Federación de Trabajadores de la industria Láctea
El Chasque 199
15/08/2025
Los dueños de la riqueza, los grandes propietarios de grandes marcas, suelen justificar su acumulación de riqueza de distintas formas. Dicen que todo es resultado de su talento y su particular mirada empresarial. Así lo explican todo. Dicen que acumulan dinero porque son notables.
De manera inédita, la patronal de CLALDY ahora incorpora un nuevo actor para explicar su acumulación de riqueza. Y resulta que las ganancias, el éxito, todo lo bueno que sucede con CLALDY es gracias a Dios. En un mensaje interno, destinado al personal, cargado de cinismo y de mal gusto, la empresa contradice los dichos de su gerencia –que afirmó a los cuatro vientos a través de los medios que la empresa gozaba de muy buena salud económica- y ahora habla de problemas. Y afirma con total impunidad que “nuestra forma de desvincular a la gente no estuvo buena, deberíamos haber actuado diferente. No fue nuestra intención faltar el respeto y si alguien se sintió agraviado pedimos disculpas, no estuvo en nuestra intención herir a nadie”.
El comunicado se refiere –sin nombrar las cosas por su nombre- al despido de toda la dirigencia sindical. Y para hablar de un hecho tan grave hay que hacerse cargo de las responsabilidades y vulneraciones de derechos reconocidos por la Constitución de la República. Es cínico utilizar un lenguaje adolescente y decir que “la forma no estuvo buena”.
CLALDY admite que tiene atrasos en el pago de sueldos, pagos a productores, a proveedores, entre otros y dice que saldrá adelante “con la ayuda de Dios”.
Acá la salida a una crisis pasa –siempre- por el compromiso de las y los trabajadores, de la organización sindical y de toda la sociedad que apoya con su fidelidad a la marca, para que no se pierdan puestos de trabajo.
No fue Dios quien dispuso los despidos. No fue Dios quien echó a toda la dirigencia sindical. No fue Dios quien descargó su furia contra el eslabón más débil de la cadena, ni quien ejerció violencia psicológica contra los trabajadores sindicalizados. No fue Dios quien protegió y mantuvo en sus cargos –con salarios privilegiados- a los gerentes que comandaron el fracaso comercial que desembocó en la situación actual.
La empresa alega que ahora se necesita de la “buena voluntad” para salir adelante.
La empresa tiene la chance de revertir una decisión torpe, antojadiza, antisindical, que viola derechos, y puede comenzar a reconstruir lo que rompió.
La empresa CLALDY si quiere dar señales positivas debe –además de pedir disculpas- retomar a los trabajadores despedidos. Y en todo caso, mirar hacia las gerencias, revisar salarios, revisar el cumplimiento de las metas y objetivos de los responsables de decisiones de gestión, cargos dotados con remuneraciones de privilegio.
Dejen de invocar a Dios, que la solución a los problemas de CLALDY no depende de su existencia o no, como para estar atendiendo el enriquecimiento de los empresarios y gerentes de CLALDY que andan despidiendo gente, vulnerándole sus derechos constitucionales y luego se pretende dar el tema por superado con un comunicado cargado de cinismo.
Federación de Trabajadores de la Industria Láctea | FTIL
