Fidel Mendaro…el último manisero

Gonzalo Alsina
El Chasque 209
24/10/2025

El miércoles 15 de octubre de 2025, falleció en Young, Fidel Mendaro.
La última vez que pude hablar con él fue en 2022, cuando fui a Young a presentar un libro sobre la Huelga General en Paysandú en 1973, contra la dictadura.

Me regaló dos libros escritos por él: “La Flor del Mburucuyá” y “El Macachín” “CARAMELO DE LOS INDIOS”.

Lo conocí en la campaña del FA en 1971. Yo tenía 14 años y el 20 para 21.
Me inicie políticamente ese año. Me consta de la conciencia de Fidel y de su militancia. Es de los anónimos que han hecho la historia. Cuando en Young los frentistas éramos pocos, Fidel estaba en la primera línea de la lucha. Con humildad, sinceridad y solidaridad.

Voy a tratar de resumir una vida rica en esfuerzo y valores humanos.
Cursó 4 meses en la escuela Nº 34, en el año 1959, con el nombre de Fidel Belluci-apellido de su padrastro-; la que abandonó de niño porque salió a ganarse el pan. Él dice que era medio analfabeto. En eso no concuerdo. Muchos que pudieron hacer primaria, secundaria, incluso universidad, tendrían mucho para aprender, del “Tío” el manisero del pueblo.

Fidel es descendiente de vascos y mexicanos.
Dice, en uno de sus libros hablando de su compañera: “Y estuve 25 años juntos y tuvimos cinco niños, todos sanos. Pero yo tuve que ser emigrante en mi país, por ser comunista.” No era fácil conseguir trabajo, ni ser de izquierda en Young.

Su primer trabajo, con 9 años, fue canillita para el Turco Amir. Un día –cuenta- después de un recreo,… “me escapé. Me fui por la vía con la túnica para vender diarios…”.

Cuando lo conocí, salíamos a vender el diario de los trabajadores, El Popular, todos los domingos. Y era un extraordinario vendedor. Yo aprendí de su experiencia a como se vocea la venta de un diario. Salíamos desde el rancho donde vivía el “Negro” Bogado.

Fidel, antes de ser manisero, a los 11 años, autorizado por su madre, porque conocía a los que lo invitaron, a ir al establecimiento el Cardo a 10 kilómetros de Young, a hacer una changa. Lo autorizó porque conocía a los Escalada, “pobres pero honestos”, como decían su madre y él.

A los 12 años realiza changas en la Colonia el Ombú de los alemanes, cerca de Arroyo Grande, donde trabajó en la cosecha del girasol.

“Volví a los Diarios y hacía mandados para el Hotel Vila y la Fonda Chulepin, en donde iban los esquiladores, alambradores y montaraces.”

Sigue contando Fidel: “Yo tenía 16 años y tenía un amigo que le decían el Sordo Moreira […] y me dijo: “Che gurí, vamos pal ‘monte de la estancia de Tres Bocas, están haciendo chacra. Parece que se gana bien.” […] “…y nos fuimos a montear a la estancia en Tres Bocas de la Ruta 25, la estancia quedaba a 12 kilómetros…”

Fidel Bellucci pasa a ser Fidel Mendaro.
Con lo ganado en Tres Bocas, se compró una bicicleta y con lo que le sobró se fue a Paysandú. Se sacó unas fotos en la Plaza Constitución y por no tener Cédula casi lo llevan preso. La madre después de todos los trámites que tuvo que hacer, los inscribió con el nombre de Fidel Mendaro.

Con documento y con 19 años agarró la bicicleta y se fue a San Javier a visitar a un tío con el que trabajó, pescando. Sigue Fidel: “Pero comenzó la obra del Banco República y yo estaba vendiendo los pescados y llegó un señor que era el capataz de la obra y fue a tomar un copetín y le pregunté si me podía dar trabajo. Me preguntó cuántos años tenía.

-Voy a cumplir 20.
-¿Tenés cédula?
-Sí.
-Bueno, preséntate mañana a las 7 que tenés trabajo.”

Fue el comienzo de Fidel en la construcción. Nunca había ganado tanto, eso que los sueldos en esa época no eran buenos, porque gobernaba, a puro garrote, Jorge Pacheco Areco, que había congelado los salarios. Terminó la obra y se volvió a Young.

