Gobernar desde la gestión y no desde la política.
Soc. Liliana Pertuy
El Chasque
19/08/2025
La burocracia fue, en su momento, la respuesta frente al clientelismo, el nepotismo, el personalismo y la falta de precisión en el manejo de las instituciones públicas. Como señaló el pensador alemán Max Weber a comienzos del siglo pasado, la burocracia debe entenderse como una gran organización cuyo funcionamiento se sustenta en fundamentos racionales.
El modelo burocrático está diseñado para ayudar a las instituciones a cumplir con sus fines, resolviendo problemas públicos desde la perspectiva de la excelencia, apoyado en criterios científicos y técnicos, así como en enfoques teóricos de organización que apuntan a la racionalidad y la formalidad administrativas. El modelo weberiano anticipa, predice y proyecta resultados gracias a la precisión de los métodos de trabajo que emplea.
Sin embargo, hoy asistimos a la burocratización de la política, es decir, al aumento del poder y la influencia de los funcionarios y de las estructuras burocráticas. Esto genera una contradicción entre el funcionamiento propio de la burocracia y los intereses ciudadanos, muchas veces alejando a los gobiernos de los objetivos que los políticos definen en sus campañas y de la base de representación que los legitima.
En este contexto, funcionarios y técnicos se transforman en un sector de opinión y de presión muy relevante en la toma de decisiones que debería adoptar el político o la política.
Consecuencias de la burocratización
- Puede afectar la capacidad del gobierno para responder a las necesidades de la población, generando descontento social y una sensación de distancia o desatención.
- Se percibe a los funcionarios como protegidos por sus cargos y reglas, lo que erosiona la confianza pública.
- La fragmentación burocrática dificulta la coordinación entre diferentes áreas del gobierno y la implementación de políticas integrales.
- Se generan posibles conflictos entre políticos y funcionarios, lo que obstaculiza la gestión pública.
- La burocracia puede favorecer a grupos de interés específicos, en lugar de servir al interés público.
¿Políticos o técnicos? El dilema de la burocracia militante
Muchas veces, para demostrar conocimiento y credibilidad, los políticos designan técnicos en lugares clave. El problema radica en si estos políticos tienen la capacidad de dirigir y orientar políticamente lo que proponen esos técnicos.
A ello se suma otro fenómeno: el de los funcionarios militantes.
En muchos casos, funcionarios que comenzaron como políticos o fueron premiados por su militancia y apoyo a determinado candidato terminan especializándose en alguna función y se burocratizan. En nuestro país es frecuente encontrar directores, parlamentarios y funcionarios de confianza que, desde la salida democrática hasta hoy, permanecen en el establishment. Su experiencia es valiosa, pero existe el riesgo de que, desde esa “comodidad”, pierdan contacto con la realidad que dicen representar. Esto puede generar opacidad entre los objetivos políticos y las reglas de gestión necesarias.
En resumen
La burocratización de la política puede afectar la eficiencia, la transparencia y la legitimidad del gobierno. Es necesario generar mecanismos que hagan de la administración pública un espacio más ágil, transparente y sensible a las necesidades sociales.
No obstante, también puede deslegitimar a los políticos frente a su base de representación, debilitando la democracia, sus instituciones y sus reglas. De allí surge la percepción ciudadana: “Todos son iguales, todos son corruptos, clientelares, nepotistas, no creíbles”.
Como decían los viejos y viejas que tanto me enseñaron de estas cosas: “Ni pelado, ni con dos pelucas”.
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Una economía sin política no es una economía progresista. Es de derecha – Soc. Liliana Pertuy
GANAR EL HOY Y ASEGURAR EL MAÑANA. Wladimir Turiansky
