El fascismo corriente
En medio de la pandemia se conmemoró una nueva Marcha del Silencio. No lo hicimos caminando por 18 de julio bajo el silencio roto únicamente por los pasos y la respiración de miles. Esta vez, la marcha se multiplicó en miles de iniciativas creativas de nuestro pueblo para manifestar la aparición de los desaparecidos bajo la dictadura, verdad y justicia, nunca más terrorismo de estado. Todos los 20 de mayo los uruguayos despertamos de la rutina, del trajín de nuestras vidas para enfrentarnos nuevamente con nuestra historia reciente, con un presente que lucha contra el olvido y la amnesia de lo que significó el golpe de Estado y la dictadura instalada a partir de 1973.
A partir de la disolución del Parlamento por el gobierno de Bordaberry
se iniciaron quince años de terror. Pero ese hecho trágico para los uruguayos no fue producto de unos aventureros ambiciosos sedientos de poder. Fue en respuesta al avance del movimiento popular que cuestionaba directamente el poder de la oligarquía, de la rosca que no encontraba la forma de impulsar libremente sus planes regresivos.
Con la complicidad de los partidos tradicionales, que buscaban su salvación en salidas autoritarias votando leyes antidemocráticas para detener y frenar las exigencias de las fuerzas populares, dieron espacio al crecimiento e iniciativa de los sectores fascistas y ultra reaccionarios existentes para hacerse definitivamente del Estado y aplastar al movimiento popular. Bajo discursos demagógicos, tratando al movimiento popular como enemigo interno, sedicioso, antipatriota, que conspiraba desde la sombra, que querían destruir nuestro modo de vida sustituyéndola por formas foráneas, se encaramó el golpe de estado y la posterior represión sobre el pueblo uruguayo.
Y desde el momento de la disolución del Parlamento, rápidamente, el proceso de fascistización fue radical. La rosca oligárquica unida al capital financiero culminó el asalto de toda la estructura del Estado e impuso bajo el terror una dictadura fascista. No fue una dictadura cívico – militar como la caracterizan muchos. Esta definición oculta el carácter de clase y los objetivos económicos del capital financiero para imponer sus planes de expoliación del pueblo y los recursos del país.
Jorge Dimitrov, (revolucionario búlgaro, comunista y militante antifascista) caracteriza al fascismo en su avance en Europa previo a la Segunda Guerra Mundial de la siguiente manera:
(*)“El fascismo en el poder es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero”.
“El fascismo no es una forma de Poder Estatal, que esté, como se pretende, «por encima de ambas clases, del proletariado y de la burguesía», como ha afirmado, por ejemplo, Otto Bauer. No es «la pequeña burguesía sublevada que se ha apoderado del aparato del Estado», como declara el socialista inglés Brailsford. No, el fascismo es el poder del propio capital financiero”.
El golpe de estado de 1973 en Uruguay no fue un hecho aislado al margen de un contexto internacional y regional. A partir de la crisis de principios de los años 70 y la fuerte caída de la tasa de ganancia, se produce una ofensiva del capital para imponer un nuevo modelo de acumulación. Esa ofensiva en América Latina no fue solamente en el terreno económico, fue necesario imponerla a sangre y fuego un ajuste de cuentas sobre los sectores populares, cortando de raíz todo proceso revolucionario e imponiendo dictaduras fascistas para aplastar violentamente toda resistencia que le impidiera llevar adelante esa reestructura del capital.
Al igual que ayer, como lo denunciara Dimitrov:
(*)“Tratan de resolver el problema de los mercados mediante la esclavización de los pueblos débiles, mediante el aumento de la presión colonial y un nuevo reparto del mundo por la vía de la guerra. Para esto, necesitan el fascismo”.
Como punto articulador del conjunto de los golpes de estados en América Latina se encuentra la Doctrina de Seguridad Nacional promovida por Estados Unidos durante la Guerra Fría, diseñada para enfrentar “al imperio del mal” como describió Ronald Reagan a la URSS y cuyo objetivo era impedir que en su “patio trasero” alumbraran nuevas experiencias revolucionarias (con Cuba ya era suficiente) con la posibilidad de perder territorios estratégicos en el marco de esa confrontación.
