El Chasque Nª69: ¡Un pueblo unido jamás será vencido!

26 de Marzo de 1971-2021
A 50 años de la fundación del FA y como aporte del Movimiento 10 de setiembre al proceso de autocrítica hacia su congreso, publicamos esta edición especial del Chasque en homenaje a ese acto redentor que abrió una nueva época en la vida del país y de su pueblo.

INDICE

1- Discurso pronunciado por el Gral. Liber Seregni el 26 de marzo de 1971

2- Frente Amplio: Bases Programáticas de la Unidad (17 de febrero de 1971)

3- Cincuenta años de programas de gobierno. La utopía se desdibuja.
Benjamín Nahoum

4- 1971/ 26 de marzo / 2021. Frente Amplio, en la búsqueda de la revolución extraviada.
Enrique Yllas Moreira

5- Frente Amplio: fruto maduro del árbol del pueblo.
Cristhian Adam

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¡Un pueblo unido jamás será vencido!

Hoy, 26 de marzo, se cumplen cincuenta años del bautismo del Frente Amplio (FA) en su primer acto público donde proclamó, en palabras del General del Pueblo, Liber Seregni, las razones por la cual nacía a la vida política del país. Miles y miles de orientales acudieron a su llamado: “¡Ha nacido una esperanza. Orientales al Frente!”; esa admirable alarma entraba en las casas, recorría los barrios, ciudades y pueblos; festejaba en las fábricas y en los centros de estudios con su aire renovador cargado de esperanza

A partir de ese día, la historia de Uruguay cambió para siempre.

1- Discurso pronunciado por el Gral. Liber Seregni,
26 de marzo de 1971:
Discurso pronunciado por el Gral(R) Liber Seregni,
Presidente del Frente Amplio

Ciudadanos; ciudadanos presentes y ciudadanos de todo el país:
Nunca nuestro país presenció un acto como éste. Jamás hubo un acto político de esta envergadura.

Esto es el Frente Amplio. Pero cabe preguntamos:
¿Cómo y por qué ha sido posible el Frente Amplio? ¿Cómo surgió este incontenible movimiento popular que tardó tanto en nacer y ha sido tan rápido en propalarse? Tiene que haber profundas razones que lo expliquen. ¿Es que acaso es como dicen nuestros detractores, una suma de retazos ? No, ésta es una observación frívola, superficial, que demuestra muy escaso entendimiento de lo que hoy sucede en nuestro país. Pero eso también merece una explicación. ¿Es que es acaso una corriente popular que busca como cuestión de vida o muerte, en las dramáticas circunstancias que vive el país, nuevos cauces, cauces nuevos que salten por encima de viejas y anacrónicas estructuras partidarias que ayer fueron potentes y configuradoras del Uruguay y que hoy se debaten en la incapacidad y una inepcia huérfanas de toda vida arraigada en el pueblo?

Una necesidad popular y colectiva
Todas esas son interrogantes que debemos contestarnos, y para ello hay un solo medio posible: analizar de frente la realidad nacional, buscar las causas que generan estos hechos ya irreversibles. Esta multitud que está aquí, que aquí se ha congregado, esa multitud que se mueve a lo largo y a lo ancho de todo el país, porque somos concientes que estamos abriendo una nueva época en la vida del Uruguay: Sabemos que el Frente Amplio abre una etapa histórica en la vida de nuestra sociedad. Porque el Frente Amplio no es una ocurrencia de dirigentes políticos; el Frente Amplio es una necesidad popular y colectiva del Uruguay. Es un hecho colectivo, con razones colectivas, porque las resoluciones individuales de todos nosotros, tienen causas sociales y tienen metas sociales, porque tienen que ver con el destino entero de la sociedad uruguaya. Tampoco el Frente Amplio es una resolución circunstancial de partidos o grupos políticos; por el contrario, ellos han interpretado una exigencia que estaba en la calle; han dado forma y cuerpo a un sentimiento y a una urgencia de todo nuestro pueblo. Por eso el Frente Amplio desencadenó tan rápidamente este movimiento popular de adhesión, de participación y de militancia. Porque interpreta una necesidad objetiva de nuestra sociedad. Son éstos, y éste de hoy los primeros pasos, pero son pasos de gigante; hoy tiene el Frente Amplio su bautismo en la calle, en la multitud, en ustedes, en un movimiento político sin precedentes en el país y que tiene la estatura del Uruguay entero. Estos son los primeros pasos porque el resto de los que vamos a dar los daremos con los zancos del pueblo y con la inteligencia del pueblo.

Pero veamos más de cerca las razones que condujeron a la creación poderosa del Frente Amplio. Siempre es bueno reflexionar, sobre lo que estamos haciendo, para ubicarnos con justeza, para saber los caminos que estamos recorriendo, para obrar con pleno conocimiento.

La sangría emigratoria
¿Cuál es la situación actual del Uruguay? ¿Cuáles son los rasgos más notorios de lo que nos está pasando? Ante lodo, un hecho hiriente y brutal aunque sea el más silencioso. El Uruguay, nuestro Uruguay se ha transformado en un país de emigración. Los uruguayos emigran. Emigran por miles y por miles. Y se van porque su país no les ofrece posibilidades, porque no pueden vivir y trabajar aquí. El que emigra, el que se destierra a sí mismo, es un ser que ha perdido la confianza en las posibilidades de vida que le ofrece su comunidad. Es un desesperanzado del Uruguay, de un Uruguay que hasta hace 30 o 40 años recibía con hospitalidad el aporte de hombres y de familias venidas de otros países que llegaban acá a buscar la esperanza para encontrar un lugar de trabajo y para formar un hogar. Eso era antes, hace 30 o 40 años y ahora es al revés, son los uruguayos quienes deben salir fuera de fronteras para encontrar ahí esperanza, trabajo y hogar. Esa sangría emigratoria es responsabilidad directa de la oligarquía y del gobierno. Es una violencia sobre el país, una violencia tan terrible como las muertes en la calle, que también hemos soportado. La oligarquía no quiere modificar la estructura económica del país, la estructura económica que la beneficia, aunque sea a costa de transformamos en un país de emigrantes.