Se encuentra con Roque Oviedo –otro compañerazo- y le dice:
-No te animás a cortar la paja, se gana bien.

Oviedo le enseñó. Un trabajo duro, del que dice. “Era lindo cortar paja brava, se ganaba lindo, se cortaba para los establecimientos y para Salto. Para las esteras de los tomates de diversas chacras […]”
Salió un corte en un pajonal enorme, que con esa changa se compró un terreno, en el año 1975. Tenía 25 años.

Con esta edad empezó un nuevo emprendimiento. En 18 de Julio y Canelones le pidió permiso al Sr. Bandera y su Sra. Blanca, para poner una frutería.

Pero pasó de frutero a trabajar de nuevo en la construcción. Al respecto nos cuenta Fidel en su libro: “Impotencia sentía al no poder estar con mis gurises, que nunca pude saber traerles un regalo, porque salía de las obras y tomaba el coche de Maldonado o de Rocha a Young.”

Cuando no había trabajo se las ingeniaba para hacer otras changas, como repartir postres chajá en los remates de la Rural; o hacía canastos de diversos tipos y escobas de palma; y con la bicicleta se iba a vender a San Javier, vendiendo en los tambos y chacras. Tenía ya su primera hija.

En San Javier a través de un primo consigue trabajo en la construcción, desmontando los grandes pozos donde se hacían las torres de la luz que llegaba de Salto Grande y Palmar. Se trabajaba hasta 14 horas por día sin parar, había que aguantar, estábamos en dictadura y si eras sindicalista ibas en cana.

Terminó la changa en la construcción y el primo Roberto le dio unas trampas y un perro y aprendió a cazar nutrias, y vendía las pieles en Paysandú.

En la Heroica un señor vendía maní. Volvió a Young decidido a vender Maní.

“Todo salió bien y me hice un carro y una tarde de viernes salí. Ya tenía 3 niños, dos nenas y un varón.”

“Yo tenía conocimiento en la construcción y durante el día le daba duro a la obrita, y por la tarde vendía maní. Nacía el “Tío” como decía el cartel, del manisero del pueblo. Vendía maní calentito y pop. Como el mismo se definía: “…, el Tío último Manisero.”

Un compañero de la construcción que había conocido en Maldonado, que se había aquerenciado en Young, por la solidaridad recibida; Adolfo Rosas, que cantaba en los hogares de ancianos, le dedicó este merecido poema, a Fidel:

Qué pena que es imposible
poder detener el tiempo
y que no se vaya nunca
el carro del manisero
los maníes calentitos
tostados en el momento.
Con el fuego hecho a leña
la chimenea escribiendo
con el humo en el aire
otra historia de mi pueblo
que algún día contaran
los libros o los abuelos

El carrito El Tío
letras hechas a mano
y dando pedal despacito
ahí va Fidel Mendaro
saludando a los que pasan
con un…cómo andás hermano.

Un día ya no andará
Fidel Mendaro y su carro
y ese vacío en la calle
ya nadie habrá de ocuparlo
y encontrarlo querremos
para estrecharle la mano.

Yo…le escribí esta canción
como un humilde regalo
como el que él le hace a los niños
cuando les llena las manos
solo para ver sus caritas
llenas de risas y encantos

Con silbido bajito
como siempre pasará
con su carro el manisero
recorriendo la ciudad
A todo le da su tiempo
no hay apuro por llegar
total no lo espera nadie
nadie con quién conversar
Con un rato de charla
alcanzas a comprender
que las cosas están claras
están claras para él.

Estribillo

A Fidel no le interesa
las dádivas del gobierno
le basta con sus manos
y su carro de manisero.

Sueña un sueño grande
de justicia social
que a la hora del reparto
todo sea por igual.

Llena las manos de un niño
muchas veces sin cobrar
solo por verles la cara
llenas de felicidad.
El humo va dibujando
nubecitas en el aire
le pone otras ramitas
que el fuego no se apague.
Adolfo H. Rosas

Un cálido y fuerte saludo, a toda su familia, amigos y compañeros.
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Nota: en el próximo artículo los lectores conocerán partes de otras historias de Fidel.

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