Pablo Reveca
Chasque143
21/06/2024
Los imperialistas franceses perdieron en Vietnam y en Argelia. A punta de partida, eran guerras injustas y la justicia estaba del lado de los vietnamitas y argelinos que luchaban por la independencia.
Pero veamos como entendían esa guerra los colonialistas y su brazo armada ejecutor.
Uno de los principales ideólogos y práctico de esa guerra contrasubversiva, como ya dijimos fue Roger Trinquier. Éste decía que en una guerra de ese tipo las operaciones llevadas a cabo entre la población civil que apoyaba a los luchadores independentistas era una extensa acción policíaca. Los franceses antes que los propios yanquis decían que el enemigo podía ser cualquier civil. Esa represión de tipo policial iba acompañada de acciones psicológicas y cívicas, lo que suele llamarse la guerra psicopolítica.
Traducido a la práctica la acción policiaca consistía en investigar, identificar, arrestar, torturar a los llamados agentes políticos insurgentes. Como hacían acá en Uruguay la Policía y las FF.AA. En dictadura entre 1973-1985 la mayoría de los detenidos eran sindicalistas o militantes políticos de partidos que antes eran legales.
En el caso argelino donde había una guerra de liberación nacional encabezada por el Frente de Liberación Nacional de Argelia, los represores franceses buscaban desarticular los apoyos del FLN y al propio Frente.
Para Trinquier la acción policíaca era como una acción de guerra más. La guerra era contra los integrantes de un pueblo que luchaba contra los colonialistas. Para este comandante francés la misión principal de la policía no era solo buscar los terroristas, sino destruir en el seno del pueblo las organizaciones enemigas, que ellos consideran que se infiltran en los sectores populares. Trinquier propone: crear organizaciones similares entre el pueblo, pero montadas por los militares.
Decía que si la policía no era capaz de cumplir esa misión, la tenía que hacer el ejército. Esto trae implícito la colaboración entre la Policía y el Ejército.
Como la represión era de un salvajismo pocas veces visto, algunos de los comandantes franceses recomendaban, que en la tortura se usaran cuerpos especializados. Acá en Uruguay durante la dictadura estaban esos especialistas tanto en la policía como en las FF.AA.
Hay una frase de Trinquier que sintetiza la concepción represiva: “Sabemos que una condición sine qua non de la victoria en la guerra moderna es el apoyo incondicional de la población. Según Mao Tse-Tung, eso es esencial al combatiente, como el agua al pez”.
Se desprende de este concepto que la población civil es el enemigo interno y por lo tanto es el campo de batalla donde se desarrolla la guerra irregular o contrainsurgente
Para este militar el objetivo principal de este nuevo tipo de guerra, es lograr el total control de la población. Acá fue con la implementación del terrorismo de Estado a escala total de la sociedad, que la dictadura uruguaya pretendió el control de la población para reprimir aquellos sectores sociales y políticos mejor organizados. Adaptaron esa doctrina.
Trinquier opinaba que para lograr ese objetivo había que hacer todo lo necesario contra la gente para hacerle sentir todo el rigor represivo y así lograr separar a los luchadores del apoyo popular. Acá en Uruguay el terror fue generalizado y permanente. Se vivía en medio del miedo. Cuando la lucha organizada de la resistencia venció al miedo y convivió con el terror, se achicaron los tiempos para la dictadura: Plebiscito de 1980, elecciones internas de 1982, 1º de mayo de 1983, etc., etc.
Para Trinquier, si las fuerzas revolucionarias lograban el apoyo del pueblo, la guerra estaba perdida. Y las perdieron, nomás. La clave está en quien aísla a quién. Ellos pretendían ganarse al pueblo, para ganar la guerra.
Trinquier decía que había que incorporar o enrolar según terminología militar, a la gente en la estrategia contra subversiva. Pero ese enrolamiento era más bien por la fuerza, de ahí que estaba condenado al fracaso. Para este teórico-práctico-torturador y genocida, el control de la población constituía el arma básica de esta guerra moderna.
El gran problema que siempre terminan teniendo estos nuevos guerreros es que les cuesta ganarse la confianza del pueblo. No tienen un programa que convenza. Suelen caer en la demagogia. Y el pueblo termina sabiendo de qué lado debe estar. Pero siempre intentan hacerlo.
Ellos mismo dicen que es muy difícil de separar y fijar el límite entre la subversión comunista de la oposición política. Acá en Uruguay fue la izquierda la más perseguida, pero la dictadura en 1976 prohibió toda actividad política, incluido los PP.TT.
Cuando se logró la unidad social y política en gran amplitud, los días de la dictadura se aceleraron a su final. Sin tirar ningún tiro. Ellos tenían las armas, pero el repudio de la aplastante mayoría del pueblo. El paro cívico del 27 de junio de 1984 los obligó a negociar una salida.
La batalla sobre quién ganaba a la población civil la perdieron en Argelia y acá.
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La guerra contrasubversiva de los franceses y la Doctrina de la Seguridad Nacional (1)
La guerra contrasubversiva de los franceses y la Doctrina de Seguridad Nacional (2)
