Fuerzas organizadas para el cambio

El Chasque 150
9/08/2024

Es hora de impulsar la unidad de quienes tienen como objetivo ejes programáticos comunes para avanzar en los cambios estructurales y centrales. Para nosotros, es necesario comenzar los cambios, pero de acuerdo a la correlación de fuerzas, debatir con que énfasis se toman medidas para debilitar la propiedad privada y promover la propiedad y la gestión social, por ejemplo. Sobre esa base impulsar un gran movimiento que cuestione el statu quo, que piense y sienta junto al pueblo la verdadera necesidad de construir una sociedad donde importe el otro.
La comunidad organizada, hacia nuevas formas de poder popular.

En 1902 Lenin planteó la necesidad para Rusia de una Organización revolucionaria y de un Periódico para toda Rusia.

La situación era de un gran atraso del movimiento en un país atrasado (con respecto a Europa) y el Zarismo que impedía todo avance democrático.

Existe una relación dialéctica entre el desarrollo del Partido y del periódico, en la medida que el desarrollo de uno impulsa, fortalece, el avance del otro y viceversa.

Independiente de la profundas diferencias de la Rusia de principios del Siglo XX y Uruguay o América Latina en el Siglo XXI, la historia del movimiento comunista y de la izquierda en el mundo, ha demostrado la validez de aquella experiencia.

Hoy, la situación de un mundo multipolar que tiende a surgir, la crisis del imperio de turno, Estados Unidos; Nuestra América, que se debate entre el avance de las fuerzas populares en su proceso de liberación o el Fascismo, es necesario analizar, los caminos para la acumulación de fuerzas, las vías de aproximación, las alianzas, para la derrota de las oligarquías criollas ligadas al imperialismo,

Para ello, la claridad ideológica y estratégica es un elemento fundamental, a riesgo de perder la batalla contra los sectores fascistas, del gran capital con su radicalización y violencia extrema. No tanto porque sean más fuertes, al contrario, su debilidad y el temor a perder sus privilegios, los hace más peligrosos. Así vemos un mundo sumido en la explotación, la violencia, el terror, las guerras, en medio de inmensas riquezas y pobreza extrema.

No debemos desconocer cómo los avances electorales, los procesos progresistas en AL, han cuestionado el poder económico. Si bien no han traído cambios estructurales profundos, si le han disputado parte de la plusvalía. El momento de crisis, de caída de la tasa de ganancia (a nivel mundial), explica la ferocidad y el surgimiento de una ultraderecha que termina negando la propia democracia (que se había impuesto como el supremo valor de occidente) y son capaces de tachar de izquierda radical a los propios sectores de la burguesía que enfrentan. Con solo escuchar los conceptos que derrochan Trump, Milei o Bolsonaro se tiene una idea de ello.

El mundo (y nosotros) estamos en una encrucijada, entre el triunfo de trabajadores y pueblo por un lado, o un capitalismo salvaje de la mano de la ultraderecha y el fascismo en sus diferentes formas.

La crisis terminal de Estados Unidos y los países centrales -es un proceso, no es mañana- se hace irreversible. El mundo se encamina a Asia, con sus más de 4,000 millones de habitantes, crecimiento económico superior ante el estancamiento de occidente, el despertar de Africa en lucha por la soberanía, al rescate de su riqueza (además su población es la que más crecerá en los próximos decenios).

Las guerras que se libran hoy (Ucrania, Palestina) son una muestra de ese enfrentamiento, noticia y portada todos los días. Mientras graves conflictos de los que nadie habla, en Africa (Sudán, República Democrática del Congo, el Sahel, Libia, Kenia, etc.), donde la explotación, la miseria, la violencia, los crímenes, la muerte, derivan directamente del afán de lucro de los grandes capitales.

Nos espera un complejo y difícil camino para el cual debemos estar preparados, de ahí la necesidad de recurrir a las experiencias del campo popular.

Retomando las enseñanzas de la Revolución Rusa y de nuestro propio país, debemos desarrollar la organización política y la capacidad de comunicación (el periódico que hablara Lenin).

De acuerdo a la situación concreta, la campaña electoral, el FA, el movimiento social, la comunidad organizada, uniendo esta a los objetivos estratégicos, ganar a la mayoría para las ideas del cambio.

