El Chasque Nº 51: FRENTE AMPLIO: ENTRE LO NUEVO Y LO VIEJO

Chasque 51: A 200 años del nacimiento de Federico Engels
28/11/2020

“Aquel viejo sueño ya se ha derrumbado
y entre sus ruinas brotó
la nueva semilla adolescente
que hoy por el mundo
vuelve a empezar la revolución”
(Retirada 1992 Falta y Resto)

Estos versos encierran la verdad dialéctica que explica el devenir de la humanidad desde el día que nos constituimos en productores de herramientas, diferenciándonos del resto de los animales hasta la fecha. Es en ese momento cuando “la naturaleza adquiere conciencia de sí” (F. Engels), es decir, la especie humana se eleva por encima del resto de las especies del reino animal iniciando un derrotero marcado por la lucha entre lo viejo y lo nuevo. Grandes conflictos y cataclismos civilizatorios, marchas y contramarchas en un avance tortuoso y dialéctico como expresión de esa confrontación, ha pautado la marcha de la humanidad, donde lo viejo se aferra a la vida mientras lo nuevo empuja por nacer. Esta contradicción irreconciliable y antagónica se expresa en este momento entre la relación de producción capitalista y las fuerzas productivas a la que le sumamos el “hábitat”, “la naturaleza” como parte de las fuerzas que niegan y resisten el modo de producción actual. La presión que soporta la naturaleza producto del modelo de producción y como resultado de la hiperexplotación de los recursos naturales, ha colocado sobre la mesa, la posibilidad cierta de la extinción de la vida en la Tierra. A estas alturas de los acontecimientos es claro que si no cambiamos el sistema estamos condenados a sucumbir.

Entonces, cuando leemos algunos documentos y opiniones relacionadas al debate de autocrítica del FA, vemos que se hace acento en los aspectos formales / organizativos y electorales, pero no se pone a consideración de la crítica el accionar programático de estos años y su alcance político – ideológico en relación a los objetivos históricos del FA. Es necesario realizar un esfuerzo serio para debatir y definir los contenidos conceptuales, programáticos, filosóficos e históricos a la luz de la actual realidad; las tendencias globales y nacionales, y cual es el horizonte al que pretendemos aspirar como fuerza política en esta nueva etapa histórica, es decir las razones e ideas por la cual vamos a convocar a nuestros compatriotas.

El surgimiento del Frente Amplio en 1971 fue la materialización política de “lo nuevo que luchaba por abrirse paso”. Su carácter contrahegemónico en todo los planos de la vida marcó esa sensación de estar ante la salida a un sistema terriblemente injusto; una luz de esperanza en la vida de cada uno de nosotros, un estado de ánimo y del “alma” que confrontó duramente con el viejo sistema capitalista. ¡Eso era lo nuevo en 1971 y su mensaje esperanzador conquistó el corazón de la gente!
Hoy, luego de la derrota y perder el gobierno después de 30 años en él, el FA comenzó un proceso de análisis autocrítico. En ese sentido hemos visto y escuchado múltiples opiniones que básicamente sugieren que la derrota fue provocada principalmente por habernos alejado de la gente o en la falta de “hambre de gobernar”, de burocratización, de no saber como hablarle al interior, etc. ¿Estamos seguros que esas fueron las causas? Puede ser, pero todo indica además que lo que existió fue un desplazamiento de la necesaria acción político-ideológico por una versión tecnócrata – administrativa de la gestión de gobierno. Lo vimos del momento que la política fue sustituida por la economía y los datos macroeconómicos. Y lo cierto es que luego de 30 años los asentamientos continuaron, la pobreza se mantuvo y en particular la de los niños. ¿Cuánto más deberían esperar esas personas para que las políticas económicas impactaran positivamente en sus vidas? Por lo tanto entendemos necesario ver críticamente el proceso histórico que culminó en 2019 como cierre de una etapa histórica y sacar enseñanzas para comenzar una elaboración más importante en torno a las ideas centrales que vamos a impulsar en este nuevo siglo. Y debemos hacernos preguntas centrales. ¿Con qué ideas y bajo qué banderas voy a convocar a las personas? Primero que nada debemos saber por qué luchamos y en particular saber si hablamos de lo mismo. En este momento histórico ¿qué razón tienen la existencia del Frente Amplio, a quienes representa y para quienes es importante? ¿Cuál es el horizonte al que anhelamos llegar? ¿Qué tarea histórica tenemos definida?

