El Chavismo vergonzante de una parte de la izquierda…

Gonzalo Alsina
El Chasque 206
3/10/2025

La Revolución Cubana de 1959 marca el inicio de una nueva época en Nuestra América.
De revolución democrática, agraria y antiimperialista pasó a su proclamación como socialista, después del fracasado intento contrarrevolucionario de Playa Girón.

Veinte años después, con el apoyo internacionalista, en 1979 es derribado la sangrienta dictadura de Anastasio Somoza, y el triunfo de la Revolución Sandinista. Ésta, también, democrática, agraria y antiimperialista. Tuvo gran impacto y fue un aliciente para todos los que luchábamos contra las dictaduras fascistas en el continente.

Dos décadas después se produce el triunfo de Hugo Chávez Frías y uno nuevo triunfo revolucionario, dando origen a la Revolución Bolivariana. Que también es democrática y antiimperialista.

Tres revoluciones anti yanqui. Tres revoluciones defensoras de la soberanía de sus respectivos países.

En el eje del mal para el imperialismo yanqui están: Cuba, Nicaragua y la República Bolivariana de Venezuela. Explica los bloqueos contra estos países, en distintos niveles.

En las dos primeras revoluciones mencionadas la vía para el triunfo fue la armada. En las dos se derribaron dos dictaduras sangrientas apoyadas por el imperialismo yanqui.

En el caso Bolivariano la vía fue pacífica pero con armas. Una de sus características fue que los distintos intentos de derrocar al gobierno bolivariano, fue enfrentado con la alianza civil y militar.

Hugo Chávez fue atacado permanentemente por los grandes medios de comunicación masiva. Desde mucho antes que ganara las elecciones en 1998.

Esta campaña de las oligarquías y el imperialismo permeó a vastos sectores de “izquierda” venezolana y latinoamericana. En distintos niveles y aspectos.

Hubo dos rebeliones en 1992; una el 4 de febrero y la segunda el 27 de noviembre. En las dos no hubo muestras de solidaridad en el exterior. No se entendió. Empezó una feroz calumnia mediática que presentaban a Chávez como el carapintada venezolano. Desde Buenos Aires a Washington repetían esa idea.

Carlos Andrés Pérez era de los principales dirigentes a nivel mundial de la socialdemocracia. Tenía gran influencia en la izquierda. En 1979 había apoyado el derrocamiento de Somoza en Nicaragua. En su primera presidencia había roto relaciones diplomáticas por el secuestro de Elena Quinteros de la embajada de Venezuela en Uruguay durante la dictadura. Muchos compatriotas se exilaron en Venezuela. Nacionalizó por primera vez el petróleo.

Pero, su último gobierno, tuvo dos características: la corrupción y la represión sangrienta contra el pueblo por la aplicación de las recetas del FMI. El famoso Caracazo de 1989.

Contra este Carlos Andrés Pérez se levantó en armas el movimiento de jóvenes oficiales y soldados bolivarianos. Fue una rebelión militar, no un golpe de estado de la cúpula militar.

Ante el fracaso del 4 de febrero de 1992, David Garth inició una campaña para deteriorar la imagen del Movimiento Bolivariano. Comenzó una guerra sucia que presentaba al MBR-200 como un movimiento dirigido a dar un golpe clásico y establecer una dictadura militar.

Difundían todo tipo de mentiras por prensa escrita, radio y televisión. Una verdadera operación de desinformación de gran envergadura, que continúa hasta hoy.

Desde esa época, que muchos dirigentes de la izquierda latinoamericana compraron parte de esas calumnias. Acá en Uruguay compraron. Tanto, que nunca se entusiasmaron con la Revolución Bolivariana.

Hoy los gobiernos de Petro, Lula, Boric y Orsi siguen sin reconocer al gobierno Bolivariano. Por cobardía o porque compraron la campaña mediática que inventó un fraude donde no lo hubo, o lo que es peor saben que fue todo ajustado a derecho y por temor siguen el guión del imperialismo.

Mujica antes de morir dijo que el gobierno de Venezuela era autoritario. Y Orsi sigue sin reconocer al presidente Nicolás Maduro.

Pero, volvamos a julio de 1993, cuando Chávez estando preso en la Cárcel de Yare, recibe un libro de Tomás Borge: “Un grano de maíz. Conversaciones con Fidel Castro”, de Fondo de Cultura Económica, México, 1992. A dos meses de la rebelión.

En este libro Tomás Borge le pregunta a Fidel: “Uno de los dirigentes políticos de este continente que más ha trabajado por la integración, la estabilidad del poder y otros aspectos propios de las democracias de América Latina está pasando especiales dificultades, me refiero a Carlos Andrés Pérez, ¿qué reflexiones hace usted sobre esto?”

Y Fidel le responde: “Es muy lamentable todo lo que ha ocurrido en Venezuela, pero prueba precisamente la crisis que van a desatar en América Latina la política de shock y las imposiciones de Estados Unidos y del Fondo Monetario. Lo que ocurre en Venezuela es consecuencia evidente de la política económica del shock, de las imposiciones, de las medidas y de los principios impuestos por Estados Unidos y el Fondo Monetario. Ahí tiene un clarísimo ejemplo: Venezuela no es un país que vive del azúcar; Venezuela es un país que vive del petróleo, que recibe más de 12 mil millones de dólares cada año por el petróleo; Venezuela es un país de enormes recursos energéticos como la energía hidráulica además del petróleo; Venezuela es un país privilegiado por la naturaleza. ¿Qué explicaciones pueden tener las explosiones sociales en Venezuela como no sea la comprobación de lo que hemos venido diciendo sobre las consecuencias que trae para América Latina esa política, y que la situación en América Latina se hace insostenible?”

Al respecto le dice Chávez a Ramonet en el tercer tomo del libro “Hugo Chávez. Mi Primera Vida”, Vadell Hermanos Editores, 2022, Caracas, Venezuela, página 195: “Al leer eso, yo anoté aquí: Fidel habla de explosiones sociales en Venezuela, no habla de golpe de Estado. Me quedé absorto, y con prudencia, me pregunté: ¿será que Fidel sabe algo?”

Fíjense, que el libro es de 1992. ¿No lo leyeron acá? ¿Le creyeron a los medios de las oligarquías y el imperialismo?

[…]

Sigue el comandante Chávez, en la misma página: “Fidel hubiera podido entrar a defender a Carlos Andrés, pero ¿cómo va a defenderlo, sabiendo que Carlos Andrés es quien está detrás del paquete neoliberal del Fondo Monetario y de Estados Unidos? Sobre todo Fidel, seguramente bien informado a esas alturas, ya sabía que nuestro Movimiento era un movimiento de izquierda.”

A los que no pueden hilvanar coherentemente, ni cinco minutos por Venezuela, les recomiendo humildemente, que lean los dos libros acá mencionados.

Defender el Chavismo y la Revolución Bolivariana, que incluye al gobierno de Nicolás Maduro, es parte del internacionalismo consecuente. Con un artículo solo, no alcanza.

La seguimos en la próxima semana, para derrotar el Chavismo vergonzante de un parte de la izquierda.

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