El Chasque Nº70; «Percepción/Realidad»

2/04/2021

La revista “Rolling Stone”, originaria de EEUU, apareció allá por 1967abordando la música y la cultura popular. Siendo referente entre los jóvenes por sus contenidos, inauguró a su vez una campaña memorable y muy interesante viniendo de un medio de prensa. En el auge de la comunicación, la publicidad, el marketing puso sobre la mesa el debate referido al papel de los medios masivos de comunicación, particularmente la TV, y la relación y significado entre la percepción y la realidad. ¿Cuánto hay de percepción sugerida más que de realidad objetiva en un hecho o acontecimiento? Y yendo más lejos, ¿existe la realidad o la percepción es la realidad? Si lo que nosotros entendemos por realidad es simplemente la percepción de la misma, entonces esa visión subjetiva puede ser manipulable.

1971 dio a luz el libro “Para leer al Pato Donald” de Ariel Dorfman (argentinochileno) y Armand Mattelart (belga). Un libro que dio mucho que hablar por haber “descubierto” lo que se constituía detrás del escenario de las tiras cómicas del Pato Donald o Mikey. Es un intento por desentrañar y denunciar los aspectos ideológicos y culturales dominantes que se expresaban en esas historietas infantiles. Este libro político es un «manual de descolonización» – tal como lo describen sus autores – en el cual se realizó un abordaje marxista de la literatura de masas, siendo precursores en analizar teóricamente aspectos que hacen a la comunicación y procesos constructivos de la cultura dominante para justificar y explicar las bondades del sistema capitalista.

El intento de manipular a las masas en su forma de pensar y buscar cambios en su comportamiento viene unido a la masificación vía televisión de los valores y creencias promovidas por las clases dominantes. El mito de “EEUU, tierra de oportunidades” fue creada por Hollywood, la gran industria del cine. Otra herramienta que permitía llegarle a millones en el mundo buscando unificar un relato homogéneo sobre las virtudes del capitalismo y de EEUU como los defensores de la “libertad”

Muchos entendidos han destacado como valor del actual gobierno su capacidad y aciertos en la comunicación. No es novedad el uso de técnicas de marketing o acciones publicitarias aplicadas a la política y esta no es una excepción.

En el terreno político es muy importante porque de esa acción (mensajes, discursos, relatos, consignas, etc.) depende de cómo nos posicionamos en el otro, de cómo nos ven e interpretan, es decir, la comunicación como parte de las herramientas que ayuden a aislar al enemigo y ganar más adeptos para nuestra causa.

¿Cómo pueden avanzar determinadas propuestas o ideas totalmente reaccionarias o carentes de sustento real?

Hay algunos factores que juegan y crean condiciones para que prosperen las campañas electorales sin sustancia, vacías; justamente es el alejamiento de las personas de la política, no referida a la actividad partidaria, sino a los individuos concientes del lugar que ocupan en la sociedad y por lo tanto con capacidad y razonamiento crítico frente a la realidad. Lo otro es alienación. Es otro quien habla por mi sin que yo me de cuenta. Me dice que hacer y que no hacer. Una sociedad elemental y básica; casi sonámbula, provocado por la instalación de una prédica ideológica y cultural que promueve incansablemente la necesidad del consumo como medida de la felicidad y del status social; de alcanzar el éxito y la meritocracia como valor; termina creando individuos funcionales al sistema y apriori, dispuestos a escuchar un tipo de mensaje primitivo, mentiroso y estúpido. Como en el film “Matrix”, es necesario despertar a las personas de ese sueño ficticio en el que viven, no con una pastilla como sucede con Neo – el personaje central – sino a través de la lucha política.