El FA está conformado por partidos y el movimiento que responde a sus bases reunidas en los Comités de Base. Como consecuencia hay distintas visiones sobre la estrategia, la táctica, el programa, de énfasis entre profundidad y amplitud.

Hay un tema central que está planteado: el Sistema. ¿Es necesario superar el capitalismo o sólo hacer reformas sin atacar sus estructuras?

Entendemos necesario establecer claramente cual es la relación dialéctica entre reforma y revolución. La democracia, su profundización y amplitud, unido a reformas impulsadas y sostenidas en la participación popular, que permitan avanzar al conjunto de la sociedad en torno a la justicia social; hacer retroceder la desigualdad, desterrar la pobreza en todos sus aspectos, fortalecer y ampliar la propiedad social y pública, el derecho a una vida digna, entre otros temas, permitirán crear condiciones para seguir acumulando fuerzas hacia cambios estructurales.

El Frente Amplio ha ido alejándose de las definiciones estratégicas importantes, aquellas que definen con claridad cuales son los elementos y los sectores sociales y políticos que traban toda posibilidad de alcanzar la pública felicidad, una vida digna que merezca ser vivida por el pueblo uruguayo.

En el Parlamento se debate en torno a la ley de medios, ley envenenada que le saca una parte central a la democracia que ellos, los PPTT tanto defienden.

¿Por qué? No solo benefician al oligopolio de los canales privados entregando ANTEL, empresa de todos los uruguayos, encima de eso intentan imponer la censura a los periodistas.

Sectores económicos que no quieren ningún cambio, retrógrados, quieren todo igual para continuar sus negocios a costa del pueblo trabajador.

Entonces, para la izquierda, para el Frente Amplio, la lucha por los cambios estructurales es, a su vez, lucha por la democracia, su profundización y libertad real.

Sin embargo vemos, como en lugar de un debate sobre los grandes temas comunes, esa izquierda cada vez se fracciona más, no por la existencia de tantas corrientes ideológicas sino por un cargo, un lugar en el parlamento, etc. Y ese afán por el logro personal sobre el colectivo es lo que va matando a las izquierdas en el mundo.

Es hora de impulsar la unidad de quienes tienen como objetivo ejes programáticos comunes para avanzar en los cambios estructurales y centrales. Para nosotros, es necesario comenzar los cambios, pero de acuerdo a la correlación de fuerzas, debatir con que énfasis se toman medidas para debilitar la propiedad privada y promover la propiedad y la gestión social, por ejemplo. Sobre esa base impulsar un gran movimiento que cuestione el statu quo, que piense y sienta junto al pueblo la verdadera necesidad de construir una sociedad donde importe el otro.

En ese sentido, acercar las fuerzas que apuestan al cambio, concertar acciones comunes, en el marco de unidad que caracteriza al FA. Es en ese ámbito que se necesita un Frente o Espacio o Movimiento unitario que se fortalezca.

Para la ampliación de ese “Frente Popular” es que debemos desarrollar órganos de difusión (dada la amplitud de medios posibles hoy) que lleguen a amplias masas y militantes. Estos deben reflejar la realidad de cada lugar, sus necesidades, luchas, experiencias, la situación concreta, que permita centralizar y a su vez democratizar las decisiones, para la acción común.

El órgano de comunicación, crecerá con el aporte y el fortalecimiento de ese Espacio unitario, desde donde se realiza la difusión, síntesis de todas las luchas, experiencias de los trabajadores y de la comunidad organizada, donde se desenvuelve la militancia.

Desde ese Espacio y los órganos de comunicación, dinamizar la inserción de los Comités de Base del FA, allí donde existan necesidades y reivindicaciones (Centros de trabajo, de estudio, en el territorio).

Estos órganos de comunicación no son solo de agitación y propaganda de ideas, con su dinámica se convierten también en “un organizador colectivo”.

Debemos tomar estos y otros temas, para lo cual ofrecemos El Chasque como vehículo para el amplio debate sobre una estrategia, una táctica y un programa en el proceso de liberación nacional y social, hacia la superación del capitalismo. Hacia nuevas formas de poder popular.

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