¿La historia puede repetirse?
Hoy vivimos a nivel mundial la dictadura del capital financiero y su expresión es el neoliberalismo. El fascismo es parte esencial del capital financiero y nada dice que al peligrar sus privilegios, no vuelva a convocarlo.
De vuelta las democracias en AL en los 80, pero ya derribadas la viejas estructuras del estado durante el período de dictaduras, se inicia un proceso de consolidación del neoliberalismo. Entrega de las empresas públicas a manos del capital privado, privatización de la educación y de la salud, transferencia de recursos hacia los centros de poder, empobrecimiento de los trabajadores y de la población en general y una gran concentración del capital en pocas manos.
En el caso de Uruguay, el intento de asaltar y destruir los aspectos centrales del “Estado benefactor, el escudo de los pobres” impulsado por el batllismo, reflejado en las empresas públicas, en la salud y la educación laica, gratuita y obligatoria, tuvo al movimiento popular, sectores democráticos y a la izquierda un contrincante, que en cierta medida, hizo naufragar esos planes. A pesar de determinados triunfos y el resultado de esa batalla que llevó al FA a conquistar el gobierno nacional y mantenerlo durante quince años, hoy nuevamente escuchamos voces que expresan un pensamiento fascista.
El fascismo corriente
Es populachero, pregona el odio al pobre y las comunidades LGBT, explota las frustraciones y promueve los rencores sociales. Es enviado de dios, como Manini Ríos, lucha en nombre de dios, como George Bush para invadir Irak, ingresa al Parlamento boliviano Jeanine Áñez con la biblia neopentescostal en la mano. En forma demagógica se viste con los símbolos patrios y destilan odio contra las políticas de género culpando a la despenalización del aborto de la situación demográfica del país y se inmolan en nombre de la familia. Son los salvadores de la patria frente a un sistema político corrupto. Van contra la educación pública y sus contenidos como el diputado Cat de CA, haciendo el ridículo con los textos de 4º y 6º año de primaria. El fascismo se alimenta de la ignorancia. El fascismo necesita de cómplices, de los grandes medios de prensa agrupados en Andebu, del colaborador ferviente de la dictadura del 73, el diario El País, de programas como “Santo y Seña” de Nacho Álvarez o de “Malos Pensamientos” de Pettinati. Todos ellos colaboran en la construcción de un relato hegemónico que abona el terreno para las expresiones fascistas en la sociedad.
Lo cierto es que nuevamente los partidos tradicionales se unen a un partido que expresa claramente un discurso fascista como es Cabildo Abierto. Y lo más grave es que lo necesitan para gobernar.
Es hoy cuando arremeten contra los sindicatos desprestigiándolos y por medio de la LUC intentan amordazarlos limitando y modificando el derecho de huelga consagrado en la Constitución. La burguesía conservadora, temerosa del movimiento sindical, se une al fascismo, a las Cámaras Empresariales, a la ARU gestora de cuanto golpe de estado hubo en Uruguay para ahogarlo, como lo quiso hacer la dictadura en 1973. Vieja pretensión de las clases dominantes uruguayas, del herrerismo y riveristas del abuelo de Manini Rios desde 1930 bajo la dictadura de Terra que hoy vuelven a la carga.
Son las normas propuestas por la LUC referidas a la seguridad y al combate a la delincuencia, en la que se promueve el gatillo fácil, el Estado Policial, prefigurando condiciones para el avance del fascismo. Nos trae al recuerdo aquel 15 de abril de 1972, donde los partidos tradicionales obedeciendo a la rosca oligárquica votó un “estado de guerra interno” a pedido del Poder Ejecutivo, en virtud de las cuales quedaron suspendidas temporalmente ciertas garantías constitucionales. Una vez que se cruza determinadas líneas y se violan derechos democráticos, es muy difícil volver atrás y la sociedad comienza a acostumbrarse que esa es la “nueva normalidad”. De ahí la importancia de la Marcha del Silencio y de la lucha para confrontar expresiones fascistas y leyes autoritarias.