Y justamente no se confrontó políticamente ni ideológicamente con la derecha por lo tanto no se constituyó una nueva hegemonía cultural cuya condición fundamental fuera “poner al pueblo a gobernar” y desplazara a la oligarquía vinculada al gran capital concentrado, al agronegocio y a las principales cadenas económicas existentes en el país. En una palabra, no modificamos en nada la base estructural de la sociedad y por ende no se produjo una contracultura ni un relato necesario para sostener esos cambios ni se conformó un nuevo sentido común que desplazara al existente hasta ese momento. El camino que primó fue el del consenso de clase y una pretendida democratización del sistema capitalista y regulando el conflicto capital – trabajo buscando estar bien con dios y con el diablo. Siendo honestos, favorecimos los mensajes y relatos de la derecha; su discurso de campaña caló hondo y encontró basamento para crecer producto de carencias y errores cometidos por el FA. En esencia, se instaló la percepción de un Frente Amplio agotado, sin ideas, corrupto, sin entusiasmo ni capacidad, entre otras cosas.

Por lo tanto, lo importante es saber que una elección o acción política no se gana simplemente por llevar adelante campañas de marketing político novedosas. Sería muy fácil. Las elecciones o cualquier hecho político relevante se ganan haciendo política, avanzando en el terreno cultural y desplazando el sentido común existente por un relato opuesto como lo señalara en una entrevista Gerardo Leibner: “… Recién después del giro de 1955 y con el liderazgo claro de Arismendi y con Massera en el “frente intelectual” el PCU comenzó a apropiarse de una manera no burda, ya no tan sólo del capital simbólico de sus intelectuales y artistas (eso se hacía desde 1935), sino también de los productos de esa labor. Es entonces, fines de los ’50, los ’60 y comienzos de los ’70 que una considerable producción artística, literaria y científica de comunistas o inspiradas en el diálogo con comunistas adquiere una presencia considerable en varios terrenos y sirve tanto para el desarrollo de la línea del PCU, de sus símbolos y su estética, acrecentando su atractivo entre sectores medios y juveniles y contribuyendo al desarrollo de una cultura popular uruguaya que en muchos casos lograr superar la frecuente contradicción entre amplia divulgación y alta calidad. De esa manera conceptos, valores, imágenes, ideas, relacionadas con el comunismo uruguayo (tanto por sus productores como por la apropiación realizada por el Partido) se transformaron en parte del sentido común, o al menos en valores culturales asimilados por importantes sectores de la población, especialmente en la clase trabajadora y en los sectores cultos de la clase media… “

La imagen, lo actoral y la mentira como verdad.

Desde Hitler, lo actoral y performático pasaron a ser disciplinas inseparables de la política, así como el show de los grandes actos públicos, “las paradas nazis”

El gesto, la voz, la multitud con antorchas, la cruz esvástica fueron parte de la simbología, síntesis de un significado político ideológico que permitía trasmitir una idea con mayor potencia y facilidad. Si bien la simbología fue importante en la construcción de la imagen del nazismo, lo fundamental fue haber creado el relato falso del “enemigo judío” como responsable de todos los males existentes, manipulado al pueblo alemán hasta deshumanizarlo bajo el odio mb brutal con las consecuencias damental fue haber creado el cuento de que la culpa de todo la tenás brutal con las consecuencias terribles y trágicas que ya conocemos.

Vale recorrer los principios básicos de la propaganda nazi para ver cuanto hay hoy en la comunicación política de la derecha.

1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo.

2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

Visto hoy, significa que una sociedad alienada que vive en la ficción, en un mundo donde todo acontece a gran velocidad, hace posible la creación de “candidatos a medida” como cualquier producto del mercado.

6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

9.- Principio de saber mantener silencio. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

10.- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; motivadores varios; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas o básicas. (instinto de supervivencia, miedo, odio, orgullo, etc.)

11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad. (Sentido común)

Pero debemos separar la paja del trigo. No hay acción publicitaria o propagandística que pueda desarrollarse por fuera de las condiciones sociales históricas dadas. Por ejemplo, la imagen de la mujer fumando en afiches publicitarios se da cuando en la vida real la mujer ya fumaba. Con este ejemplo queremos graficar que “Hitler como imagen” fue posible porque existían las condiciones en la sociedad alemana para que germinara y creciera. Recordemos que el 5 de marzo de 1933 el Partido Nazi logró un amplio triunfo con el 43.91% del voto popular y 288 de los 647 escaños.

No solo lo que usted dice conmueve al público.