 Pero hay emigrantes, porque hay desocupación, porque los salarios no alcanzan para sostener dignamente una vida y así perdemos lo mejor de nuestra gente, lo mejor en edad, lo mejor en energía; técnicos, profesionales, obreros especializados, nuestro capital más precioso que es el capital humano. Insisto en esto porque es un síntoma y un símbolo de nuestra situación. La emigración es el peor juicio sobre un régimen económico y social, es el peor juicio sobre un gobierno. Pero otro aspecto de esta desocupación que desbasta al país, otro aspecto de la falta de horizontes es el drama de nuestra juventud. Una juventud que siente día a día la angustia de sus mayores, perpleja por el deterioro del país, que no encuentra salida, porque se le cierran todos los caminos, porque se le amputa el futuro. Por eso nuestra juventud manifiesta, a todos los niveles, su justa desconformidad. Porque no se pueden embretar sus ansias de vivir y sus ansias de crear. Por eso, nuestra juventud, porque no tiene caminos individuales se politiza y se radicaliza. Y el régimen responde con sanciones y con represión. El régimen reconoce con ello que es él, el régimen, el que no tiene futuro. Y a la desocupación, a salarios reales cada vez más reducidos, que sólo favorecen a un pequeño grupo oligárquico, se agrega un proceso de intensa extranjerización de nuestros recursos, de endeudamiento externo que nos ahoga y que compromete nuestro futuro. Las clases medias urbanas y la clase obrera, los jubilados, esa legión tan mentada, pero tan olvidada, las clases medias rurales y los asalariados rurales son las grandes víctimas de la política económica actual. Quiebras y concordatos, paralización de industrias, especulación, esto es el síntoma de los últimos tiempos.

 ¿Cómo no van a agudizarse las tensiones sociales? ¿Es que alguien puede creer que con Medidas Prontas de Seguridad, con un estado policial, va a solucionarse la inseguridad que hoy afecta a todo el país, la inseguridad de los productores y de los trabajadores? Porque la nuestra es una inseguridad global, que afecta a todos los ámbitos de la vida. Se limitan las libertades públicas, desaparece la libertad de prensa, ocurren encarcelamientos masivos sin justificación alguna, se ataca con ensañamiento a la enseñanza tanto a nivel universitario como secundario. Todo eso lo saben ustedes muy bien, porque además lo sintieron y lo están sintiendo en carne propia. El país vive una situación de violencia como no conoció desde la época de las guerras civiles. Es si la crisis más profunda de la historia del país. Y de eso debemos tener muy clara conciencia porque estamos en tiempo de decisión.

 Todos estos síntomas son reflejo de la realidad que vivimos. Pero veamos ahora qué es lo que se ha intentado en los últimos tiempos. Constatemos el fracaso de lo que se ha intentado y expongamos el camino nuevo que pretende el Frente. Así veremos también el tránsito que explica la formación del Frente Amplio. Para saber dónde estamos hay que conocer de dónde venimos. Es necesario examinar las políticas fundamentales que intentó el país, para determinar con claridad la razón fundamental de sus fracasos, para tomar las cosas desde las raíces que es la única forma de poder enderezarlas.

Dos etapas de frustración
Seremos muy breves. En los últimos 25 años, desde el término de la Segunda Guerra Mundial, pueden distinguirse dos etapas diferenciadas, dos políticas económicas distintas. La primera, que comienza al término de la SGM y se clausura en el año 1958, corresponde al esfuerzo por industrializar al país. La segunda que va desde el año 1958 al año 1964, parece animada por el intento de fortificar nuestra agropecuaria. Esos dos enfoques sucesivos y distintos, terminaron los dos en callejones sin salida, con características distintas, con enfoques distintos, no lograron renovar y movilizar creativamente al país.

¿Por qué no tuvieron salida? ¿Por qué se frustraron? En la última instancia la contestación es muy sencilla: las dos vías tomadas no enfrentaron el obstáculo decisivo para el desarrollo nacional, y ese obstáculo es la oligarquía, es decir, la trenza bancaria terrateniente y de intermediación exportadora, el grupo social que domina y acapara la tierra, el crédito, los canales de comercialización de nuestros productos. Sus centros de poder siguieron intactos, determinando nuestra economía, estrangulando al país, beneficiándose de las energías de nuestro pueblo, apropiándose y desviando el esfuerzo nacional.

En la primera etapa, cuando la prosperidad de la postguerra, en la fase ascendente de la etapa industrializadora, las masas urbanas participaron de un nivel de vida que llenaba sus necesidades mínimas. No parecía vital entonces profundizar la lucha.

En la segunda etapa, cuando se reviene el proceso sobre una vía ruralista, las clases medias rurales tuvieron un momento de ilusión, creyeron que se abrían nuevos horizontes. Pero tampoco fue así. Los precios fueron absorbidos por la inflación, por la trenza bancaria exportadora y latifundista. El país siguió estancado y el deterioro siguió avanzando. Porque está claro, los grupos dominantes están ligados a poderosos intereses extranjeros, son la expresión interna de nuestra dependencia de las grandes potencias capitalistas, de esas potencias que nos fijan precios, que nos imponen términos de intercambio adversos. Así, en los últimos años, se agudizó el endeudamiento externo y las ataduras al Fondo Monetario Internacional.

