¿Qué nos dejan las elecciones internas 2024 de los partidos políticos y la sociedad?

Julio Castillo
El Chasque 145
5/07/2024

Luego del 30 de junio, día en que se realizaron las elecciones internas de los partidos en nuestro país, se da inicio a un largo proceso eleccionario que incluye elecciones presidenciales, primera y segunda vuelta; culminando en marzo con las departamentales. Este primer paso de elección de candidatos de los partidos para competir por la presidencia y vicepresidencia es voluntario y no obligatorio (como sí lo son las presidenciales y departamentales) por lo tanto, podemos pensar que tendremos una radiografía más cercana de cuánto importa la política partidaria en nuestro país. De los 2.766.342 habilitados para esta instancia electoral, fueron 976.597 (35,3%) los uruguayos que sufragaron este domingo, según datos de la Corte Electoral.

Los partidos políticos en Uruguay son instituciones de larga trayectoria, de las más viejas de América Latina con sus relatos, sus historias y lo hecho en concreto a lo largo del tiempo.

Lo primero a señalar, como base para el análisis, es la cifra de votación, siendo esta la más baja desde que comenzaron a realizarse las internas.

No existe una sola causa. Debemos buscar particularmente en los vínculos emocionales y racionales, dos motivadores claves para sortear cualquier dificultad climática, vacacional o de otra índole.

Los aspectos que conforman la relación subjetiva entre un individuo y su partido político se componen de lo épico, las tradiciones, las simbologías representativas de su historia. Por otro lado la razón o argumentos racionales, aquellos que sustentan y dan explicación a la historia, a lo realizado, a los principios y valores que construye la razón de ser de su existencia como institución partidaria.

En definitiva son un conjunto de elementos que elaboran un aparato ideológico y ético, que en cuanto se pierde la creencia, “la trama de la realidad social se desintegra”(Žižek)

En el caso de Uruguay hasta ahora los partidos políticos han tenido un peso importante en la sociedad uruguaya; el hecho que se debiliten crean una brecha para el surgimiento de “outsider” de la política o fenómenos como es el caso de Milei en Argentina o la aparición de posiciones fascistas como vemos en Europa.

Muy baja votación en la internas expresa cada vez más el profundo distanciamiento y ruptura en la creencia de que la política partidaria tiene algo que ver con la vida de las personas o con “mi persona” y mi “destino”. Es una actividad cada vez más “ajena”, “externa a mí experiencia de vida”. Es común escuchar “a mí la política no me ha dado nada”, frase que expresa como algo dado y que integra el “sentido común” de nuestra sociedad. Hace referencia al acomodo, a la chapa para las casas, al trámite de la jubilación en épocas pasada y que mantienen aún los caudillos blancos y colorados en el interior del país para garantizar el voto.

También podemos leerlo por el lado de que “todo es lo mismo, todos los políticos son iguales”, es decir, el cambio de mi vida vendrá por mí propio esfuerzo y no por los políticos que son todos corruptos, etc.

El dejar de creer en la actividad política-partidaria implica la “desarticulación de la sociedad”, en donde “la trama de la realidad social se desintegra” y al final conlleva al debilitamiento de la democracia tal cual la conocemos.

Como vimos el Frente Amplio duplicó su última votación de 2019, y la derecha (PN, PC, CA) perdió casi 300 mil votos. Más allá de estos números la izquierda debe prestar atención a la baja participación y en particular al lugar que deben tener los jóvenes hoy en relación a la política y por lo tanto hacia el futuro.

Más allá de la importante votación del Frente Amplio no podemos proyectar mecánicamente estos resultados y dar por hecho el triunfo en las elecciones presidenciales. La Coalición reaccionaria va a dar batalla y será una confrontación dura.

El Frente Amplio ya no es aquella fuerza que irrumpió en la escena política con el optimismo de que era posible construir una sociedad mejor, expresando un nuevo sentido cultural, ideológico y político contrahegemónico frente al agotamiento de las política antipopular de los partidos tradicionales. Luego de la dictadura y la recuperación de la democracia, alcanzamos por primera vez el gobierno y lo gobernamos durante 15 años junto a más de 30 años en el gobierno de Montevideo y otros gobiernos departamentales. Puso a prueba la palabra, la ética, nuestras ideas, los objetivos programáticos en los hechos. Y vimos que quedamos atrapados en la burocracia, en la tecnocracia; sometiendo la política a la economía y sin la audacia necesaria para convocar al pueblo para garantizar y profundizar los cambios. Hoy somos parte de la “institución y sistema democrático”, integramos el statu quo. Miles ven al FA como un partido político más, particularmente los jóvenes, cayendo así en la generales de la ley.