Es la manera en como lo dice” (Bill Bernbach)

Podemos decir: “cada día mueren de hambre 18.000 niños y niñas en el mundo En el 2020 un total de 6.480.000”. (Esta información es cierta pero no necesariamente puede conmover, ni llevar a uno hacer algo para cambiar esta realidad).

Otra forma de decirlo: “Imaginemos por un minuto que usted es padre o madre de un niño que lentamente se muere de hambre y no lo puede evitar. Su hijo no emite ningún llanto porque su cuerpo diminuto no pueden malgastar su energía en lágrimas. En vez de eso, usa cada caloría restante para que sus órganos sigan funcionando. En un año mueren en silencio 6.480.000 de niñas y niños producto del hambre”.

Hace cien años atrás comenzó a importar la imagen, los gestos, la puesta en escena en la acción política. Hoy vivimos en un mudo donde la imagen manda. Evaluamos a las personas por como visten, si son gordas o flacas, feas o lindas, si calzan Nike; la imagen “vale mas que mil palabras”, si bien las palabras también hacen a lo simbólico. Recordemos el incidente con la palabra “oligarquía” emitida por Graciela Villar, candidata a la vicepresidencia por el FA. Muchos compañeros eludieron el bulto, otros señalaron como error haber traído esa imagen de los sesenta a un mundo consensuado, donde no existe la lucha de clases y donde todos somos uruguayos. Sin embargo la realidad económica uruguaya indica la existencia de esa “oligarquía”

Se ha señalado que parte de la derrota se debió a que no comunicamos bien y que no se informó sobre las cosas que se hicieron. Puede ser. Pero lograr conquistar la cabeza de la gente es más complicado que simplemente hacer un decálogo de las obras realizadas. Unido a la ausencia del trabajo político del FA; el no haber abordado el conflicto ideológico con la derecha eludiendo el choque de ideas (entre ellas el concepto “oligarquía” y su existencia); el distanciamiento con aquello que le dio origen; la sustitución de la política por la acción ejecutiva y burocrática del Estado; el no haber promovido la participación activa y en forma conciente en las cuestiones del país por parte de los ciudadanos configuró un contexto contrario para lograr una verdadera percepción positiva del FA.

Al decir de Linera “…una propuesta progresista, de izquierda, pueda remontar en medio de tantas adversidades y tantas turbulencias planetarias radica en dos cosas. Una es la que dijimos antes: que esté sustentada en acción colectiva previa, que haya habido acción, construcción. Pero además hay otra: que el proyecto de poder sea su proyecto de poder, de lo popular; no un proyecto para lo popular, sino su proyecto.”

Las redes sociales y su alcance para influir en un mundo transparente.

Hoy con la existencia de las redes sociales y el avance de la tecnología de datos, se presenta con más fuerza la discusión de si existe la realidad o lo que entendemos por realidad es una “percepción” de la misma construida por la comunicación.

En la medida que lo privado se transforma en público, es decir, los individuos dejan de tener un lado oculto, pierden el anonimato y se transforman en figuras de cristal, en la cual todo se sabe; la inteligencia artificial y la Big Data pueden actuar.

En las “redes sociales” podemos segmentar el público al cual queremos dirigir nuestro mensaje. Por edad, sexo, deportes, estrato social, barrio, ciudad, país o región; por hábitos, gustos, casados, solteros, preferencias literarias, color y más. Las nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación han llevado al conocimiento en detalle sobre las personas y lo más importante a manejarlo por medio de la “big data” aplicando el “Data munging” (mapeo de datos para usarlos en “analítica”) y la “teoría del empujoncito” en el cual se propone incidir por medio sugerencias y apoyos positivos como formas de influir en el comportamiento y la toma de decisiones de grupos o individuos; los algoritmos y la Inteligencia Artificial. El caso más sonado fue el de Cambridge Analytica por haber robado información de Facebook sobre los perfiles y datos personales. La empresa combinó la psicología del comportamiento con una metodología de la investigación estadísticamente sólida para proporcionar una imagen completa del comportamiento del consumidor, la competencia y las tendencias. Para lograr un conocimiento más profundo de la audiencia, la compañía utilizó técnicas de “Data munging” para mejora los datos y segmentar la audiencia. Usando lo que llama «microtargeting de comportamiento» (análisis del comportamiento de grupos o focos pequeños de personas) la empresa indica que puede predecir las «necesidades» de los sujetos y cómo estas necesidades pueden cambiar con el tiempo. Esta empresa operó para las campañas de Ted Cruz, Donald Trump, Macri, Bolsonaro y el Brexit en Inglaterra.