Es entonces la realidad urgente, el empobrecimiento colectivo, lo que obliga a enfrentar de una buena vez a la rosca que nos aprieta. La disyuntiva de hoy es muy clara: o la oligarquía liquida al pueblo oriental, o el pueblo oriental termina con la oligarquía.

 Esa es la radicalización política de hoy; ésa es la expresión de la realidad que vivimos: un país empobrecido y empobreciéndose no puede seguir con soluciones de medias tintas. No hay “mejorales” para el cambio. El último intento del viejo Uruguay para encontrar una salida de “medias tintas” fue la elección del General Gestido. En unos pocos meses se intentaron lodos los caminos y no se recorrió ninguno. Es que no era un problema de buena voluntad y Gestido quemó su vida en un esfuerzo imposible y entonces, ¿qué pasó?, entonces fue la oligarquía la que resolvió radicalizarse, la que quiso terminar con las “medias tintas”, porque únicamente podía mantenerse transfiriendo lodo el peso de la crisis sobre el pueblo. Así vino el gobierno del Señor Pacheco y las Medidas de Seguridad como un régimen permanente.

Y vinieron los últimos tiempos. Los políticos blancos y los políticos colorados quedaron relegados y la oligarquía tomó directamente el gobierno. Esto nunca había sido tan visible, tan descarnado y tan claro. Los grupos económicamente dominantes estaban dispuestos a todo para reducir al pueblo oriental y se abrió así una era de violencia, la que estamos viviendo. La violencia comenzó desde arriba. La estructura de dominación oligárquica quedó al desnudo; decretó que era la “hora del garrote” y, como siempre, cínicamente, culpó del desorden a las masas estudiantiles y a las masas obreras.

Medidas de seguridad para mantener intacto el privilegio
Hubo acá un cambio fundamental, cualitativo. No se buscó una modificación del campo económico: no se propuso un nuevo modelo para el desarrollo. Las transformaciones se centraron en el campo político y en el campo social. Para mantener intactas las estructuras del poder económico, para mantener los privilegios de la oligarquía, era necesario terminar con el régimen de libertades públicas y con el régimen de seguridades sociales. La congelación de salarios y las Medidas de Seguridad provocaron la polarización social. La clase media y la clase obrera se vieron diezmadas económicamente. Pero, además, se las marginalizó, se las dejó al costado del camino. Este proceso, que se acompaña de un Poder Ejecutivo que consolida su primacía total sobre el Poder Legislativo, está ligado necesariamente a la descomposición de los partidos tradicionales.

¿Por qué? ¿Qué es lo que ha pasado con esas dos grandes fuerzas históricas de los partidos tradicionales? ¿Qué se ha hecho de sus sectores más populares? Vale la pena analizar esto, porque está en la médula de la existencia política uruguaya. Y esto también es muy fácil de entender. Siempre hubo, dentro de cada uno de los partidos tradicionales, un ala conservadora y un ala popular, y en las últimas décadas la mayoría, el control de cada partido, lo tuvieron los sectores más populares. Pero los partidos tradicionales fueron siempre un compromiso entre el pueblo y la oligarquía. Pero ahora, ya no pueden serlo más. La oligarquía controla totalmente a ambos partidos, porque no tiene otro partido que contra el pueblo, y el pueblo ya no tiene lugar en los viejos lemas.

Este es el hecho actual de relevancia histórica. Los hombres progresistas y populares del Partido Colorado y del Partido Nacional, de clara y firme militancia política, que quieren ser fieles a su pueblo, comprendieron que tenían que romper el cascarón vacío de los viejos lemas y unirse con las otras fuerzas populares y progresistas, que ya no importan los cintillos; que no son válidas las vallas con que quisieron separarnos, que la única línea divisoria está entre quienes quieren mantener un orden como el actual, un régimen caduco, opresor, antipopular, y aquellos que desean los cambios que el país exige; que de un lado está la oligarquía blanca y colorada, y del otro lado el pueblo, blanco, colorado, demo-cristiano, comunista, socialista, independientes. Esa es la verdad y ésa es la definición de la hora actual.

El Frente Amplio heredero de la tradición artiguista
Es por esto que el Frente Amplio no es una simple suma de partidos y de grupos; es la. nueva conciencia que levantará un nuevo Uruguay. Aquí está el pueblo, que no ha perdido la fe ni en si mismo ni en el destino del país. Nunca se abrió un cauce tan ancho para la unidad popular como en estos momentos. Nunca, salvo con Artigas. También junto a él el pueblo oriental se unió, para enfrentar a la oligarquía y al imperialismo de la época. Y hoy volvemos a lo mismo. Por eso el pueblo, por eso el Frente Amplio es el legitimo heredero de la tradición artiguista y toma sus banderas y su ideario.

Y no es que cada ciudadano, que cada grupo o partido pierda u olvide sus tradiciones partidarias. Las guarda y las cuida celosamente, porque esas tradiciones sirvieron para construir el Uruguay, pero las integra y las une en un sólo haz, porque la fuerza del Frente Amplio está en que asume las mejores tradiciones uruguayas para construir un Uruguay mejor.

Hoy, lo artificial es el lema colorado y el lema blanco. Están vacíos de contenido, no representan verdaderos partidos, están caducos, inmóviles, porque han perdido a su pueblo. Cumplieron ya su etapa en la historia del país y esto lo sabe el régimen, esto lo sabe la oligarquía, por eso apela a la fuerza. Tiene miedo a la libertad de expresión. Por eso cierra diarios, intentando clausurar conciencias.

Nuestra decisión es otra. El Frente Amplio nace del pueblo y se nutre con el pueblo, del pueblo que no perdió las esperanzas en el destino del Uruguay. Por eso estamos aquí, porque al pueblo oriental no lo doblega el despotismo, porque somos empecinados, y nos reunimos en la calle porque la calle es nuestra. Y esta manifestación, este acto, como nunca conoció el país otro similar, es la manifestación rotunda de la única fuerza, verdaderamente democrática que existe en el país, porque el Frente Amplio es la única salida histórica para el Uruguay, porque es la única fuerza que puede asegurar la pacificación que todos ansiamos.

