Por qué debemos apoyar el Plebiscito de la Seguridad Social.

La cuestión es entre el capital y el trabajo.
El Chasque 141
7/06/2024

“Por su diseño, la corporación no es una empresa democrática. Su gestión es jerárquica, sus imperativos son el crecimiento y el beneficio, y su estructura es un sistema de clases de facto de propietarios, directivos y trabajadores. Se podría argumentar que en los primeros tiempos del capitalismo existía algo parecido al concepto de libre empresa: empresas de diversos tamaños competían entre sí, e incluso las más grandes eran empequeñecidas en tamaño e influencia por la mayoría de los Estados nación. En la actualidad, las empresas más grandes del mundo no sólo ejercen un poder monopolístico y una influencia política considerable, sino que en muchos casos su capitalización bursátil supera el PIB de países enteros.

Una razón de peso: si muchas empresas multinacionales fueran realmente países, serían dictaduras autoritarias más despiadadamente eficientes que cualquiera de las existentes.” El camino capitalista hacia la servidumbre

Esencia y fenómeno

Como demuestra el texto citado, el poder del capital es inmenso y todos los estudios muestran que en el futuro será mayor, con su complemento inevitable, la multiplicación de la pobreza y la indigencia.

¿Por qué? Por el simple hecho que la “sociedad del conocimiento” traslada los frutos del “progreso” hacia las arcas de los más ricos y no va a ser más “democrática”, ni más justa, como se pregona desde la derecha, por algunos técnicos e incluso por sectores del progresismo y la izquierda.

Veamos el ejemplo de Uruguay, como funciona (y casi seguro funcionará) la economía, si no hay cambios profundos:

Daniel Olesker calculó que en 2022 hubo transferencias de los trabajadores a los empresarios por 1,700 millones de dólares, de los jubilados al Estado 430 millones, por la caída de Salarios y jubilaciones Reales. Además el Estado ahorró 680 millones de dólares mediante rebaja de gastos sociales (Educación, Salud, Vivienda).

Por otro lado, la DGI informa que el gasto tributario -es decir exoneraciones por impuestos que se dejan de cobrar- en 2022:

Por vivienda promovida: 95 millones de dólares
IRAE y Patrimonio de las empresas: 450 millones de dólares
Hay que agregar lo que se deja de recaudar (millones de dólares) por el impuesto al Patrimonio a las Personas Físicas que se rebajó al 0,1%.

Estas cifras muestran que hay suficiente paño para cortar, antes de condenar a cientos de miles de asalariados a trabajar más años para obtener una magra jubilación.

Que vale la pena apoyar el plebiscito, para bajar a 60 años la edad de retiro, por una jubilación mínima y derogar las AFAP (Sumemos a lo anterior que éstas cobran anualmente alrededor de 60 millones de dólares en comisiones). Agreguemos también que algunos problemas que se le han observado, son subsanables con un poco de voluntad política.

Nos asustan con el cuco que la economía no resistirá, que los pobres serán los más perjudicados. El mismo engaño de siempre para mantener los privilegios de siempre. Lo que muestra una vez más, la ambición desmedida del Capital y su desprecio absoluto por quienes trabajan.

Recordemos lo que hace casi 200 años señalara Marx de los debates del parlamento inglés: los Lores planteaban que no era posible rebajar la jornada de trabajo de niños de 8 años (de 10 y 12 horas diarias a 8), pues se derrumbaría la economía y la sociedad, y ya repetían: “donde los más pobres serían los más perjudicados”.

Carlos Viera (La Diaria 25/08/2024), nos recuerda que “la pulseada es entre el capital y el trabajo”, aquellos por aumentar sus ganancias a costa de los niños o los ancianos, éstos por alcanzar una vida digna en base a su trabajo. Aquellos “entienden que la productividad debe aplicarse exclusivamente al aumento de su rentabilidad” y estos “a una seguridad social equitativa y garante de derechos”.

Y afirma “El plebiscito trae justicia, financiamiento genuino y descomprime la presión alcista sobre el déficit fiscal en el corto plazo”. “..Cesará la sangría financiera del BPS por transferencias a las AFAP (1,9% del PBI)”

A aquellos que argumentan que trae rigidez en la constitución, hay que recordarles a Artigas:

Es muy veleidosa la probidad de los hombres, sólo el freno de la constitución puede afirmarla.”

Se trata es de generar garantías para los sectores más débiles de la sociedad. Nada más.

¿Y los defectos, corregirlos con “un gran acuerdo nacional”, pero ya establecidas las garantías que se plebiscitan?

Lo del principio, la cuestión es entre el Capital y el Trabajo. No oponer: atender a la infancia o a los ancianos, sino promover un reparto más equitativo de la riqueza que genera el trabajo.

De esto nadie habla.
Evitar que las grandes fortunas se lleven los logros de la ciencia, la técnica, la productividad del trabajo, ese 1% que tiene el 45% de la riqueza mundial, mientras el 52% apenas el 1,2%.

El capitalismo se basa en la idea meritocrática de que cada uno recibe lo que le corresponde por su esfuerzo. Debemos rechazar de plano ese razonamiento: la creación de riqueza es un proceso fundamentalmente social, y los ricos no tienen ningún derecho a acaparar todos los recursos y el poder.” Los ricos no merecen su riqueza

Atrevámonos a pensar juntos.
El capitalismo, el mercado libre, la propiedad privada de los medios de producción son presentados por la clase dominante como la solución a los problemas de la humanidad, pero la verdad es que sólo están defendiendo sus intereses corporativos.

Los trabajadores deben meditarlo profundamente.
La situación de las masas en el mundo muestran el deterioro de sus condiciones de vida y el enriquecimiento sin pausa de los más poderosos. Y sus soluciones -las mismas que nos han traído hasta aquí- profundizan la desigualdad. Por tanto, el programa y medidas a definir deben ser en beneficio de la mayoría del pueblo: más democracia, más participación popular, decisiones desde la comunidad organizada en cada lugar, para erradicar la pobreza y la miseria -en primer lugar la infantil- con trabajo digno, seguridad social, vivienda, salud, educación.

Aprobar el plebiscito es una garantía para que los logros de la ciencia, la técnica, la productividad, sean aplicados “a una seguridad social equitativa y garante de derechos”.

Deja un comentario