El Frente Amplio que tenemos es el que es y no el que quisiéramos que fuera y no es porque sí. La actual realidad del país a posterior de la caída de la dictadura, el derrumbe del campo socialista y el fracaso de experiencias posteriores con desviaciones importantes pone en cuestión la utopía de construir una sociedad que supere al capitalismo con todos sus males. Visto así, indicaría que no hay nada más allá del actual sistema. La humanidad ya llegó a su destino final. Por lo tanto, lo más que podemos proponernos es impulsar determinadas reformas que lo hagan más habitable, menos doloroso, menos injusto para miles de personas. Esta idea de las pequeñas reformas al sistema es en realidad una engaña pichanga, es querer tapar el sol con la mano. El capitalismo es irreformable, es violento, destructivo; lo único que le interesa es reproducirse a costa – inclusive en su inconsciencia- de si mismo.

La humanidad está ingresando en una crisis ecológica irreversible producto de la sobreexplotación de los recursos naturales, provocando el agotamiento del planeta con sus consecuencias masivas de hambrunas, conflictos, etc. Por otro lado, en Europa, crece el belicismo con la idea de resolver la situación de Ucrania por medio de una confrontación total con Rusia, que sumado al genocidio que lleva adelante Israel en Palestina y sus planes de expansión territorial, pueden desembocar en un conflicto general.

Podemos perder la esperanza de lograr alcanzar una sociedad diferente o dar batalla para construir nuevamente la utopía de que es posible hacerlo. Es necesario realizar un gran esfuerzo ideológico y acciones políticas concretas que permitan acumular fuerzas detrás de la necesidad y objetivo de cambios democráticos populares. La razón de ser del Frente Amplio es luchar contra toda injusticia, preocuparse por como vive la gente, impulsar la participación y la experiencia concreta en los asuntos del país. No alcanza con convocar cada cinco años a votar. Necesitamos cada vez más una sociedad consciente y comprometida colectivamente en el quehacer de los destinos del país y el de sus vidas.

Es necesario que el programa del Frente Amplio no quede limitado por la macroeconomía o simplemente determinado por el crecimiento para luego distribuir con “justicia social”. El tema es como crecemos y a costa de qué y de quienes. Si es a costa de que el pueblo siga esperando, entonces estamos equivocados en el camino. Uruguay se está desplomándose en todo sentido. Más de 7000 empresas cerraron en este período. 60% de la población no llega a fin de mes y solamente el quintil de mayores ingresos obtuvieron incrementos salariales, el 80% restantes están por debajo del 2019. Hoy se van más de los que ingresan al país y los nacimientos son negativos en relación a los fallecimientos. La deserción estudiantil tanto en secundaria como en primaria es muy preocupante por lo que significa para esos niños y adolescentes como para el futuro del país. Somos apenas algo más de tres millones de habitantes.

Este cuadro es imprescindible cambiarlo y será posible si somos capaces de aislar a las fuerzas reaccionarias y retrógradas representantes del gran capital financiero y por otro impulsar cambios estructurales, políticos e ideológicos que construyan una nueva hegemonía cultural, un nuevo horizonte para los uruguayos, que desplace a los sectores dominantes y ponga el pueblo a gobernar.

La izquierda debe abandonar todo mesianismo y, junto al pueblo, marchar hacia un nuevo destino, donde se haga realidad la pública felicidad.

2 comentarios en “¿Qué nos dejan las elecciones internas 2024 de los partidos políticos y la sociedad?”

  1. LOS ARTICULOS QUE AQUI DESARROLLAN APORTAN UNA VISION CRITICA TANTO EN LO NACIONAL COMO EN LO INTER NACIONAL .LO TRAIGO A TIERRA COMO MILITANTE DEL F.A Y REALMENTE NO SE VA POR ESE CAMINO MI OPINION QUE LOS SECTORES SOCIALDEMÓCRATAS TIENEN MUCHO PESO Y NO HAY CUESTINSMIENTOS DE CLASE NO SE HABLA DE OLIGARQUÍA NO SE HABLA DE IMPERIALISMO NO HAY UN CUESTIONAMIENTO AL CAPITALISMO BASTA VER LO RESUELTO EN EL ULTIMO CONGRESO LAS FUERZAS QUE SI CUESTIONAN TODO ESO ESTAN DIVIDIDAS Y NO TIENEN FUERZA EN LA INTERNA ABRAZOS

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    1. Es cierto, los planteos de los frenteamplistas que buscan soluciones a los reales problemas de la mayoría de la población, como son un trabajo bien remunerado, alimentación adecuada, vivienda, educación, salud, no son considerados y tampoco nos unimos para lograr la mayoría necesaria. Y los sectores más proclives no buscan la formación de un movimiento, espacio o frente popular que logre conjugar los intereses de los sectores populares, poniendo como base la erradicación de la pobreza, en primer lugar, la infantil. Debemos organizarnos para esos objetivos, poniendo por delante el protagonismo popular, la comunidad organizada en el territorio junto a trabajadores y pueblo.

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