Es el pueblo conciente de su destino, seguro de su decisión. Es el último, el definitivo intento del Uruguay para buscar salidas legales, democráticas, pacificas. Somos el Frente Amplio una afirmación pacifica; pero no nos dejaremos trampear nuestro destino.

 No queremos la violencia, pero no tenemos miedo a la violencia. Nosotros no queremos ni el caos ni el desorden. El régimen actual no es el orden, sino el “desorden establecido”. Nosotros sí queremos cambios radicales en la vida económica y social del país. Son los que no quieren cambiar las cosas, los agentes de la violencia y los agentes del desorden.

Tenemos confianza en nuestras propias fuerzas; tenemos claridad en nuestros propósitos; tenemos fuerza de pueblo e ideas de pueblo, para el pueblo.

Y bien: ¿qué se propone el Frente Amplio? ¿Cuáles son sus objetivos principales? ¿Cómo determina sus metas y los instrumentos para alcanzarlas? El Frente Amplio comenzó por elaborar una base programática común, por definir sus objetivos a alcanzar. Estos han tenido amplia difusión, y la tendrán más todavía. Todos ustedes las

conocen. Hasta se nos hizo una crítica que es finalmente un elogio. La “gran prensa” dijo que las ideas que presentamos no eran nuevas, que ya eran conocidas. ¡Claro que sí! el pueblo ya sabe lo que necesita. Lo que hizo el Frente fue recoger las ideas del pueblo. La gran diferencia es que nuestras bases programáticas no son bases de enganche electoral, son las ideas que queremos realizar y que vamos a realizar.

Qué se propone el Frente Amplio
Las bases programáticas son públicas y todos las conocen. Pero quiero fijar su orientación, el espíritu que las anima. Ante todo, el punto de partida, el criterio rector, y ése no puede ser otro que el hombre uruguayo, que es el capital más precioso de que disponemos. No es secreto para nadie, no es falso patrioterismo el afirmar que el

Uruguay tiene uno de los niveles culturales más altos de América. Esa es nuestra riqueza. De ese capital partimos para determinar qué es lo que debemos construir, para llevar al hombre a su mayor potencialidad, rendimiento y autorrealización.

El país tiene una inmensa capacidad subutilizada, mal utilizada, desperdiciada. La primera es el hombre. ¿Cómo realizar al hombre en el cumplimiento de sus funciones sociales, para que éstas lleguen al máximo de su eficacia? Partiendo de aquí, las metas adquieren toda su importancia.

Los puntos críticos de los que tenemos que desamarrar al país, para que éste despegue con fuerza, para que crezca con vigor. Tenemos que desamarrar y cortar con el latifundio; tenemos que desamarrar y cortar con la banca privada; tenemos que desamarrar y cortar con el complejo de succión de la exportación. Estos son los aspectos principales, fáciles de visualizar, pero fortalezas que el pueblo tendrá que conquistar con luchas y sacrificios, porque hoy, o el pueblo elige su sacrificio para salvarse, o la oligarquía lo sacrifica a sus intereses.

Todo esto exige temple, conciencia, responsabilidad, la mayor seriedad en las decisiones. Y para esto, el instrumento del pueblo será el gobierno, el gobierno del pueblo al servicio del pueblo, con la participación y contralor del pueblo.

No el Estado y el gobierno actual, producto de la oligarquía; no el gobierno que cierra todos los caminos y toda dinámica al desarrollo nacional, que frena la expansión industrial, expropia parasitariamente el ahorro y el esfuerzo nacionales, que dilapida el potencial humano de que disponemos. Nosotros vamos a potencializar al Estado, a usar al máximo la capacidad humana que esta ahí ahogada, porque vamos a la vez a romper los tres pilares básicos de la oligarquía, latifundio, banca particular, complejo de succión de la exportación.

Estos son los tres objetivos, que no son independientes entre sí, sino que conforman una unidad indisoluble. Sobre esa base se levantará el resto del edificio. Esa es la base de nuestra estrategia: reforma agraria, nacionalización de la banca, nacionalización del comercio exterior, y siempre partiendo del criterio rector que es el hombre uruguayo.

Reforma agraria, nacionalizar el comercio exterior
La reforma agraria: nuestro hombre de campo y nuestros recursos del campo, están mal utilizados, ahogados por el latifundio, aplastados por el minifundio. Pero nuestra realidad agraria es distinta de la de otros países. Por la forma de nuestra agropecuaria, por las características de nuestra campaña, no hay un campesinado

numeroso, como en otras partes. Nuestra reforma agraria tiene que ser profundamente a la uruguaya. Para hacerla, tenemos que contar con el hombre de nuestro campo, con el trabajador rural, con los medianos y pequeños productores, que son las víctimas de la especulación bancaria, latifundista y comercializadora. Tenemos así que terminar con el éxodo rural; poner la técnica, la investigación, la Universidad, los conocimientos y los medios adecuados a su servicio para que el país incremente su producción v su productividad.

Pero, ¿qué seria una reforma agraria si el crédito no está a su servicio y si el país no controla la comercialización de los productos en el exterior? Sería una reforma agraria ilusoria.

Y, conjuntamente con la reforma agraria, ligada a ella, está la industrialización del país, la creación y solidez de fuentes de trabajo permanentes. También nuestra capacidad industrial está mal utilizada, subutilizada. Bien saben ustedes la paralización de la industria textil y la del cuero. Tenemos que exportar productos nacionales, industrializados y manufacturados. Pero para eso es necesario que controlemos también el crédito, el comercio exterior, que el Estado esté al servicio de la producción y no de la telaraña financiera… que nuestro Servicio Exterior esté al servicio activo, total de la colocación de nuestros productos agrarios o industriales. Nada de burócratas displicentes, sino de servidores públicos al servicio real del pueblo: controlados por el pueblo, responsables ante el pueblo.