En Uruguay se constituyó durante las últimas elecciones un comité para desenmascarar las publicaciones falsas que tuvo su importancia.

La herencia maldita y la pandemia.

Hay dos líneas de trabajo comunicacional coordinadas entre si. Una se refiere a la construcción de la imagen personal de Lacalle Pou unida a la gestión de gobierno y de la pandemia. Esta última no estaba en los planes. Lo cierto es que el Covid -19 les cayó como anillo al dedo.

La otra línea de comunicación es exclusivamente construir el relato de la “herencia maldita” del gobierno del FA, el despilfarro y las acciones de judialización de la política por medio de las “auditorías” para construir una percepción diferente a lo que sucede en la realidad. Como ya lo señalamos, crear un culpable o un “enemigo de la patria” es el viejo método desarrollado por la propaganda nazi. Bajo esa percepción de la herencia maldita se mostró como un gran mérito el tan mentado y necesario ajuste fiscal, cuando en realidad fue un recorte brutal y la gente lo vio y lo aceptó sin decir nada.

A la derecha la pandemia le ha permitido refrescar el relato neoliberal, construyendo la idea de un país gobernado por expertos y especialistas (los mejores) en detrimento de la democracia y de lo “político”. Lacalle nos propone el concepto de la “libertad responsable” que no es otra cosa que la versión autoritaria del liberalismo que impone la obediencia a determinadas normas; lo vemos cuando traslada la responsabilidad a la gente señalando que “todos sabemos que hay que hacer”, extiende la ley que prohíbe las reuniones y mantienen en vilo la democracia cuando ya quedó claro que esas medidas no ha incidido en la reducción de contagios. Sobre este marco jurídico unido a la LUC se nos impone que aceptemos mansamente nuestro destino. La pandemia le ha permitido a la derecha recuperar parte de su discurso con la intención de “purificar ideológicamente” a los uruguayos por medio del consenso en torno a la lucha contra el virus proclamando la “unidad nacional” y la “libertad responsable”.

En el discurso apelan a esa unidad nacional prometiendo que si actuamos “juntos vamos a poder”; versión de “querer es poder”, cuyo mejor ejemplo es la actitud de los sobrevivientes de la cordillera. Nos adormecen nuevamente con el canto del heroísmo, de la voluntad capaz de lograr imposibles y sortear dificultades. Este cuentito motivacional lo encontramos en la base de la meritocracia y en todo manual referido a “cómo alcanzar el éxito” en la vida. Pero el spot de los sobrevivientes va más lejos cuando se dice que los “uruguayos tenemos algo especial, nos agrandamos en la diversidad… “. Somos una raza aparte de los seres humanos, somos los únicos capaces de derrotar al Covid-19, como fuimos capaces de ganar el mundial en el 50, el haber derrotado a los españoles en la batalla de Las Piedras o haber vencido a la Cordillera de los Andes con nuestra singular garra charrúa. La realidad es que en lugar de apelar al chovinismo y a condiciones especiales por haber nacido en esta parte del continente, el gobierno debería tomar las medidas necesarias para frenar el avance de la pandemia y de la crisis social.

Soledad Platero señala: “Se pretende hacer creer a la gente que la angustia y la impotencia provienen del azar, de la distracción o de la furia de dios, de la mala suerte, y que deben afrontarse con calma y coraje, “cuidándonos los unos a los otros” Este concepto refiere a que cuidemos a los dueños del gran capital, quitemos aportes e impuestos a las empresas agroexportadores porque son los que nos van a sacar adelante y, vía impuestos, entreguemos parte de nuestros sueldos de trabajadores a la gran causa nacional de solidaridad con la clase dominante.

