“Respuesta a la Embajada israelí”

Gonzalo Alsina
El Chasque 204
19/09/2025

Seguimos con Rodolfo Walsh. Le robé el título, del capítulo del libro antes mencionado.

En él, Rodolfo Walsh analiza viejos mitos del sionismo. Estimado/a lector/a, tenga paciencia, porque vale la pena.

“Flagrantes inexactitudes, deformaciones de los hechos históricos, gruesos equívocos, son algunas de las virtudes que la Oficina de Prensa de la Embajada de Israel en Buenos Aires atribuye a mi reciente serie sobre Palestina, según la carta publicada en noticias el domingo 14.

En ella el señor Sejatovich, funcionario de esa oficina, se propone “restablecer la verdad”, y lo intenta sosteniendo, en síntesis, que Palestina era “un país casi despoblado” al fin de la Primera Guerra Mundial; que el problema de los refugiados palestinos fue “creado por los propios líderes árabes”, en 1948, “al compeler a los pobladores árabes a abandonar sus lugares de residencia”, y que el 14 de mayo de 1948 los Estados Árabes “invadieron el Estado de Israel”.

En mi serie de notas yo he sostenido que Palestina era desde el siglo VII una tierra poblada por árabes; que el éxodo de 1948 fue provocado por las organizaciones terroristas Haganah, Irgun y Stern; y que fueron estas organizaciones las que desencadenaron la guerra.

Frente a opiniones tan dispares, un lector distante tiene derecho a conocer las fuentes en que se basan para deducir dónde está la verdad.

El mito de la “tierra sin pueblo”

Expliqué en mis notas que ya a fines del siglo pasado la propaganda sionista convirtió al palestino en “el hombre invisible” del Medio Oriente, a tal extremo que Teodoro Herzl hizo un viaje a Palestina y escribió un informe donde no figuraba la palabra “árabe”. El mito de la “tierra sin pueblo” era útil para fomentar la inmigración del “pueblo sin tierra”. Ese mito renace en la carta de la Embajada de Israel, como si no hubiera sido refutado.

Según el escritor israelí Amos Elon, en un libro de 1971, cuando Herzl viajó a Palestina en 1898, “debía haber allí más de 500.000 árabes palestinos”. Esto se complementa con una observación formulada en 1891 por el judío Achad Haam, que conocía bien Palestina: “En el extranjero solemos pensar que Palestina hoy es casi desierta, un páramo incultivado. Pero no es así, en absoluto. Es difícil encontrar tierras sin cultivar…En el extranjero solemos pensar que los árabes son todos salvajes, comparables a los animales, pero esto es un gran error”.

Cabe preguntarse si no es esa forma racista de pensar, lo que volvía “invisible” al palestino y lo que, todavía hoy, hace que la Embajada de Israel invente cifras de población distintas de las que figuran en los únicos censos conocidos. Así el señor Sejatovich afirma, sin citar fuente, que al fin de la Primera Guerra “la población árabe era de 557.000 y la población judía, de 100.000”.

La verdad es que en 1914 los turcos hicieron un censo que dio una población total de 689.272, y el sionista Arthur Ruppin estimó que 60.000 eran judíos. El 31 de diciembre de 1922 el “Gobierno de Palestina” (o sea el Mandato británico) hizo un censo que dio estos resultados:

Árabes 663.941
Judíos 83.794
Otros 9.474
Total 757.209

Es decir que cuatro años después de lo que dice la Embajada, la población judía aún no llegaba a los 100.000. Tampoco acierta la Embajada cuando dice que Palestina “hasta comienzos de la década del 30 era una tierra de emigración árabe”. Si comparamos el censo de 1922 con el de 1931, vemos que la población árabe creció el 28% y la población judía el 108%, lo que sólo se explica por la política de inmigración que implantó el Mandato británico.

De las cifras que acabo de citar se deduce que los términos “Palestina, país despoblado”, son una falacia en cualquier época que se considere. En 1922, la densidad de la población ascendía a 28 habitantes por kilómetro cuadrado, cifra superior en ese momento a la de Estados Unidos o la URSS, y que Argentina no alcanzará en un siglo; lo que espero no suministre argumentos a ningún colonizador.

El mito de la “agresión árabe”

Para explicar el éxodo palestino de 1948, la Embajada de Israel apela a un argumento que el sionismo ha dejado prácticamente de utilizar desde 1961, cuando fue pulverizado por el investigador inglés Erskine Childers.

