El Chasque Nº45

15/10/2020
A MODO DE BALANCE Y PERSPECTIVA

Al Comité Quijano.

He leído en estos días varios documentos de balance, crítica, autocritica, balances y perspectivas de todo tipo y color, en este caso tomaré el último documento del FA bajado como aporte e insumos a discutir en los Comités.

En primer lugar y desde la redacción me es imposible sostener coherencia de esta Fuerza Política, pues está redactado desde la lejanía de las alturas, alejado y  colocando a la gente como seres que no entienden ni defienden lo que tanto se les dio.

Por lo tanto creo que este es, al menos en mi consideración, una base simple y de primera instancia para tratar de revertir todo lo que nos ha hecho retroceder en cultura mental la oligarquía, de la cual se notan siempre los mismos apellidos desde los que traicionaron a Artigas, incluso hasta tomando nuestro propio discurso, para darlo vuelta y que nosotros mismos lo tomáramos como cierto; EL ELLOS vs. EL NOSOTROS.

Considero que nacimos y nos desarrollamos en el corazón del Pueblo mismo, con una entrelazada malla social donde caben muchas y diferentes capas, sobre todo en esta etapa, donde la clase obrera ha tenido, tiene y tendrá un papel preponderante en la conducción hacia la acumulación y el empoderamiento del proceso revolucionario, (término este que hemos dejado de mencionar).

Dejamos de entender que la contradicción es PUEBLO-OLIGARQUÍA, además de la de IMPERIALISMO Y NACIONES, (sostenidas estas por los pueblos que la habitan).

Entonces cuando el documento que se nos ofrece plantea que fuimos perdiendo apoyo durante los últimos 15 años, podríamos decir que, aquellos militantes que tanto hicieron en la acumulación durante años, al irse a ocupar cargos de gobierno se convirtieron en dirigentes de elite, se olvidaron de la consulta popular, de nuestras bases, llevando al desencadenamiento de un retroceso que fue tomado por los más distraídos frenteamplistas, que desilusionados de no encontrar eco dentro de las filas que habían ayudado a construir, se fueron alejando e incluso dividiéndose dentro del propio organismo FA cada día más y más burocrático y de mono actividad, que lo llevo a  desflecarse como La Fuerza Política de la izquierda organizada.

Por lo tanto la múltiple causal de nuestros errores están dentro mismo de nosotros, pues nos ganó la propaganda que no pudimos contrarrestar. Por supuesto que es un ataque muy bien pensado de la rancia oligarquía que además es dueña de los medios.

Durante los últimos 15 años, no supimos trabajar en el empoderamiento de la propia gente que aportaba ideas, fuimos más asistencialistas que otros, cierto es que nos ayudó a sacar la gente de su profunda pobreza monetaria, aunque no supimos culturizarla en la revolución que significaban los cambios que construíamos.

Nos olvidamos de construir conciencia, el saber distinguir cual es el verdadero enemigo. Como dice más arriba, (lo que tanto se les dio), probablemente se les dio sin preguntar si querían eso, o simplemente le dimos algo que para ellos y su cultura no apreciaban tanto.

No supimos fomentar ORGANIZACIÓN, en eso fallamos, programas que elaboramos con tanto empeño, tal vez no supimos hacer partícipe al resto de la gente de nuestro pensamiento, supongo por haberlo hecho de las puertas hacia adentro, lo cual en su significado revolucionario deberíamos haber estado en las casas involucrándonos en otras problemáticas que nos faltó entender. No es bueno entrar a crucificar compañeros por los que se evalúen como errores. En lo primero que debemos pensar es que los errores nos sirvan de experiencia, las y/o los compañeros que los cometieron sabrán de su responsabilidad. En estos casos y parafraseando a Jesús, diríamos, aquel que no haya cometido errores y se sienta libre de errores, que tire la primera piedra.

De tal manera por lo expresado anteriormente, tal vez sea fácil deducir cuales son las tareas a realizar de aquí en más.Reconstruir organizativamente al FA desde todos sus órganos, de manera vertical y horizontal, un replanteo de los hechos históricos que debemos construir. ¿Esto es porque está todo mal? NO, es que hemos perdido el flujo organizativo para que sirva de guía a los militantes a la hora de acumular. Entender como nos ven desde afuera nuestros propios vecinos, nuestros compañeros de trabajo, saber entender y comprender la cultura que queremos cambiar. MAO en su discurso de 1937 durante un congreso del PC Chino al referirse a “la práctica” dijo: “aquel militante que no haya hecho “encuestas”, no tiene derecho a hablar”, al decir encuestas se refería a haber escuchado a los vecinos y haberle hecho preguntas. Estas son las prácticas que perdimos, perdimos el devenir, la ida y vuelta con los activistas y con los que no lo son. Esa es la tarea principal.

