La educación en Jaque
Rosana Porteiro
El Chasque
17/11/2025
En el país de no me acuerdo
Doy tres pasitos y me pierdo
Un pasito para allí, no recuerdo si lo di
Un pasito para allá, ay, qué miedo que me da
En el país de no me acuerdo
Doy tres pasitos y me pierdo
Un pasito para atrás y no doy ninguno más
Porque yo ya me olvidé dónde puse el otro pie
María Elena Walsh
No es un diagnóstico demasiado dramático decir que hoy en Uruguay la educación se encuentra en Jaque, entiéndase esta palabra como esa jugada de ajedrez que deja a uno de los jugadores acorralado, a un movimiento de poder perder la partida. Los escasos recursos propuestos en el presupuesto nacional para la Universidad de la República y la Universidad Tecnológica, los recortes en Formación docente, Secundaria, UTU y Primaria, a los que se suma la enorme desigualdad estructural y sus problemáticas insertas en nuestra sociedad, que permean en los centros educativos, hacen que en este momento a la educación parezca caberle este diagnóstico.
No es la primera vez que la educación pasa por momentos difíciles y creemos que no es inocente que así sea, un pueblo educado no es tan fácil de manipular, y no configura específicamente esa masa de trabajadores a los que se ha llamado desde la economía de mercado “mano de obra barata”. Pero de un gobierno con compromisos históricos, ideológicos y electorales con los derechos humanos y la lucha contra la desigualdad social, se esperaría otra postura frente a la realidad tan compleja en la que se encuentra la educación.
Las profesoras y maestras tenemos una tendencia que nos caracteriza en cualquier lugar donde estemos, de “amucharnos” con las colegas para hablar de temas que nos preocupan, como las dificultades socioeconómicas, emocionales y de aprendizaje de nuestros estudiantes, la falta de herramientas, como por ejemplo equipos interdisciplinarios, para abordar estas problemáticas; los legados de la transformación educativa del gobierno anterior que persisten en el actual; la sobrecarga de tareas administrativas; la incertidumbre de la continuidad laboral en la escuela en la que trabajamos o incluso en cualquier otra dependiendo de los avatares políticos de turno, etc. Es que aunque podemos hablar de estos temas con familiares y amigos, y de hecho lo hacemos muchísimo, buscamos la empatía de los que están o estuvieron dentro del sistema educativo y pueden comprender por tanto las problemáticas que nos cargan las espaldas por estos días.
Si de empatía en lo que tiene que ver con comprender los desafíos de la tarea docente se trata, una supondría que a este gobierno no le debería faltar, no solo por venir de una ideología de izquierda. El presidente de la República, es profesor de Historia, al igual que José Carlos Mahía, Ministro de Educación y Cultura (MEC), Edgardo Ortuño, titular del Ministerio de Ambiente y el Senador del Frente Amplio, Sebastián Sabini, entretanto el ministro de Desarrollo Social, Gonzalo Civila, es profesor de Filosofía. No son los únicos docentes en este gobierno, Gabriela Verde, Subsecretaria de Educación y Cultura, es maestra así como el presidente del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Pablo Caggiani.
Pero como en el juego de los espejos nada es lo que parece, este gobierno se inició con un proyecto de Ley de Presupuesto Nacional en el que la educación es una de las grandes áreas olvidadas. ¿Era de extrañar que los docentes y los estudiantes se movilizaran, ocuparan sus centros de estudio, denunciaran las condiciones en las que quedará su formación de mantenerse este presupuesto? Por lo menos para los integrantes del gobierno de izquierda con trayectoria docente, supondríamos que no. Sin embargo Caggiani cuestionó el paro automático que la Asociación de Maestros del Uruguay en Montevideo (Ademu) resolvió en asamblea general ante situaciones de agresión en los Centros educativos. Además, esta crítica de Caggiani fue realizada luego de que Ademu aplicara la medida debido a una situación de violencia extrema que se registró el miércoles 5 de noviembre en una escuela pública del barrio Jardines del Hipódromo (la sexta agresión sucedida en escuelas públicas en lo que va del año). El hecho fue de tal gravedad que la Secretaria General de Ademu Montevideo, Paola López, calificó la situación de violencia ocurrida en Jardines del Hipódromo como «un antes y un después», por el nivel de agresión, la premeditación, la intervención de adultos y menores de fuera de la escuela, y por tratarse de una golpiza generalizada en la que hubo niños agredidos.
