento económico y distribución de la riqueza nos remite a debates clásicos de la economía política, pero con urgencias contemporáneas. Por otro, la investigación sobre soberanía digital de Cecilia Rikap nos enfrenta a nuevos desafíos sobre la dominación tecnológica.
Estos temas, aunque aparentemente distintos, convergen en una pregunta: ¿es posible construir un modelo de desarrollo que priorice la satisfacción de necesidades humanas por sobre la acumulación privada? Para responderla, debemos examinar críticamente tres dimensiones entrelazadas:
1. La crisis estructural del capitalismo globalizado
El sistema capitalista liderado por EE.UU. muestra síntomas de agotamiento histórico. La financiarización de la economía -brutalmente descrita por Alastair Crooke como «una pirámide invertida de derivados»- ha creado un mundo donde los activos ficticios valen 20 veces más que la economía real. Este proceso tiene consecuencias concretas para América Latina:
• Nuestras economías siguen atadas al rol de exportadoras de materias primas, ahora con el añadido de ser proveedoras de datos para corporaciones tecnológicas
• La llamada «Cuarta Revolución Industrial» profundiza las asimetrías: mientras el Norte global controla patentes y plataformas, el Sur reproduce patrones de dependencia
• La crisis climática exige abandonar el mito del crecimiento infinito, pero el sistema no ofrece alternativas dentro de su lógica
2. El espejismo del crecimiento con derrame
La experiencia uruguaya reciente desmiente el dogma neoliberal. Entre 2019-2023:
• El 95% de los hogares perdió ingresos, mientras el 5% los incrementó
• El PIB creció, pero la desigualdad también
• El 1% más rico concentra el 40% de la riqueza
• Los salarios reales están en valores menores a los de 1975-1976
La fórmula «crecer primero, distribuir después» ha mostrado su fracaso. Como señala Marchesi, cuando el crecimiento no llega -o llega de forma desigual- los sectores populares pagan las consecuencias. El planteo de Oddone, (como antes Astori), insiste en:
• Priorizar la «confianza en las inversiones» por sobre la justicia distributiva
• Dependencia de la recaudación fiscal para los “gastos sociales”
• Delegar en actores privados el dinamismo económico
• Reducir el rol del Estado a mero facilitador de costos
Esta visión ignora lecciones clave de la historia económica:
• Los períodos de mayor movilidad social coincidieron con fuerte intervención estatal (ej: Europa post-1945)
• Los derechos laborales se conquistaron mediante lucha, no por «generosidad» del capital
• Sin mecanismos redistributivos fuertes, el “libre mercado” concentra riqueza de forma natural
3. Soberanía digital y tecnológica: un nuevo campo de batalla
La advertencia de Rikap es categórica: «Quien controla la infraestructura digital, van a determinar las acciones del gobierno». Esta afirmación revela un cambio, dentro de la continuidad:
• Quienes dominan la economía global, ya no son sólo fábricas y tierras, sino los dueños de empresas tecnológicas, digitales, plataformas y del sector financiero
• Tres corporaciones (Amazon, Microsoft, Google) controlan el 70% de la nube global
• Los Estados dependen de infraestructuras privadas para funciones esenciales
Esta dominación opera en múltiples niveles:
1. Económico: Extracción de renta mediante suscripciones y venta de datos
2. Político: Capacidad de censurar contenidos o servicios completos (ej: bloqueos a Venezuela)
3. Cultural: Imposición de lenguajes, estándares y formas de pensamiento
Hacia una estrategia de soberanía integral
Frente a este panorama, proponemos cinco ejes:
A. Reconceptualizar el desarrollo
• Abandonar el fetichismo del PIB como indicador único
• Implementar mediciones multidimensionales (bienestar ecológico, igualdad de género, soberanía tecnológica)
• Priorizar cadenas productivas estratégicas con valor agregado nacional y complementación regional
B. Construir soberanía tecnológica
1. Infraestructura:
• Red latinoamericana de datos con nodos en empresas públicas (ANTEL, UTE,ANCAP)
• Migración gradual a software libre en el Estado
2. Gobernanza:
• Tratado regional para regular plataformas digitales
• Impuesto a flujos de datos transfronterizos
3. Formación:
• Escuelas de programación con perspectiva crítica
• Carreras técnicas orientadas a tecnologías abiertas
C. Democratizar la economía
• Reforma tributaria progresiva (renta financiera, grandes fortunas)
• Fomento a cooperativas de plataforma y economía social
• Plan Nacional de vivienda (subsidio a vivienda única a sectores de menor ingreso)
• Sistema de Salud único y público
• Participación obrera en directorios de empresas estratégicas
D. Integración regional soberana
• Reactivar mecanismos como el SUCRE y Banco del Sur, desarrollar CELAC
• Red de empresas públicas tecnológicas (ej: ARSAT + ANTEL)
• Política industrial complementaria evitando competencia intraregional (ej. Investigación e Industria del Medicamento)
E. Poder comunal en el territorio
• Soberanía Alimentaria, emprendimientos con promoción y participación estatal
• Redes de economía solidaria a escala barrial (Salud, Cuidados, Vivienda, etc.)
• Participación de la comunidad, erradicación de la pobreza, sistema de cuidados
• Administración de los fondos destinados a sus fines, sin intermediación. Educar y formar en las tareas de Gestión y Control
• Formación técnica en diversos rubros para el desarrollo local (electricista, sanitario, albañil, informática, contabilidad, carpintería, cocina, huerta)
La urgencia estratégica
La frase de Thatcher -«There is not alternative»- fue la mayor mentira política del siglo XX. Hoy tenemos claras las alternativas, pero requieren:
1. Audacia programática: Planes concretos como Ley de Soberanía Tecnológica
2. Voluntad política: Enfrentar poderes fácticos nacionales y globales. Fortalecer las organizaciones sociales y políticas
3. Movilización social: Construir hegemonía cultural para el cambio
4. Nuestra América: Unidad de pueblos y gobiernos, no habrá salida si no es con todos.
Sin soberanía tecnológica, no habrá liberación posible.
El capitalismo del siglo XXI nos impone nuevos desafíos, pero también abre espacios inéditos para la emancipación.
La tarea es urgente: construir poder popular para gobernar nuestro destino común.
