El sionismo no negocia

Pablo Reveca
El Chasque 162
01/11/2024

Basándome en los 9 mitos del sionismo del artículo anterior, se puede concluir que el sionismo por racista y supremacista no tiene en su manojo de posibles soluciones, la negociación. Y si lo hace es porque lo obligan, pero no cumplen con lo que hayan negociado.

La Ley del Estado Nación Judío de 2018 afirma que en Israel solo las personas judías tienen derecho a la autodeterminación. Los beduinos (160.000 personas) que viven en el desierto de Naqab/Negev, que viven en su inmensa mayoría en aldeas, no son reconocidos por el Estado, que implica que no tienen los servicios básicos, que si tienen las localidades judías. Esas tribus beduinas viven cientos de años antes que surgiera el Estado de Israel en 1948.

Se consideran superiores y por eso Israel tiene como objetivo eliminar o expulsar a todos los árabes de lo que consideran sus territorios que exceden largamente el actual Israel.

El colonialismo israelí es inseparable del racismo y éste se traduce en el apartheid, que busca la exclusión de la población nativa del acceso a la tierra, al agua y a los recursos del territorio, que fue expropiado por los judíos colonizadores para su provecho.

Diversos organismos internacionales consideran que Israel impone por la fuerza un régimen de apartheid sobre la población palestina, tanto en los territorios ocupados e incluso dentro del territorio israelí.

En los territorios ocupados en Cisjordania existen dos sistemas jurídicos; uno civil para los colonos judíos y otro militar para la población nativa palestina.

En 1980 Israel anexó ilegalmente Jerusalén, pero no tienen ciudadanía ni derechos civiles los palestinos que habitan en la ciudad.

Ante todos estos atropellos de décadas, se ha producido la legítima resistencia del pueblo palestino. Esta heroica resistencia es una lucha de carácter anticolonial. No es un conflicto entre dos demonios. No es un conflicto entre dos pueblos que se disputan un territorio, sino que es la justa lucha del pueblo palestino que se resiste al continuo despojo de sus tierras, su historia y su identidad como pueblo. El despojo es perpetrado en nombre del sionismo, que impulsó un movimiento colonialista surgido en Europa en el siglo XIX, basado en una ideología racista, que se propuso conquistar por la fuerza y colonizar la tierra de Palestina, expulsando a su población árabe nativa y sustituirla por población judía traída de distintos lugares del mundo.

Israel que suele manipular la palabra terrorismo para justificar el actual genocidio en Gaza, en realidad nació del mismísimo terrorismo, con el cual masacraron y persiguieron a la población árabe nativa, realizando una limpieza étnica (la Nakba) que destruyó cientos de pueblos palestinos y expulsó a más de 800.000 personas y las convirtió en refugiados, no permitiendo su regreso, ni a sus descendientes.

En este proyecto colonial sionista no hay lugar para la población árabe nativa que vivió durante siglos en Palestina.

Han aplicado y siguen aplicando la idea sionista de “el máximo de tierra con el mínimo de árabes”. Este objetivo se ve con nitidez hoy en las masacres masivas de civiles, sobre todo niños y mujeres por miles. Es parte y continuación de una limpieza étnica que lleva más de 75 años.

Israel –el gran violador de la ONU- en 1948 se comprometió para ser miembro de la ONU, a permitir el retorno de los palestinos. Ya van cuatro generaciones dispersas por el mundo, de palestinos, que no los dejan regresar.

Una de las razones que esgrime el Estado de Israel para no negociar, es que dice, que no negocia con terroristas.

En Israel y en otros países occidentales usan una definición vaga de terrorismo que les sirve para usarla a su conveniencia.

Suelen decir que terroristas son los que usan la fuerza de manera indiscriminada contra civiles. Con los estándares occidentales, Israel sería un Estado Terrorista.

El uso del término terrorista se usa deliberadamente mucho en las últimas décadas. Solo en USA hay más de 400 definiciones de terrorismo. La definición varía según quién la realiza. Por ejemplo el presidente de Israel dijo que todos los gazaties son terroristas porque votaron por Hamas. ¿Será por eso que matan miles de niños y niñas? Ellos no votan.

La palabra terrorista le sirve a Israel como excusa para cometer un genocidio en Gaza, que se ha podido ver en vivo y en directo, a pesar de todas las censura del “mundo libre”. A pesar del ninguneo mediático y político.

A los crímenes de guerra hay que llamarlos por su nombre. Pero no se puede justificar un genocidio por los sucesos del 7 de octubre de 2023. Un delito no puede justificar otro delito, como hacen a diario en los medios masivos de TV. Y menos justificar la matanza deliberada de miles de niños y niñas inocentes.

El derecho internacional establece a grandes rasgos tres principios.

1-En la guerra hay que separar los militares de los civiles. Para Israel todos los palestinos son objetivos militares.

2-Respetar el principio de proporcionalidad. Este principio Israel lo viola cuantas veces se le ocurre. Con aviones F35 tira bombas de casi una tonelada derribando edificios, matando miles de civiles.

3-Si no se puede separar civiles de militares, no se debe usar armas letales. Israel no cumple con los tres principios que establece el derecho internacional.

Es un Estado que viola sistemáticamente la ley internacional y que mata civiles indiscriminadamente, por lo tanto de acuerdo a los valores occidentales es un Estado terrorista. Por eso hay manifestaciones por toda Europa y en EE.UU., incluidos varios colegios donde hay muchos estudiantes de origen judío, que gritan y manifiestan que no lo hagan en su nombre.

Por lo expuesto en los dos últimos artículos creemos que Israel no tiene voluntad de negociar, ni siquiera el tema de los llamados rehenes. Esto merecerá un artículo especial.

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