Es aquí donde se presenta la necesidad de discutir si creemos que es posible vivir dignamente bajo la actual dictadura del capital o por el contrario, damos la lucha y creamos condiciones para superarlo.
¿Tiene oportunidad el planeta de no ser contaminado y agotado sus recursos por una pretendida ganancia de unos pocos?

Traemos un extracto del texto publicado por Monthly Review:
“La dramática imagen de una locomotora desbocada y, por lo tanto, la necesidad de la revolución como freno de emergencia, trae a colación un pasaje similar del Anti-Dühring de Engels, escrito a fines de la década de 1870, un trabajo con el que estaban familiarizados tanto Benjamin como todos los socialistas de su época. Aquí, Engels había señalado que la clase capitalista era “una clase bajo cuya dirección la sociedad emprende una carrera hacia la ruina, como una locomotora cuyo maquinista está demasiado débil para abrir las bloqueadas válvulas de seguridad”. Era precisamente la incapacidad del capital para controlar “las fuerzas productivas, que crecieron más allá de su poder”, incluyendo los efectos destructivos impuestos sobre su “ambiente” natural y social, lo que estaba “conduciendo a la sociedad burguesa entera hacia la ruina, o la revolución”. Por lo tanto, “si la entera sociedad moderna no ha de perecer,” Engels discute “debe darse una revolución en el modo de producción y distribución”

Federico Engels

¿Es posible la liberación de la mujer y el conjunto de la sociedad del patriarcado?
¿Acaso creemos seriamente que un sistema cuya esencia es la explotación de unos sobre otros, se pueda llegar a la conciliación entre el trabajo y el capital?

Ya lo señalaba Engels: “El evangelio de la armonía entre el capital y el trabajo lleva ya predicándose cerca de cincuenta años; la filantropía burguesa ha realizado enormes dispendios para demostrar esta armonía mediante instituciones modelo”.
¿Existe alguna chance de que la contradicción entre el desarrollo tecnológico y el trabajo, en donde las clases dominantes (capitalistas) las introducen provocando la reducción de mano de obra y de esa forma “bajar costos”, se resuelve sin cambiar el sistema capitalista? El desarrollo tecnológico puede trabajar en mejorar las condiciones de vida de la humanidad y no en el desplazamiento de miles al ejército de desocupados.
En tal sentido escribía Engels: “Gracias precisamente a esta revolución industrial, la fuerza productiva del trabajo humano ha alcanzado tal nivel que, con una división racional del trabajo entre todos, existe la posibilidad de producir lo suficiente, no sólo para asegurar un abundante consumo a cada miembro de la sociedad y constituir un abundante fondo de reserva, sino también para que todos tengan además suficientes ocios, de modo que todo cuanto ofrece un valor verdadero en la cultura legada por la historia —ciencia, arte, formas de trato social, etc.— pueda ser no solamente conservado, sino transformado de monopolio de la clase dominante en un bien común de toda la sociedad y además enriquecido”.

Pensemos en la capacidad tecnológica existente hoy en comparación al siglo XIX. Esta permitiría a la humanidad en muy poco tiempo producir lo necesario para vivir y el resto del tiempo dedicarlo al ocio y al disfrute, sin embargo, esta revolución técnico-científica bajo el sistema capitalista significa como lo fue bajo la Revolución Industrial, un incremento en la explotación y miles de desocupados.

