El Partido (Frente amplio) y el Gobierno -3

El fin último de la política, la economía, la ciencia es el bienestar social, la satisfacción de las necesidades humanas

Ruben López
El Chasque 193
4/07/2025

Ahora ya no es el trabajador independiente el que debe ser expropiado, sino el capitalista que explota a numerosos obreros.

Esta expropiación se lleva a cabo por el juego de leyes inmanentes de la propia producción capitalista, por la centralización de los capitales. Un capitalista devora a muchos otros. Paralelamente a esta centralización o expropiación de una multitud de capitalistas por unos pocos, se desarrolla cada vez en mayor escala la forma cooperativa del proceso del trabajo, se desarrolla la aplicación tecnológica consciente de la ciencia, la metódica explotación de la tierra, la transformación de los medios de trabajo en medios de trabajo que sólo pueden ser utilizados en común, y la economía de todos los medios de producción, por ser utilizados como medios de producción del trabajo combinado, del trabajo social, el enlazamiento de todos los pueblos por la red del mercado mundial y, como consecuencia de esto, el carácter internacional del régimen capitalista. A la par con la disminución constante del número de magnates del capital, que usurpan y monopolizan todas las ventajas de este proceso de transformación, aumenta la masa de la miseria, de la opresión, de la esclavitud, de la degradación y de la explotación; pero aumenta también la indignación de la clase obrera, que constantemente crece en número, se instruye, unifica y organiza por el propio mecanismo del proceso capitalista de producción. El monopolio del capital se convierte en un obstáculo para el modo de producción que floreció bajo su égida. La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo alcanzan un punto tal que resultan incompatibles con su envoltura capitalista. Esta se resquebraja. Así llega la hora de la propiedad privada capitalista: los expropiadores son expropiados. » (Karl Marx, El Capital, Tomo I, Capítulo 24)

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Hemos venido discutiendo la relación entre FA y gobierno.
También debemos tener en cuenta el papel de los trabajadores, las organizaciones sociales y el Estado, y sobre todo, apegarnos a la realidad y a como resolver las necesidades.

El fin último de la política, la economía, la ciencia es el bienestar social, la satisfacción de las necesidades humanas, los medios para llevarlo a cabo, la organización de la sociedad, acordes con ese objetivo.

Pero la historia ha seguido otros rumbos, hubo y hay grupos privilegiados. Las clases poseedoras se han puesto como objetivo el crecimiento económico, la inversión, la ganancia, el lucro, la acumulación de capital, de riqueza, para que después derrame sobre el resto de la sociedad.

Así, se sustituye como fin, satisfacer las necesidades humanas, por la acumulación de riqueza en un pequeño grupo, que sostienen, con capacidad de inversión y de gestión para después repartirla. Cosa que niega toda la experiencia de los últimos 200 años de capitalismo.

Analicemos una posible evolución de los hechos.

1. Propiedad social

– El capitalismo genera su propia negación: la expropiación de los expropiadores (los trabajadores toman el control colectivo). Marx (El Capital)

– La propiedad social (no estatal ni privada) es el horizonte, basada en la cooperación y la gestión democrática.

– Se cuestiona confiar en el capital privado para generar empleo, en lugar de impulsar modelos alternativos bajo propiedad y gestión social (economía social, cooperativismo, conglomerados de empresas).

Desafío actual

– ¿Avanzar o administrar? El FA debe elegir entre ser un instrumento de transformación o un gestor del status quo. A riesgo de repetir ciclos donde las demandas populares se diluyen en simples reformas y caer en una nueva frustración.

2. Democracia, participación y protagonismo popular

– Participación real de los trabajadores y el pueblo en la toma de decisiones, no solo en elecciones, sino en empresas, territorios y los organismos del FA.

– Los locales del FA como centros culturales y sociales, integrados a la comunidad, no solo aparatos electorales.

– Cuando se cuestionaba a la URSS por ser «antidemocrática», ¿era por su sistema de partido único o por la exclusión real de los trabajadores y el pueblo en las decisiones?

– Y que pasa con la democracia liberal (ejemplo: EE.UU.), donde los dos partidos sirven al Gran Capital, nunca al pueblo, realidad cada día más evidente.

– La militancia debe incidir en decisiones, designaciones y el rumbo de la fuerza política. Esto exige:

Formación política e ideológica ante la batalla cultural donde se promueve el individualismo y el consumismo.

– Promover la democracia interna y participación de la comunidad.

3. Fortalecimiento orgánico y lucha ideológica

– El FA debe crecer en unidad, organización y conciencia.