Por todo eso es que tenemos que nacionalizar el comercio exterior. Ya sabemos que los grandes consorcios internacionales compran barato y nos venden caro. Para vender mejor debemos evitar que la rosca exportadora, que en gran parte es vendedora y compradora a la vez, se apropie de una porción enorme de nuestro esfuerzo productivo. Porque en los canales particulares de comercialización se evapora gran parte del trabajo nacional.

Nacionalización de la banca
Y finalmente, la banca nacionalizada. Hay que poner todos nuestros recursos financieros al servicio de la reforma agraria y la industrialización. La banca privada impide todo plan orgánico nacional; usa del ahorro para sus fines particulares de ganancia y especulación. Hoy, la banca se extranjeriza y nos extranjeriza.

Nacionalizar la banca se conviene así en una cuestión fundamental.
Estas son las bases principales, son las metas racionales y necesarias para superar la crisis actual del país; van al fondo de nuestros problemas, desamarran al país de la oligarquía. Tomamos al país en nuestras propias manos; echamos las bases de una real autodeterminación nacional. Somos orientales y queremos decidir por nosotros mismos.

Autodeterminación y no intervención
Esta política interna de autodeterminación se manifiesta también en  la concepción que el Frente Amplio tiene de la política internacional.

Porque lo nacional y lo internacional son dos aspectos de una sola política. De ahí que nos basemos en nuestro plan nacional de autodeterminación, de liberación nacional. Este principio de autodeterminación se conquista con la energía de cada pueblo. Esta es nuestra regla fundamental e indiscutible : el principio de autodeterminación de los pueblos. La autodeterminación significa libertad de los pueblos para crear por sí mismos, con su propia fuerza y elección, su propio destino. Cada pueblo dueño de su destino.

Esto nos lleva, en el plano internacional, a dos corolarios necesarios. El primero, es la no intervención. Es un principio defensivo ante las amenazas y presiones extranjeras; es el repudio a las intervenciones extranjeras. El principio de la no intervención debe ser una constante intangible de nuestra política internacional. Pero no basta con proclamarlo, con declararlo; exige, como única garantía, la vigilancia y la militancia popular.

Pero no basta con la no intervención. El otro corolario necesario a la autodeterminación es la activa solidaridad latinoamericana. La autodeterminación exige la ruptura de nuestras formas de dependencia: la económica, la política, la cultural, la científica. Estamos en América Latina y América entera es víctima de la misma dependencia, de los mismos poderes.

Nuestra lucha es común con nuestros hermanos latinoamericanos. También lo fue cuando Artigas, Bolívar y San Martín. Y porque aquellas luchas terminaron con el exilio de Artigas, Bolívar y San Martín, es que emprendemos ahora la segunda emancipación latinoamericana, y esto nos lleva a la solidaridad con todos los movimientos de liberación nacional que hoy se levantan en América Latina. Solidarios hoy, como fuimos solidarios ayer. Es el camino hacia la Patria Grande que soñaron nuestros próceres. No los evocamos en vano. Simplemente retomamos su política a la altura de nuestro tiempo y de nuestras necesidades.

La revolución la hacen los pueblos
Y aquí no se trata de importar o exportar revoluciones. Esto es un planteo falso, o calumnioso de la oligarquía. La revolución es lo único que no se puede exportar o importar, porque la revolución la hacen los pueblos, y un pueblo no se importa ni se exporta. Los pueblos son raíz permanente en cada uno de sus países. Cada uno tiene sus características y debe resolver sus problemas de acuerdo a ellas. Lo otro es invento y recurso de los contrarrevolucionarios, de la oligarquía, del imperialismo.

Por otra parte, no se trata de imitar a Cuba, a Perú, a Bolivia, a Chile ni a ningún otro país. Es imposible porque cada pueblo tiene su realidad histórica. Nadie va a inventar el camino de Uruguay, sino nosotros mismos, los orientales basados en nuestra manera de ver y en nuestras realidades. Renunciar a ello seria renunciar a nosotros mismos. Somos y queremos ser orientales. Todo esto es muy claro. Nuestra política internacional está necesariamente ligada al proceso de liberación de América Latina. El proceso de liberación de América

Latina está ligado al de todos los pueblos oprimidos del Tercer Mundo. Esa es nuestra posición. Nuestra orientación está perfectamente definida y nuestra política internacional es acorde y resultante de nuestros propósitos nacionales.

Queremos decir aún dos cosas fundamentales: me siento todavía integrante de las fuerzas armadas de mi país, de esas fuerzas y esos hombres que llevan sobre el frente de sus gorras el emblema artiguista, son los continuadores históricos de las huestes artiguistas y en estos momentos de liberación nacional, de búsqueda de una real y efectiva democracia, de prosecución de la justicia social, nuestras fuerzas armadas como fueron antes, como serán siempre, serán salvaguardia de la Constitución y serán también celosos salvaguardias de la voluntad del pueblo.

Un pueblo unido jamás será vencido”
Una última precisión: El Frente Amplio nos ha honrado con la nominación para la candidatura presidencial. Somos conscientes de la tremenda responsabilidad que asumimos. Pero estoy consustanciado con el Frente Amplio y con el pueblo de mi país. Del pueblo provengo, es mi país, mi pueblo, el que me permitió realizarme como hombre, como militar y como ciudadano, y a él me debo. Por eso nuestro compromiso, aquí y ante ustedes, de entregar todas nuestras energías y nuestras posibilidades para la causa del Frente, que es la del pueblo oriental todo nuestro esfuerzo por esa causa, por su programa, seguros, confiados en la victoria. Porque es el pueblo oriental el que emprende el camino hacia su futuro y nadie ni nada detiene a un pueblo decidido consciente, seguro que sabe lo que quiere y sabe dónde va.