Todo aquel que salga a la calle a conversar con los vecinos, compañeros de trabajo, de lugares de encuentro, debe saber qué es lo que proponemos claramente, debe conocer cuál es el verdadero enemigo y desenmascararlo donde sea, explicar el sentido que esta fuerza política toma para conseguir más igualdad, mejores y más derechos negados a las clases más empobrecidas por las propias políticas de los OLIGARCAS gobernando.

Enrique Yllas

Juventud Uruguaya de Pie y la izquierda alienada.

“Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza”
Antonio Gramsci

Es de público conocimiento que el devenir histórico en el seno de la propia izquierda ha generado en las últimas décadas del SXX y sobre todo en los primeros veinte años de este nuevo milenio, un empobrecimiento de las perspectivas transformadoras, pero también una resignificación de la alienación desde un discurso de justicia social y en favor de “lo correcto” políticamente hablando. A tal alienación en el plano de la praxis le podemos llamar de una forma concreta: socialdemocracia, que en algunos casos ha sido una cultura de masas para restringir a aquellos (en su mayoría) con inquietudes políticas, pero también han sido las condiciones a las que nos han llevado algunos sectores, figuras y teóricos en busca de erradicar las herencias jacobinas, la tradición combativa y las mentes jóvenes e inquietas, para su beneficio corporativo. Mientras este fenómeno se nos esconde a plena vista, observamos cómo en consecuencia a ese “compromiso histórico”, esa “coexistencia pacífica” y esa “unidad nacional”, las fuerzas del fascismo a escala planetaria han vuelto a mostrar su cara impunemente.

El gran problema aquí, ni siquiera se enmarca en la existencia de estas fuerzas conservadoras y retrógradas, sino en la incapacidad e indiferencia por parte de la izquierda contemporánea de dar frente a este conflicto en un multi plano ideológico, cultural, discursivo y práctico. Que en resumidas cuentas, nubla el análisis de las condiciones materiales, así como la construcción de una lucha política realmente contrahegemónica.

Por otra parte, con la demonización de términos como el de “radical”, han obturado la posibilidad de profundizar un discurso y práctica que rompa con la falsa conciencia que rodea la pretendida retórica de la izquierda posmoderna. Al tiempo que le asignan ese término tan importante (si de romper con lo establecido se trata) a los grupos que presentan el atributo de lo que Lenin llamó en su momento “infantilismo de izquierda”, quienes son otra cara de la moneda (que la misma socialdemocracia compone) del negocio que solo beneficia a uno, el gran capital.

En la actualidad más inmediata observamos que producto de los intereses del capital, y la obsecuencia de aquellos (ya mencionados) que bajo una capa de “buenas intenciones” han anestesiado la potencialidad revolucionaria de nuestros pueblos, las luchas al día de hoy se encuentran fragmentadas. En simultáneo acudimos al secuestro del sujeto de la izquierda, al tiempo que los mecanismos de dominación que operan institucionalmente, y a escala de nuestro inconsciente también juegan un rol central en la contingencia de la necesaria emancipación real.