En definitiva la pandemia no iguala, ni es justa. La fuerza de trabajo viaja en ómnibus aglomerada, mientras “el malla oro” se va a su casa en Punta del Este o al campo. La libertad que hoy tenemos en Uruguay no es otra que la reproducción libre y sin restricciones del capital.

Lacalle, miembro de las 500 familias privilegiadas de Uruguay, nieto de Herrera (último caudillo blanco) tiene la disciplina necesaria para seguir el guión publicitario. Es la voz cantante de su gobierno, es el uno. Tutea al hablar, trata de transmitir cercanía, complicidad entre él y su interlocutor. Se muestra un poquitín rebelde anti-protocolo con su torso desnudo haciendo una selfi en la playa con los allegados. Llama a los periodistas por su nombre de pila como llama a la operadora de la torre de control para decirle que el mensaje de ella al avión que trajo las vacunas erizó la piel de muchos. Todo filmado y reproducido hasta el cansancio por diferentes medios.

El uso aceitado de la comunicación quedó de manifiesto en el marco de su discurso al Parlamento el 2 de Marzo. Con una gran puesta en escena y mientras daba su informe “exitoso” de un año de gobierno, Presidencia emitió 27 twitters con una serie de medidas bajo el concepto “Un País En Marcha”. Inmediatamente será replicado por la coalición y los medios oficialistas. En las semanas siguientes los programas satélites de los informativos, “Puglia invita”, “Esta boca es mía”, “Polémica en el bar” y su griterío histérico, harán entrevistas “en profundidad” a voceros del gobierno y a analistas conspicuos para fortalecer el relato de lo geniales que son. Así funciona la maquinaria de comunicación de la derecha y tenemos que saber que no son ningunos improvisados. Mientras él muestra ser un Presidente “cool”, se apilan los casos de covid en los CTI, los contagios y las muertes es amparada por la frívola frase publicitaria de “la libertad responsable”.

Álvaro Rico en su nota “La narración democrática que consumimos en los medios” publicada en La Diaria el 17/03/2021 nos dice lo siguiente:

“… Apenas resaltar algunas características del tratamiento público de la democracia a partir de su presentación en los medios. Se trata de la democracia como gestualidad, construida sobre el registro visual de los gobernantes, la repetición de sus mensajes, la inmediata intervención de los analistas en la medición de su popularidad, entre otros rasgos. La democracia de los gestos es una sucesión de voces e imágenes proyectadas en la pantalla como registro diario, rápido y fugaz de reportajes, actos, declaraciones, polémicas, videos y selfies de políticos y gobernantes con la gente. El amontonamiento de esos “ritos al paso” necesitan de un sentido interpretativo más duradero para posibilitar cierto grado de identificación y adhesión del consumidor, no solo con un candidato sino con el sistema… A contrapelo de algunas teorizaciones sobre la muerte de los rituales en el mundo contemporáneo, en el Uruguay de la pandemia se recrea una mitocracia alejada ya de la prosa literaria y de la épica política, la pesadez de la historia y la participación colectiva, desplazadas por la agilidad de cobertura informativa, la sucesión de imágenes y la repetición de los comentarios, sin necesidad de entusiasmar… Hoy como ayer se recrea exuberante el discurso público sobre nuestra perfección institucional y comportamiento civilizado para sostener un optimismo acrítico que naturaliza los datos negativos que lo interpelan o no lo toman en consideración… digamos que la celebración mediática de la visita al Parlamento soslayó mencionar que vivimos bajo decreto de emergencia (sanitaria), con restricciones a la libre circulación en el territorio nacional y al derecho de reunión, fronteras cerradas bajo patrullaje militar, realización de procedimientos policiales por aglomeración, el incremento de los controles y la videovigilancia sobre los movimientos de la población; tampoco se asocia al tema el inicio de un nuevo período de gobierno recurriendo al procedimiento de la “urgente consideración” para la aprobación de leyes ni el rasgo presidencialista (institucional) y personalista (estilo) que caracteriza el régimen político”

Es tan personalista en su gobierno que con un comité de especialistas (GACH) que asesora al gobierno, hemos visto que en lugar de privilegiar la respuesta y sugerencias científica, se privilegia la gestión de comportamientos (“libertad responsables”, “juntos podemos”) con un supuesto espíritu voluntarista para derrotar al virus, consolidándose un lenguaje y palabras referidas a la prevención (aglomeraciones, distanciamiento social, etc.) que se instala como proyecto disciplinario frente a una realidad en “guerra”.