¿Cómo país seguiremos siendo productores primarios y dependientes de los precios de los commodities? ¿Qué propuesta alternativa tenemos a estos y otros grandes desafíos? Es evidente que para tamaña tarea histórica es necesario redefinir nuestra “razón de ser” en base a nuestro origen y al futuro que tenemos por delante. Toda expresión política es a su vez una construcción social que responde a una época histórica dada. No se trata ser por el simple hecho de ser, o por que nos une el objetivo de alcanzar el poder por el poder mismo sin tener claro hacia donde vamos y que hacer con ese poder. Por lo tanto, el papel histórico del Frente Amplio, sus objetivos, contenidos, organización, formas y medios deben ser discutidos a la luz de las grandes contradicciones que impone el sistema capitalista hoy.

¿Seguimos siendo “lo nuevo que empuja por nacer” o fuimos cooptados por el “fin de las ideologías” y un mundo unipolar capitalista donde no hay cabida para otros mundos? Visto esto ¿seremos una fuerza funcional, “más social y batllista” del sistema capitalista o nos proponemos el cambio del sistema capitalista? Por lo tanto ¿es posible el cambio o se trata simplemente de impulsar permanentes reformas para mejorar aspectos de la vida de la gente, al decir de Eduard Bernstein – socialdemócrata alemán – hasta un día llegar al “socialismo”? ¿Podremos pronunciar la palabra revolución? Si es así ¿cuál es la relación dialéctica entre reforma y revolución? ¿Cómo se componen las clases dominantes en el Uruguay de hoy, cuál es su estructura orgánica de la riqueza, si el objetivo es superar al sistema capitalista cuáles serán las etapas históricas a transitar y por lo tanto quienes serán nuestros aliados? ¿Cómo inciden las transformaciones producidas en el mundo del trabajo en la conformación de la fuerza de trabajo y su papel motriz histórico en el proceso de cambios?¿Podremos discutir el tema de la propiedad y en particular la propiedad sobre la tierra? ¿Cuál es el valor de la democracia y cual es su posible evolución que exprese claramente la participación directa de la gente en los asuntos del país y su propio destino?
Escuchamos a algunos compañeros hablar de renovación, más no se establece el contenido, ni el sentido (dirección) de esa “renovación”. Creemos importante discutir todo pero a la luz de la necesidad de cambiar el sistema capitalista que hoy somete a la mayoría de la población mundial. No alcanza con denunciar los males del sistema. Es fundamental actuar en forma tal que se den pasos concretos para la superación del capitalismo.
Aquí se abre el debate referido a como llevar adelante este cambio. Se definirán los aspectos tácticos, los procesos de acumulación de fuerzas, las etapas, etc. Hay mucho paño para cortar y es claro que todos los temas y sus contenidos dependerá de los aspectos estratégicos que se definan previamente junto a elementos que se vinculan a los principios y valores del FA.

El MAS en Bolivia, incorpora una mirada de la cultura andina de los pueblos originales unida a corrientes de origen marxista y otras, en la necesidad de cambiar el sistema capitalista e ir creando las condiciones para la construcción del socialismo en Bolivia, la sociedad del “buen vivir”. Más allá de las peculiaridades bolivianas vale la pena ese esfuerzo por construir un anclaje con las culturas de los pueblos originarios.
En 1971 el FA nació con el objetivo de llevar adelante una gran tarea histórica: luchar y cambiar la sociedad basada en la explotación de los más por unos pocos, de una oligarquía financiera y terrateniente ligada al gran capital. Por lo tanto, más que los aspectos formales, nuestra autocrítica en primer lugar debe estar dirigida y pensada en los términos de si fuimos coherentes con esa tarea histórica y si efectivamente dimos todo por alcanzar esa idea expresada por Artigas en el Reglamento de Tierras, donde se manifiesta que “los más infelices sean los más privilegiados”.

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