Puntualmente un mecanismo que opera en esos dos planos es el de las redes sociales como depósito de nuestras aspiraciones, o reivindicaciones. Teóricos de las redes como Rifkin plantean al hacer un paralelismo con la perspectiva dramatúrgica, que cuando el individuo se encuentra en las redes tanto desde el anonimato, como desde la impersonalidad, desarrolla una representación de sus deseos reprimidos y cualidades poco proyectadas sin tener que lidiar con el tedio del estigma, la reprobación o las inseguridades propias. Por otro lado agregaremos que la virtualidad sirve como mecanismo para orquestar la pantomima de la acción, desde la comodidad de nuestras burbujas ambivalentemente viciadas por el “deber ser” social que en algún lugar de nuestro yo se alberga, y la inhibición de las necesidades concretas de acción que genera el alienante confort, los cuales «parecen» resolverse con la adhesión virtual a causas justas, como fin último,y en cambio no son más que la muestra de la frivolidad a la que se ha sumido gran parte de la sociedad. Particularmente en un escenario mundial donde la psicología de las masas se mueve por el consumo, el hedonismo exacerbado, laspresencia de ideales fasistoides en forma de sentido común y prácticas explícitas de odio de los ideales fascistoides, mientras que se observa en los individuos y juventudes a fines a la izquierda (potencialmente integrantes de la construcción de un bloque social y político de los cambios) la caída en los espejismos de la militancia por las redes, con una base inconscientemente reformista, que pretenden sustituir la acción directa, pero al mismo tiempo carece de crítica al respecto. Debemos pues, ser conscientes que este fenómeno nos atraviesa por completo y que el enemigo histórico de clase cuenta con un aparato mucho más refinado, con más recursos y con las manos de gran parte sus propias víctimas (la subalternidad) para llevarlo a cabo, así como con la complicidad de cierta parte del espectro político y de la intelectualidad(que se ha perdido en la investigación positivista), olvidando algunos por la fuerza, mientras que otros por “lo correctamente” político y el estatus académico, la figura del intelectual colectivo. Denostando la construcción de un orden alternativo y recayendo, aunque con vergüenza de expresarlo, en las tesis de Fukuyama.

En este Uruguay no ajeno a las condiciones objetivas y subjetivas que proveé el desarrollo del imperialismo, nos encontramos en un escenario de dominación electoral y política de un espectro que sintetiza los intereses de diversas líneas del capital, y que han puesto en juego tres aspectos que nuestra sociedad y la gobernabilidad en el marco de una democracia burguesa tenían latentes. La primera que se observa está marcada por una feroz embestida noeliberal, que en un periodo de apenas siete meses ha permitido a esta coalición multicolor implementar su plan de gobierno por medio de la Ley de Urgente Consideración (coincidente con los intereses de las cámaras empresariales y los sectores que concentran la mayor parte de la riqueza en el país), recortando presupuesto vital para el bienestar de los sectores más postergados y recrudeciendo las políticas represivas, entre otras. En segundo lugar ha demostrado cómo el fenómeno del progresismo a su paso ha contribuido directa e indirectamente a la desarticulación del movimiento social, las bases y la capacidad de crítica con praxis transformadora. Y por último pero no menos importante, la manifestación pública de sectores explícitamente fascistas con historia en nuestro país, como lo es la JUP “Juventud Uruguaya de Pie”, fundada en 1970, con claras posturas anticomunistas, y visiones de incitación a la violencia directa contra la izquierda.

Es más que claro que hasta el más optimista diría que estamos jugando en un terreno difícil. Pero la problemática aquí es que para aquellos que escapan del encanto de ese morfeo infernal, y vasallo del capital, que en nuestros tiempo toma muchos nombres pero los marxistas con vocación dialéctica le solemos llamar alienación (con sus múltiples caras), no cabe otra posibilidad que dar batalla. ¿Repitiendo recetas fallidas?, preguntarán algunos. Creemos que en cambio realizando ese salto dialéctico que W.Benjamín caracteriza y retomando así, la esencia revolucionaria que en otros momentos fue bandera en nuestro movimiento popular a nivel nacional, pero también en el mundo. Reincorporando a nuestro discurso las palabras malditas que la socialdemocracia ha desterrado de nuestros sueños y luchas, como lo son revolución, lucha de clases, socialismo, utopía, entre otras, como constructoras de sentido. Y por sobre todo contagiando como covid-19 las mentes para generar solidaridad, empatía y crítica con perspectiva ideológica en las mayorías desposeídas. Esto solo se logra en la práctica real, en el cara a cara, en la recuperación del territorio y de lo afectivo como motor de cambio, despojándose de las mezquindades y las desviaciones “romántico-voluntaristas” (o pequeñoburguesas). Legitimando la violencia de clase como un medio necesario y teniendo coherencia política al respecto en todos los ámbitos. Ante las posibles críticas de aquellos a los que le ha fallado su intencionada “coexistencia pacífica”, de que bajo estas palabras aumentaremos “la grieta”, les decimos que quien pone al pueblo contra el pueblo es ese 1%, y las acciones tiene que ir en favor de derrocarlos aquí y en cualquier rincón del mundo.

Michel Martinez
Militante social y político Secretario de cultura de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay

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