Mauro Rivero
El Chasque
27/06/2025
En este pasado conflicto de 12 días entre la República Islámica de Irán e Israel, la defensa iraní logró resultados sin precedentes contra las políticas guerreristas e imperialistas del régimen sionista y cambió el tablero geopolítico de Asia Occidental.
Cabe mencionar que la agresión que inició la escalada bélica, fue perpetrada por los sionistas el día 13 de junio, y constituye una violación del derecho internacional, la soberanía de Irán, a la Carta de las Naciones Unidas y traiciona los principios de la diplomacia. Frente a esta agresión de Israel que asesinó e hirió a científicos, autoridades militares, sus familias y civiles, la nación persa estaba en su derecho de responder.
En primer lugar, y a pesar de motivar al pueblo iraní a rendirse, revelarse contra el gobierno y de programar una guerra psicológica, EEUU-Israel no logró el objetivo de cambiar el gobierno en Irán. Para su desgracia el efecto causado fue contrario: se generó un ambiente de solidaridad nacional, movilizaciones internas en apoyo a las Fuerzas Armadas y aumentó la popularidad de la revolución islámica, logrando la unificación de opositores al gobierno con las autoridades, y de organizaciones no islámicas con el mandato del Ayatola Jamenei.
Otro posible objetivo era desmantelar el programa nuclear iraní, lo cual tampoco fue exitoso: la República Islámica de Irán pudo mantener sus programas nucleares con usos civiles y no fueron dañadas de gravedad sus instalaciones. En relación con este tema, hay tener en cuenta dos elementos: el primero es que los ataques contra instalaciones nucleares son violatorios del derecho internacional por varias razones, entre ellas: que pueden ser causantes de catástrofes humanas y ambientales; y el segundo es que sobraban pruebas de que Irán no estaba desarrollando armas nucleares -hecho reconocido por el mismo Director General de la OIEA, el argentino Rafael Grossi, quien anunció que allí no se estaba enriqueciendo el Uranio arriba del 60%. Durante estos 12 días, el régimen sionista y EEUU atacaron e intentaron dañar diferentes instalaciones nucleares de la República Islámica de Irán, mientras que descabezaban el programa nuclear asesinando a sus principales científicos mediante ataques (en los que también asesinaron a decenas de personas que vivían en los mismos edificios residenciales que estos).
El Mossad israelí recurrió a tácticas terroristas que supuestamente son repudiadas por el mismo Israel y por el Occidente colectivo. En esos 12 días – y también en otra cantidad innombrable de casos- utilizaron coches bomba en la capital iraní Teherán para asesinar y causar terror en la población civil, junto con explosivos controlados desde dentro de Irán y drones. Estos ataques mal llamados de “precisión” o “quirúrgicos”, dejaron a cientas de personas civiles martirizadas y otras muchas más heridas; y tuvieron como objetivo infraestructura civil, religiosa, hospitales, ambulancias y el sitio de la TV pública.
Lo que se consideraba una «verdad» ahora se revela como mito.
Además del fracaso de los dos objetivos imperialistas anteriormente mencionados, hubo otras derrotas políticas y militares. Entre otras cosas, se derribó el mito de los modernos e inviolables sistemas de defensa israelí. Estos sistemas están compuestos por las defensas aéreas: Cúpula de Hierro, la Honda de David y el sistema Arrow, que supuestamente protegen al régimen sionista y a la población ocupante. Vaya sorpresa se llevaron cuando vivenciaron que en realidad no tiene ese 100% de efectividad que anuncia la propaganda imperialista, y hasta se calcula que en las operaciones misilísticas de Irán aproximadamente el 50% de los misiles dieron en sus objetivos. Fue generando un pánico que nunca sucedió en Israel desde su creación en el 1948. La tecnología iraní venció los sistemas de defensa israelíes pero también la idea de invencibilidad que se vende en el mundo entero sobre Israel y los sistemas de defensa de los EEUU.