Repito -porque tiene la profundidad y la simplicidad de las grandes verdades- un canto que escuchamos a los estudiantes de Medicina: “¡Un Pueblo Unido, Jamás Será Vencido!”.

Y antes de irnos, una invocación que nos sale del fondo del alma;Padre Artigas: aquí está otra vez tu pueblo; te invoca con emoción, y con devoción y bajo tu primer bandera, rodeando tu estatua, este pueblo te dice otra vez, como en la patria vieja, padre Artigas guíanos!

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2- FA Bases Programáticas de la Unidad

El 17 de febrero de 1971, el Frente Amplio -a un paso de afrontar su primera comparecencia electoral- daba a conocer sus «Bases Programáticas de la Unidad«. En ellas, plasmaba la voluntad expresada apenas doce días antes, en ocasión de la firma de su Declaración Constitutiva, en el sentido de «concertar nuestros esfuerzos, mediante un acuerdo político, para establecer un programa destinado a superar la crisis estructural, a restituir al país su destino de nación independiente y a reintegrar al pueblo el pleno ejercicio de sus libertades y de sus derechos individuales, políticos y sindicales».

I) Libertades Derechos y Garantías

1. «La plena vigencia de las libertades, derechos y garantías constitucionales y legales. La garantía de una adecuada disponibilidad de todos los medios de difusión de carácter oficial y privada sin exclusiones ni presiones de ninguna índole, especialmente del poder político o económico.

Estricta observancia de las disposiciones constitucionales que regulan la enseñanza, la vida religiosa y cultural.

Pleno respeto y desarrollo integral de los derechos y libertades sindicales.

Efectiva independencia del Poder Judicial, orgánica, funcional y presupuestaria. Creación de la Policía Judicial.

Con carácter prioritario:
A) Levantamiento de las medidas prontas de seguridad.
B) En relación con ello, restitución de los despedidos y suspendidos a sus lugares de trabajo, con todos sus derechos; reparación a los sancionados.
C) La amnistía se usará como un instrumento que, conjuntamente con la supresión de las formas de violencia que encarna el régimen vigente, permita reintegrar a la convivencia política legal a todos los actores de la sociedad, a efectos de facilitar el desarrollo normal de la vida política y social del país. Para la obtención de tal objetivo, comprenderá a aquellas personas incursas en delitos políticos o conexos con ellos, cometidos con la finalidad de modificar las actuales bases política, económicas y sociales.
D) Levantamiento de la intervención de la enseñanza media y restitución de la legalidad en los entes respectivos. Anulación de todas tas medidas arbitrarias contra docentes y estudiantes adoptas e el ejercicio de aquélla.
E) Restablecimiento pleno de los derechos y garantías a los periódicos, partidos y grupos políticos que fueron ilegalizados por decretos del Poder Ejecutivo.

ll) Política Internacional

2) Defensa de la soberanía nacional. Vigencia irrestricta de los principios de autodeterminación y no intervención. Política exterior independiente; la actuación en los en los organismos internacionales se hará conforme a la defensa de este principio. Denuncia del papel pasado y presente de la OEA como instrumento del imperialismo. Lucha por una integración latinoamericana liberadora y acción conjunta para romper la dependencia política, económica, social y cultural. Apoyo al ingreso de todos los países a la Organización de las Naciones Unidas. Relaciones con todos los países establecidas por libre acuerdo de las Partes.

Solidaridad con todos los pueblos que luchan por liberarse de la opresión colonialista, neocolonialista e imperialista especialmente con los latinoamericanos.
Reafirmación del derecho de asilo de conformidad con los criterios doctrinarios y prácticas sostenidas tradicionalmente por la República.

Revisión y eventual denuncia de todos los tratados, convenios y resoluciones internacionales en cuanto contraríen los principios antes definidos.
Reestructuración del servicio exterior a efectos que sirva eficazmente a los auténticos intereses del país.

3) Conducción de la política económica internacional de la República, de acuerdo con los intereses nacionales y populares. Rechazo de la política del Fondo Monetario Internacional y de otros organismos internacionales que actúen con similar orientación.
Denuncia de la falsa política de integración de la ALALC, que agrava el proceso de dependencia de América Latina. Revisión y transformación de la misma, a efectos de que responda a los intereses de los pueblos.

Negociar la reconversión de la Deuda Externa, postergando los pagos y eliminando sus condiciones leoninas, para destinar, durante el período necesario, toda la capacidad de ahorro nacional a las finalidades económicas y sociales de este Programa. En caso de no obtenerse la reconvención, adopción de las medidas unilaterales necesarias para el logro de los fines enunciados.

Exigencia de reinversión de los. beneficios de las empresas radicadas en el territorio nacional.

Control y restricción del envío al exterior de royalties, intereses y amortizaciones de deuda. Adopción que impidan las fuga de capitales.

Relaciones económicas y comerciales con todos los países del mundo.

III) Reforma de la Estructura Económica y Social

4) Planificación nacional independiente de la economía, con objetivos sociales, a efectos de contribuir a las necesarias transformaciones estructurales y al desarrollo integral del país. En el sector privado, ella será fuertemente indicativa.

Creación de un organismo para dirigir la planificación donde participen los sindicatos obreros, los productores, los técnicos y los representantes del poder político. Colaboración de la Universidad para determinar la estrategia de la planificación del desarrollo.

La política de nacionalizaciones podrá tomar de empresas estatales u otras que contemplen la participación de los productores privados y los trabajadores, de acuerdo con la mayor ventaja de la eficiencia y del dinamismo económico.