El argumento pretendía que “dirigentes árabes” habían hablado por radio a los palestinos ordenándoles evacuar sus casas. Childers viajó a Israel en 1958 y pidió pruebas de ese alegato, sin obtenerlas. Acudió entonces al Museo Británico, donde se conserva la versión grabada por la BBC de todas las emisiones radiales del Medio Oriente desde 1948, y no sólo no encontró un solo llamamiento árabe a la evacuación, sino numerosas exhortaciones, e incluso órdenes, de permanecer en sus casas.

Las razones que incitaron a los palestinos a huir al grito de “¡Deir Yassin!” son la destrucción de aldeas y las masacres que precedieron al 15 de mayo de 1948. Ello está demostrado, en primer lugar, por uno de los responsables de esas masacres, el dirigente de la Irgun Menajem Begin, en su libro La Rebelión. Pero hay además centenares de testimonios.

El mediador de la ONU, conde Bernadotte (asesinado por terroristas sionistas) dijo en su informe: “El éxodo de los árabes palestinos resultó del pánico causado por la lucha de rumores sobre actos de terrorismo reales o supuestos y de la expulsión…Prácticamente toda la población árabe huyó o fue expulsada del área ocupada por los judíos”.

El periodista (y luego diputado) israelí Uri Avneri dice: “En algunos casos, los dirigentes judíos trataron de persuadir a los árabes de que se quedaran, por ejemplo en Haifa. Pero por regla general los incitaron a abandonar sus ciudades y aldeas”. El propio Yigal Allon ha referido que, para limpiar Galilea de palestinos, llamó a los alcaldes árabes y les advirtió “que se van a quemar todas las aldeas de Huleh…que huyan mientras hay tiempo”.

El mayor O´Ballance, e historiador militar inglés, señala que “expeditivamente los árabes fueron expulsados y obligados a huir, como en Ramleh, Lydda y otros lugares. Dondequiera avanzaban en territorio árabe las tropas israelíes, la población árabe era arrancada como por una topadora”.

El terror causado por las masacres tipo Deir Yassin, y no las inexistentes exhortaciones de “dirigentes árabes” a quienes nunca se nombra, fue, pues, la causa del éxodo.

La mayoría de esas masacres ocurrieron antes del 14 de mayo, fecha de la “invasión” de Estados Árabes, y ocurrieron en zonas netamente árabes que, aun dentro del Plan de partición de la ONU, figuraban dentro del Estado Árabe.

Entre el 21 de diciembre de 1947 y el 14 de mayo de 1948, las organizaciones terroristas israelíes montaron las siguientes operaciones de gran envergadura, fuera de los límites de Israel, que en todos los casos significaron ocupación de territorio, toma o destrucción de ciudades y pueblos, y expulsión de árabes:

Qazaza (21/12/47; Sása (16/2/48); Haifa (21/2/48); Salameh (1/3/48); Biyar Adas (6/3/48); Qastal (4/4/48); Deir Yassin (10/4/48); Lajun (15/4/48); Saris (17/4/48); Tiberias (20/4/48); Haifa (22/4/48); Jaffa (26/4/48); Acre (27/4/48); Safad (7/5/48); Beisan (9/5/48). La fuente es el New York Times.

Estas incursiones, y los extensos relatos que las documentan, prueban que Israel no esperó siquiera el día de su independencia, fijado por la ONU, para lanzarse a la conquista del territorio árabe; y que fueron sus organizaciones armadas las que desencadenaron la guerra.

En este contexto, importan relativamente poco las citas de funcionarios árabes que en su mayoría pertenecían a gobiernos corrompidos y reaccionarios, de fuertes vínculos con el colonialismo. Lo que hayan dicho o dejado de decir el rey Faruk, o el rey Abdullah, o el títere británico en Irak, Nuri as Said, tiene tan poca importancia como lo que hayan declarado los Comisionados designados por el gobierno británico, a quienes cita la Embajada (Abdul Khader, el único dirigente amado y seguido por los palestinos, murió en combate). Pretender que sobre esos testimonios se pueda erigir el derecho a la dominación de un pueblo; suponer que el relato de “un refugiado” (entre un millón), aparecido en un diario jordano, justifique las infames leyes de Expropiación dictadas por el Estado de Israel sobre las tierras árabes; hablar de una imaginaria “transferencia de poblaciones”; todo eso es defender lo indefendible.

Comprendo que el señor Sejatovich lo haya hecho, por encargo de su Embajada, con tan poca convicción.” Págs. 414-417.

Aclaración: cuando se habla del éxodo, se refiere a lo que los palestinos llaman la NAKBA.

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