– La movilización y la formación son claves para contrarrestar la hegemonía ideológica del capitalismo.

– Ganar a la mayoría para las ideas del cambio.

– Programa con soluciones, un FA fortalecido numérica y orgánicamente, unidad en la acción.

– Presencia en el territorio, en la lucha por trabajo, vivienda, salud, educación y cultura. Cada comité, Coordinadora y departamental, un referente en su zona.

– Los trabajadores organizados, transformar sus reivindicaciones en conciencia, germen de una nueva sociedad.

– Vincular teoría y práctica: las luchas locales deben alimentar el programa, y este debe traducirse en acciones concretas.

– Elaborar un proyecto nacional que articule lo económico, social y político, centrado en las necesidades de la gente. Integrar la construcción de alternativas con la lucha cotidiana. Necesitamos:

– Nuevas formas de propiedad y gestión social con participación popular.

4. El Frente Amplio como herramienta de transformación- Autocrítica necesaria

– Faltan señales claras desde el gobierno y la fuerza política. Eso genera desánimo y refuerza la ideología dominante (individualismo, consumismo).

– Falta de un proyecto nacional que una y movilice a ese 90% de la población beneficiaria de los cambios estructurales.

– ¿Estamos a tiempo de adoptar medidas ante los desafíos que se avecinan? La disyuntiva es clara: ¿avanzamos hacia el proyecto fundacional del FA (liberación nacional y social) o nos limitamos a administrar el capitalismo?

– Seregni, en su primer discurso (26/03/1971), advertía:

«Con enfoques distintos, [los gobiernos blancos y colorados] no lograron renovar ni movilizar creativamente al país. Las masas urbanas accedieron a un nivel de vida que cubría sus necesidades mínimas, pero eso no bastó para profundizar la lucha. No se enfrentó el obstáculo decisivo para el desarrollo nacional, que es la oligarquía.»

¿Viviremos una tercera etapa de frustración? Apostar a la inversión privada como solución mágica para generar empleo y mejores salarios, sumado al asistencialismo —ya demostrado como fracaso global—, no es el camino.

El papel del Partido

– El FA debe ser el puente entre gobierno y pueblo, articulando la alianza de ese 90% beneficiario objetivo de los cambios.

Como estableció su Declaración Constitutiva (05/02/1971):

“La coalición no anula las identidades, pero exige unidad en la diversidad para desplazar a la oligarquía y llevar al pueblo al gobierno.»

– Recuperar el carácter revolucionario del FA —antiimperialista, antioligárquico y con protagonismo popular— es un deber histórico. Es la herramienta que el pueblo uruguayo construyó tras decenas de años de lucha.

Reconstruir el FA desde las base, con:

– Más democracia interna, protagonismo de su militancia.

– Lucha ideológica, contra el individualismo, por nuevas formas de poder popular.

– Vinculación con las luchas concretas (pobreza, trabajo, vivienda, salud, educación).

– Claridad estratégica: Reformas adecuadas a la situación, para la revolución democrática.

La pregunta crucial sigue siendo: ¿El FA será la herramienta para «desplazar a la oligarquía» o se integrará al sistema que juró transformar?

Finalmente, para reflexionar y tener en cuenta:

¿Qué es el estado capitalista?

“ el estado No es un árbitro imparcial que se eleva por encima de los conflictos entre grupos sociales para promover un mítico “interés general”. …basta con mirar a nuestro alrededor para ver que, en la sociedad capitalista, el estado sirve en última instancia a los intereses de la clase dominante..”

“….El resultado es un núcleo duro del estado, a la vez –relativamente– autónomo y estrechamente vinculado al poder económico a través de todo tipo de canales, en particular a través del pantouflage (el movimiento de altos funcionarios entre los sectores público y privado), los centros de formación y socialización de élite y, cada vez más, a través del uso de consultorías (un núcleo que actúa como garante último de la continuidad del poder de clase, más allá de las vicisitudes de los cambios políticos, e incluso más allá de los cambios de régimen).

Desde la España del 36 hasta el Chile de la Unidad Popular, sabemos que la burguesía nunca duda en violar su propia legalidad cuando siente amenazado el orden social.1

1 (Transformar el estado para que el estado no nos transforme –Stathis Kouvélakis –19/05/2024)

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El Partido (Frente amplio) y el Gobierno -1

El Partido (Frente amplio) y el Gobierno -2

Fuerza política, gobierno, trabajadores y organizaciones sociales
Plenario Nacional 19 de abril de 2004

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