Si comparamos en palabras de Dimitrov, los inicios del fascismo, con la actualidad, vemos las enormes coincidencias en el contenido del discurso de Cabildo Abierto. Para que exista la posibilidad del fascismo es además necesario crear una subjetividad , un sentido común.
(*)“El fascismo logra atraerse las masas porque especula de forma demagógica con sus necesidades y exigencias más candentes. El fascismo no sólo azuza los prejuicios hondamente arraigados en las masas, sino que especula también con los mejores sentimientos de éstas, con su sentimiento de justicia y, a veces, incluso con sus tradiciones revolucionarias…” “El fascismo aspira a la más desenfrenada explotación de las masas, pero se acerca a ellas con una demagogia anticapitalista, muy hábil, explotando el profundo odio de los trabajadores contra la burguesía rapaz, contra los bancos, los trusts y los magnates financieros y lanzando las consignas más seductoras para el momento dado, para las masas que no han alcanzado una madurez política; en Alemania: «Nuestro Estado no es un Estado capitalista, sino un Estado corporativo»; en el Japón: «por un Japón sin explotadores»; en los Estados Unidos: «por el reparto de las riquezas», etc…
”El fascismo entrega al pueblo a la voracidad de los elementos más corruptos y venales, pero se presenta ante él con la reivindicación de un «gobierno honrado e insobornable». Especulando con la profunda desilusión de las masas sobre los gobiernos de democracia burguesa, el fascismo se indigna hipócritamente ante la corrupción”.
Pero lo relevante y grave es que esta conformación política (CA) que obtuvo una importante votación en los sectores más débiles y atrasados de la sociedad, se da en el contexto de la experiencia de quince años de gobiernos progresistas del FA. Es evidente que el error mayor fue el no haber dado respuestas profundas y radicales a los sectores más postergados, avanzando en desarticular el poder económico de las clases dominantes, la no incorporación del pueblo al proceso de transformación y profundización de la democracia. Evitando además la confrontación política e ideológica con los sectores conservadores y ultra reaccionarios de la sociedad.
Promovimos el “consenso de clases” en un contexto capitalista, suponiendo que era posible el desarrollo armónico entre el capital y el trabajo.
Esta visión socialdemócrata impulsa la idea que el camino real para alcanzar una sociedad diferente es realizando pequeñas reformas, administrando el capitalismo y dejando de lado la construcción de una conciencia y acumulación de fuerzas anticapitalistas, llevó definitivamente a la derrota del Frente Amplio.
Algo similar ha pasado en el mundo y en la región. Brasil, Ecuador, Bolivia son casos claros de que el capital financiero no va ceder terreno fácilmente.
El fracaso de años de socialdemocracias en Europa, unido a la crisis que impulsa a miles de inmigrantes hacia ese continente, al igual que desde Centroamérica miles llegan a EEUU, ha significado en Centroeuropa la instalación de gobiernos de ultraderecha de corte fascista o el fortalecimiento de movimientos y partidos fascistas, en Francia, Italia y España.
La actual crisis del capitalismo unido y agudizado por la crisis sanitaria ha creado condiciones peligrosas para una nueva escalada del fascismo como salida a esta situación. Dependerá de la capacidad de las fuerzas democráticas, del movimiento popular en su conjunto y de los partidos de izquierda para construir una alternativa que aborte posibles intentos de instalar nuevamente el terrorismo de Estado.

Excelente caracterización del momento, en Uruguay y en el mundo. Los tiempos que vienen serán o de retroceso de las libertades para los trabajadores y pueblos o de heroicos avances populares imponiéndose a Oligarquías apátridas ávidas de riqueza y poder, aliadas al impserialismp.
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