Defensa, consolidación y desarrollo del patrimonio comercial e industrial del Estado, participación de los trabajadores en la dirección y control de los entes autónomos servicios descentralizados y sociedades de economía mixta.

5) Reforma Agraria que promueva una transformación integral de la estructura agraria del país, de acuerdo con la planificación general. La reforma agraria erradicará el latifundio y el minifundio, sustituyéndolos por un sistema justo de tenencia y explotación de la tierra, que contribuya al desarrollo social y económico, eleve la producción y la productividad, aumente los ingresos de los productores y los trabajadores y garantice la justicia social, de manera que la tierra constituya para el hombre que la trabaja, la base de su estabilidad económica y su y de su bienestar y la garantía de su dignidad y libertad. La Reforma agraria asegurará protección a la pequeña y mediana propiedad.

Con carácter Prioritario:
A) Asistencia y soluciones de radicación estable para pequeños y medianos productores, arrendatarios y medianeros, proporcionándoles mercados, precios remuneradores, créditos, enseñanza y ayuda técnica; eliminación de la intermediación distorsionante.
B) Salarios y condiciones de vida y trabajo que contribuyan a llevar el progreso social al campo.
C) Estímulo a la formación de cooperativas ganaderas y agrícolas, otorgándoles facilidades para la construcción de instalaciones, la adquisición da maquinaria, semilla, fertilizantes y otros insumos, y para la comercialización de sus productos.
D) Cumplimiento de la ley que prohíbe la existencia de sociedades anónimas para la propiedad y explotación de la tierra.

6) Vigorosa política de industrialización. Mantenimiento y ampliación de las fuentes de trabajo existentes, utilizando para ello, si fuere necesario o conveniente, la nacionalización de las mismas. Participación decisiva del Estado en las industrias básicas no nacionalizadas.

Industrialización en el país, en el máximo grado posible, de las materias primas y productos agrícolas y de granja de origen nacional. De modo especial, procesamiento de la carne, la leche, el cuero y demás derivados de la ganadería, estableciendo un claro control público de este proceso y eliminando toda forma de trustificación o penetración extranjera. Nacionalización de la Industria Frigorífica

Investigación y explotación intensivas de los recursos energéticos, y de las riquezas minerales y marinas.

La planificación económica procurará una armónica distribución territorial de las actividades industriales,impulsando su desarrollo en el interior de la República.

Desarrollo y coordinación del transporte de pasajeros y de carga, de acuerdo con las necesidades nacionales y locales, considerándolo un servicio de utilidad pública. Recuperación de AFE y creación de una marina mercante nacional.

7) Nacionalización de la banca, de los grandes monopolios y de los rubros esenciales del comercio exterior para sustraerlos a la usura y a la especulación, eliminar grupos de poder nacionales y extranjeros, y poner el ahorro interno, el crédito y las divisas al servicio del desarrollo nacional.

Erradicación de la intermediación crediticia realizada por las denominadas sociedades financieras y colaterales y de cualquier otra modalidad de mercado parabancario de capital.

8) Fomento del cooperativismo como instrumento destinado a contribuir al desarrollo económico y social, tanto en la actividad agropecuaria como en la industrial y en la de consumo y servicios. Establecimiento de un régimen jurídico, fiscal y crediticio y de mecanismos de integración y control que aseguren la defensa del carácter popular y progresista de sistema y eviten la posibilidad de su. desvirtuación.

9) Promoción de una política demográfica (natalidad, migración externa e interna) racionalmente planificada, que, sobre la base de la elevación de las condiciones de vida y trabajo que resultará de las medidas que se proponen, proporcione al país el contingente humano indispensable para su desarrollo, desterrando los intentos coactivos de control de la natalidad.

10) Reforma radical del régimen tributario, de modo que grave fundamentalmente la acumulación de riqueza, el capital improductivo o de bajo rendimiento, las actividades antieconómicas, los vicios sociales y los altos ingresos y reduzca progresivamente los impuestos al consumo.

Simplificación, unidad y coherencia del régimen impositivo. Ordenamiento de la política fiscal, no sólo como fuente de recursos para el Estado, sino como instrumento para la conducción económica y para una más justa redistribución del ingreso.

Los bienes adquiridos con el producto del trabajo propio, así como su transferencia por el modo sucesión, serán objeto de tratamiento especial.

IV) Política Social y Educativa

11) Establecimiento de una nueva y justa política de salarios públicos y privados sobre la base del principio de a igual trabajo igual remuneración y de acuerdo al costo de la vida. Esta política, así como la de precios, intereses y utilidades, se planeará con participación fundamental de los sectores involucrados y debe conducir a una justa distribución del ingreso, de acuerdo con las necesidades populares y los requerimientos de inversión.

Con carácter prioritario:
A) Derogación de la Ley de COPRIN
B) Establecimiento efectivo del salario mínimo nacional

12) Creación de un sistema racional de normas orientadas a asegurar al individuo el bienestar y la tranquilidad indispensable para el pleno desarrollo de su personalidad, que cubra su ciclo vital desde la gestación hasta la muerte. Extensión del sistema de seguridad social a los asalariados del interior y al campesinado.

Con carácter prioritario se bregará por:
A) Cumplimiento de la Disposición constitucional que dispone la integración del Directorio del Banco de Previsión Social con representantes de los afiliados activos y pasivos y de las empresas contribuyentes. Pago inmediato de las deudas que el Estado mantiene con sus atributarios y las deudas que el Estado y las empresas mantienen con aquél. Adopción de medidas para evitar la evasión de aportes, hacer mas equitativas las cargas y atender los servicios sin privilegios indebidos ni postergaciones. Adecuación de las Pasividades a los ingresos del trabajador en actividad.
B) Establecimiento del Seguro Nacional de Salud, que garantice atención adecuada a todo el pueblo, especialmente a los sectores modestos de la ciudad y el campo.
C) Transformación de las condiciones habitacionales, dando prioridad a la promoción de la vivienda popular y al fomento y desarrollo del cooperativismo de vivienda.
D) Creación de casas cuna y guarderías infantiles en los barrios y en las empresas privadas y publicas, en aquellos casos en que el número de mujeres que en ellas trabajan lo haga aconsejable.