Aquellas lluvias trajeron estos barros

¿Cuánto hay en el “éxito” de Lacalle Pou por la postura del Frente Amplio con su oposición responsable? Lo primero que debemos preguntarnos: ¿cuándo el FA fue irresponsable? Siempre fuimos una fuerza política responsable y la historia habla por nosotros. Indudablemente tenemos problema en ese sentido, dos por tres estamos dando explicaciones y muestra de fe democrática. La actual percepción favorable sobre Lacalle Pou y su “gestión de gobierno” es por la falta de confrontación en el terreno de las ideas y de la política, lo cual no significa ser irresponsables. Si no confrontamos no existe posibilidad ninguna de mostrar lo que nos diferencia. Pero antes de hacerlo es necesario tener las ideas y, referente a esto, falta construir una visión estratégica que permita desarrollar discursos y acciones políticas coherentes. En la medida que el Frente amplio no deje claro su carácter opositor y reafirme su personalidad y carácter de izquierda será muy difícil modificar la percepción que tiene la gente del actual gobierno. Por lo tanto debemos ser claros y no engañarnos con argumentos publicitarios.

En 15 años de gobierno del FA (sin contar Montevideo) no hicimos nada para incorporar al pueblo al proceso de gobernar, en elevar su conciencia y desarrollar su capacidad crítica. No podemos lavarnos las manos. Lo que vivimos hoy es el resultado de lo que hicimos en el pasado. Lo real es que la derecha retomó el gobierno sobre la simple frase publicitaria “Es bueno cambiar. Es ahora” y sin explicarlo logró el triunfo contra “15 años de crecimiento ininterrumpido”. Algo no cierra. O los uruguayos somos masoquistas y necesitamos sufrir o realmente entendemos que no alcanza con que cierren los números macros y las estadísticas o los diagnósticos. Somos una fuerza para transformar la sociedad y el sistema. Nacimos para revolucionar y derrotar la injusticia, para “llevar al pueblo a gobernar y desplazar a la oligarquía”, para hacer realidad los sueños de Artigas. El abandono de determinados principios he ideas que dieron origen al FA unido a la inconsistencia política y por ende comunicacional llevó a perder poco a poco sustento social.

Construir un destino al cual llegar.

La importancia de describir un horizonte al cual llegar como sociedad ya lo señalaba Gramsci, y ese horizonte necesita ser comunicado, ser construido en el imaginario de las personas. Esa es una enseñanza que debemos sacar de lo que no hicimos.- Una idea clara por la cual luchar y defender las mayorías populares. Linera señala “ las sociedades no funcionan con creencias de contingencia, las sociedades funcionan con creencias de horizonte, con creencias de predictividad de ese horizonte. Tienen que inventarse, narrarse esa predictividad, y en el mundo social eso tiene un efecto performativo: imaginar un destino es crear un destino.

Por lo tanto, mientras no se recupere ese espíritu revolucionario y esperanzador; con un pueblo abrumado por el chantaje de la supervivencia frente a un virus mortal; sin saber a dónde va ir el mundo; si vas a tener trabajo de aquí a tres meses o tratar de no perder lo que tenía ante de la pandemia; unido a un comportamiento acrítico de la realidad; crecerán condiciones propicias para la manipulación política, creando percepciones falsas; donde los comportamientos son más predecibles y fácil para sustituir la actividad política por la publicidad.

La pandemia la usan para justificarse, excusarse, alabarse y mostrarse como un gobierno exitoso ante una situación inesperada. Esa es la percepción que existe hoy y se traduce en un porcentaje alto de aprobación a un año de gobierno. También vale la afirmación de que a la larga la realidad termina aflorando, mostrando la tragedia, los destrozos provocados por las políticas antipopulares y ultraconservadoras de la derecha que no se podrá ocultar ni con el mejor artilugio publicitario.

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