La moral de la población es un factor fundamental para el desarrollo de cualquier guerra. En estos 12 días, la población iraní demostró valentía y una moral elevada: realizaron manifestaciones antiimperialistas, homenajes a los mártires y movilizaciones de respaldo a las operaciones de contraataque sobre el enemigo Israelí – el cual además intenta derrocar la revolución desde su comienzo en 1979 -. En cambio la moral israelí fue de verdadero estupor: la táctica empleada por Irán dejó a parte de la población israelí dentro de los bunkers, y en los primeros días de ataques, grandes cantidades de israelíes intentaron (y algunos lograron) abandonar el país. Recordemos que durante el primer año de genocidio contra el pueblo palestino de Gaza, 500.000 israelíes se fueron de las tierras ocupadas, y muchos más continuaron esa diáspora. Es evidente que después de este enfrentamiento miles de personas más van a abandonar la Palestina ocupada, y más aún teniendo en cuenta que la mayoría de ciudadanos israelíes tienen doble nacionalidad y que reina un nuevo sentimiento de inseguridad y desconfianza en los sistemas de defensa sionistas. Otro factor determinante de la moral es la convicción de los distintos pueblos, mientras que los persas son una civilización que lleva 3000 años habitando esa tierra, los israelíes tienen apenas 80 años de ocupación y muchos son generaciones de colonos qué llegaron inclusive décadas después de 1948 a ocupar la tierra de los palestinos. El hecho de que las personas israelíes sean ocupantes incide negativamente sobre el sentimiento de identidad, arraigo y a la hora de posicionarse en defensa de esa tierra, mientras que, como otro ejemplo, en la población palestina (la población nativa) hay un sentimiento -y obviamente derecho de- pertenencia, que les impulsa a dar la vida con tal de no abandonar su tierra.
Imperio en decadencia
Esta derrota que sufrió el imperialismo en Medio Oriente puede ser considerada una victoria para el bloque de los BRICS.
La alianza estratégica de la República Islámica de Irán con China y Rusia, y la autodeterminación de la nación persa, la vuelve un objetivo de ataques, injerencias e intentos de cambios de régimen por parte de EEUU-Israel (OTAN) para lograr su dominación. Uno de los hechos que motiva al imperialismo es la Nueva Ruta de la Seda de China en conjunto con Irán, que les posiciona regionalmente a la vanguardia del desarrollo de infraestructura y tecnológico. China es el mayor consumidor de petróleo y gas del mundo e Irán tiene esos recursos para ofrecerle, mientras que China tiene tecnologías necesarias para Irán. La alianza es estratégica porque es política, económica y militar, son socios de primer orden y es evidente que no pueden permitir que un socio estratégico sea balcanizado o destruido como lo hicieron con Irak, Siria, Libia o Afganistán. La línea ferroviaria de China-Irán es otro hecho significativo del actual orden mundial en la «guerra» de corredores. Esta nueva ruta ferroviaria reduce en 15 días el transporte de mercaderías, en comparación con la ruta marítima que pasa por el Estrecho de Malaca para ir desde China a Irán. Las políticas de «máxima presión» de EEUU a Irán no pueden aplicarse en los espacios soberanos de estos socios BRICS, en cambio en el mar si se puede afectar el comercio bilateral de estos estados.

La derrota imperialista es significativa, de hecho Irán ni siquiera usó como estrategia el cierre del Estrecho de Ormuz por donde pasa el 20% del petróleo del mundo, y evitó generar una crisis global. Tampoco perdió el apoyo de sus socios estratégicos, quienes condenaron el ataque israelí y apoyaron el derecho a defenderse a Irán, y que ahora reafirman que pueda continuar con sus programas nucleares, como lo dijo Putin en el foro de San Petersburgo. Además, los pueblos árabes y musulmanes festejaron la victoria iraní lo que remarca el rol fundamental del eje de la resistencia en Medio Oriente.
La victoria de la República Islámica de Irán no es permanente. El imperialismo es una bestia acorralada qué busca revertir su decadencia en base a guerras y por eso los países del sur global deben estar preparados.
