Jack London
El Chasque
03/12/2025
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Estos párrafos corresponden a una increíble obra de anticipación, escrita en 1907 en Estados Unidos. Jack London, su autor, premonitorio y con gran lucidez se adelantó al fenómeno del fascismo, describió como los monopolios, los trust y lo cárteles generaban el una nueva etapa del capitalismo, el imperialismo.
Descarnadamente, describe la lucha de clases, con todo el horror que implica para los explotados y el más oscuro cinismo de como los explotadores justifican sus crímenes.
A través de estas páginas escritas hace más de un siglo, hoy podemos reconocer a Trump, Netanyahu o Milei y a los grandes capitales que los sostienen en el poder. También veremos a los pequeño burgueses que giran en su órbita, con miedo, vacilaciones, débiles, ceden ante un poder que no pueden detener. Veremos a la Iglesia, la intelectualidad y una “aristocracia obrera”, volverse mercenarios al servicio del Talón de Hierro.
——————— Continuación
Cap. Tercero – El Brazo de Jackson
—¿Qué tiene que hacer aquí la justicia? —preguntó a su vez.
—¿Me quiere usted hacer creer que Jackson tenía todo el derecho de su parte y que, sin embargo, fue vencido? —pregunté con cierta vacilación—. ¿Quiere usted insinuar que no hay justicia en la corte del juez Caldwell?
El abogadito abrió tremendos ojos; luego toda huella de combatividad se esfumó de su cara. Volvió a sus quejas.
—La partida no era pareja para mí. Lo mantearon a Jackson, y a mí con él. ¿Qué posibilidades tenía de ganar? El coronel Ingram es un gran abogado. ¿Cree usted que si no fuera un jurista de primera fila tendría entre sus manos los asuntos de las Hilanderías de la Sierra, del Sindicato de Bienes Raíces de Erston, de la Berkeley Consolidada, de la Oakland, de la San Leandro y de la Compañía Eléctrica de Pleasanton? Es un abogado de corporaciones, y a esa gente no se le paga para que sea tonta[27].
…
A Pedro Donnelly, uno de los capataces que habían declarado en el proceso, le hice la siguiente pregunta: —¿Por qué no hizo notar usted que Jackson se había herido cuando trató de evitar un deterioro de la máquina?
Reflexionó largo rato antes de contestarme. Después miró con inquietud a su alrededor y declaró: —Porque tengo una magnífica mujer y los tres chicos más lindos que se puedan ver.
… A fuerza de trabajo llegué a mi situación actual, que es un puesto privilegiado. Soy capataz, para servir a usted. Y me pregunto si en toda la fábrica habría un solo hombre que me tendería la mano para que no me ahogase.
… —¿No era usted libre para declarar toda la verdad, como había jurado hacerlo?Donnelly sacudió la cabeza.
—La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad —agregué en tono solemne.
Su cara se animó de nuevo. La levantó, no hacia mí, sino hacia el cielo.
—Me dejaría asar cuerpo y alma a fuego lento en el infierno eterno por el amor de mis chicos —respondió.
…
Obtuve más éxito con el otro capataz. James Smith era un hombre de rasgos duros y el corazón se me apretó cuando me le acerqué. Él también me hizo comprender que no era libre; a lo largo de nuestra conversación advertí que aventajaba mentalmente al término medio de los hombres de su clase. Al igual que Pedro Donnelly, creía que Jackson debió haber obtenido indemnización. Fue más lejos, y calificó de crueldad el hecho de haber arrojado a la calle a ese trabajador después de un accidente que lo privaba de toda capacidad. Él también me contó que se producían frecuentes accidentes en la hilandería y que era norma de la Compañía luchar hasta el límite contra las demandas que le entablaban en casos semejantes.
—Eso —agregó— representa para los accionistas algunas centenas de miles de dólares por año.
…. Cuando me hicieron capataz, me casé; luego vino la familia y… ya no era dueño de mí.
—¿Qué quiere usted decir con eso?
—Quiero explicarle por qué testimonié como lo hice en el proceso, por qué he seguido las instrucciones dadas.
…
—, y creo que, efectivamente, un poco de su sangre colorea el piso de mi casa.
..— Si Jackson y todos sus camaradas fuesen tratados con piedad, los dividendos serían menos considerables.
….
—Ninguno de ellos es libre en sus actos —dijo—. Todos están encadenados a la implacable máquina industrial, y lo más patético en esta tragedia es que todos están ligados a ella por los lazos del corazón; sus hijos, siempre esta vida joven a los cuales su instinto les ordena proteger. Y ese instinto es más fuerte que toda la moral de que son capaces. Mi propio padre ha mentido, ha robado, ha hecho toda clase de cosas deshonrosas para ponernos el pan en la boca, a mí, a mis hermanos y hermanas. Era un esclavo de la máquina; ésta machacó su vida, la consumió hasta la muerte.
… nadie es hoy absolutamente libre. Estamos atrapados en los engranajes de la máquina industrial. Usted ha descubierto que usted misma lo estaba y que los hombres con quienes habló también lo estaban.
Pregunte a otros: vaya a ver al coronel Ingram; acose a los reporteros que impidieron publicar el caso Jackson en los diarios, y a los mismos directores de esos diarios, y entonces descubrirá que todos son esclavos de la máquina.
Continuará.
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I- Los metafísicos

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