Frente a estos hechos, ¿que pretendían los gobernantes de izquierda, con experiencia docente y gremial, que los trabajadores no hicieran visible esta situación y denunciaran las condiciones en las que enseñan y aprenden hoy maestros y niños en muchas escuelas? ¿No sería una irresponsabilidad de parte de los docentes y la institución, ante un hecho tan grave seguir trabajando como si nada hubiera pasado, continuar poniendo el cuerpo a una realidad que se hace insostenible y para la que no llegaban hasta este momento medidas tendientes a solucionar, ni siquiera a corto plazo? ¿No es para eso que se crearon los sindicatos, para defender los derechos de los trabajadores y el trabajo digno? Preguntas para las que, cualquier respuesta tentativa, se relaciona con esa imagen distorsionada de nuestros gobernantes frenteamplistas, que perteneciendo a una coalición política con raíces de izquierda, que apuntó desde sus orígenes a gobernar junto con el pueblo, hoy se ponen de espaldas a él.
Nuestros gobernantes no nos dejan más remedio que suponer que como en la canción de María Elena Walsh cayeron en la desmemoria, se olvidaron de dónde vienen, cuáles son los principios de la fuerza política que integran, a quién representan y quién los puso en el lugar que ocupan. Y es que con tantos pasos atrás, aunque en cada campaña electoral se lo identifica con la figura de Liber Seregni como uno de sus fundadores, el Frente Amplio cada vez está más lejos de los principios que le dieron origen, plasmados en un fragmento de ese discurso de Seregni del 26 de febrero de 1971 que quedó grabado en la memoria de muchos militantes: “y emprender transformaciones profundas que es la razón de ser del FA. ¿Cómo? Volviendo a sus orígenes, a la gente, a la calle, a la multitud. En actitud coherente con su historia y el pueblo uruguayo que supo forjar esta gran herramienta. En este nuevo ciclo electoral, no es una persona quien nos sacará de la profunda crisis que vivimos, sino esa vuelta a los orígenes que mencionamos, con la participación multitudinaria en todos los ámbitos sociales y políticos….”.
Pero la desmemoria del presidente del Codicen no viene de estos últimos días, en enero de 2025 Caggiani reconoció “logros” en la gestión del gobierno anterior y afirmó que “este año” no habría cambios en la reforma educativa de Robert Silva. Se olvidó que la posición contraria a la reforma educativa del anterior gobierno fue una de las banderas de la campaña electoral del FA, que además forma parte de su programa de gobierno y por si esto fuese poco, que después de su implementación todas las Asambleas Técnico Docentes y sindicales de profesores y maestros, incluyendo Ademu, gremio que Caggiani integró hasta hace unos días, manifestaron su rechazo a la reforma educativa por considerarla nefasta. Además de haber dejado de desempeñar el rol docente, tomar una posición contraria a las votadas por las asambleas generales de su gremio son suficientes motivos que justifican la decisión de la asamblea de Ademu de desafiliarlo del sindicato y aún cuando se piense lo contrario fue una decisión totalmente democrática, tomada en una asamblea de mas de 800 afiliados. Que el jerarca haya elegido colocarse en la posición de victima frente a esta decisión del gremio y desviar el foco de la información, de la grave situación que enfrentan los docentes, lo atribuimos a otra perlita más de la desmemoria, el olvido de los mecanismos gremiales que él y todos sus compañeros docentes integrantes del gobierno, que salieron a defenderlo, conocen muy bien.
Ante este estado de cosas, ¿cómo resistirán “los de a pie” el desconcierto y desesperanza causadas por una arremetida que llega desde los que deberían estar velando por sus derechos? Quizás la mejor forma de anular el olvido sea con más memoria, memoria de quiénes somos, de dónde venimos, y de qué lado estamos. Pero recordemos que estamos en el juego de los espejos, deberemos ser cautos y apoyarnos unos a otros para no perdernos. En palabras del escritor argentino Alejandro Dolina “sería mejor, entonces, más que mirar el espejo preguntarle al de al lado, al que también es morocho y que vive como nosotros a ver cómo nos ve, que le pasa, que siente. Y mirar entonces más la realidad y menos el espejo de la realidad. Porque a veces ese espejo está tendenciosamente modificado y es definitivamente fraudulento”.
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