13) Reforma democrática de la enseñanza que eleve su contenido humanista, científico y técnico, y responda a las necesidades que imponen las transformaciones económicas, sociales y políticas postuladas en este programa, con especial atención a la promoción del medio rural. Adopción de mecanismos que sobre la base de esas transformaciones, faciliten el acceso del pueblo a la enseñanza. Erradicación de toda forma de penetración imperialista en la misma.

Salvaguarda y extensión de la autonomía de los entes de enseñanza y coordinación del proceso educativo. Representación directa y mayoritaria de los docentes en los Consejos Directivos de Enseñanza Primaria, Secundaria, Universidad del Trabajo, y Educación Física. Pago inmediato de las deudas del Estado y adecuada atención a las necesidades presupuestales de la educación.

Apoyo efectivo al esfuerzo de la Universidad para asumir cabalmente su papel en la investigación científica, la difusión de la cultura, la enseñanza y la asistencia a toda la población.

Defensa, consolidación y desarrollo del Patrimonio cultural nacional. Estímulos materiales y morales para el desenvolvimiento de las ciencias y las artes. Participación de las masas populares en goce y quehacer de la cultura.

Fomento y desarrollo de la educación física y la práctica colectiva de todos los deportes.

V) Política Institucional

14) Funcionamiento integral de la democracia con pluralidad de partidos políticos.

Consagración de una legislación electoral y un régimen de funcionamiento de los partidos,

que garanticen el respeto a la voluntad del elector. Participación activa y control efectivo de la ciudadanía, ampliando la utilización de los institutos de la iniciativa popular, de plebiscito y del referéndum.

15) Ampliación y desarrollo de la autonomía administrativa, política y financiera de los municipios y organismos locales, sobre las bases generales siguientes:

a) Delimitación precisa en materia municipal, para robustecer y extender sus cometidos económicos, sociales y culturales;
b) Institucionalización y desenvolvimiento de las comisiones vecinales y de fomento, urbanas y rurales, como órganos de gestión comunal;
c) Vigorización de los institutos de democracia directa y representación de los trabajadores, productores y usuarios en los distintos servicios municipales;
d) Designación por sufragio popular de los miembros de las Juntas Locales. Las elecciones para los órganos departamentales y locales deberán efectuarse en fechas distintas a la de los comicios nacionales.
E) Coordinación y armonización de los regímenes tributarios.

16) Creación de los mecanismos legales que impidan toda forma de implicación entre desempeño de cargos públicos e intereses privados, así como el uso de cargos públicos con fines de aprovechamiento personal.

17) Reforma administrativa. Efectiva aplicación de normas justas de ingreso, promoción, jerarquización y capacitación de funcionarios públicos. Modernización de los servicios estatales.

18) Reintegracíón del instituto policial a las características civiles y predominantemente preventivas de sus cometidos

19) Acentuación del carácter definidamente nacional de las Fuerzas Armadas, vigorizando la continuidad de la tradición artiguista. Centrar su acción fundamentalmente, en sus cometidos específicos de defensa de la soberanía, integridad territorial, independencia honor de la República. Integrar la acción de las Fuerzas Armadas en el proceso de liberación nacional y desarrollo económico, social y cultural del país.

Propender al más alto grado de perfeccionamiento profesional y ético de la institución, basado en una concepción nacional del cumplimiento de los cometidos precedentes

Montevideo, 17 de Febrero de 1971

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3- Cincuenta años de programas de gobierno.
La utopía se desdibuja

Hace algunas semanas analizábamos en este mismo espacio la vigencia de las emblemáticas “Treinta primeras medidas de gobierno” del Frente Amplio (FA), aprobadas pocas semanas después de la creación de la propia fuerza política. Esas Treinta Medidas constituían la síntesis de las Bases Programáticas del FA, consensuadas antes aún, en el mismo febrero de 1971 en que nació el FA, y eran la declaración de principios de la nueva fuerza política. Ésta surgía de la unión de los partidos de izquierda con los sectores progresistas desgajados de los partidos tradicionales y con una importante pléyade de militantes independientes, que venían del movimiento social y de otras experiencias políticas. Allí nació, a la vez como una coalición y como un movimiento, la fuerza que ganaría su primera elección en 1990, con el gobierno de Montevideo, que mantuvo en las seis elecciones siguientes y hasta ahora, y posteriormente el gobierno nacional, en 2004, gobierno que retuvo por otros dos períodos y finalmente perdió en el balotaje de 2019.

Los referidos acuerdos programáticos pudieron darse tan rápidamente porque, como recordábamos en aquella nota, eran el resultado de una larga acumulación, en la cual habían sido jalones fundamentales los intentos anteriores, si bien con exclusiones, de unidad de la izquierda; las resoluciones del Congreso del Pueblo de 1965; el llamamiento de los independientes de octubre de 1970, y otros hechos políticos.

Vino luego el largo interregno de la dictadura, que salteó dos elecciones, y significó el cese de la actividad política y social durante doce años, con la proscripción de partidos, organizaciones y dirigentes, y luego el retorno a la democracia, en la que tanto tuvo que ver el FA, incluso desde la clandestinidad. En 1984 se volvió a vivir una instancia electoral, y desde entonces otras siete, en cada una de las cuales, hasta 2009, el Frente aumentó siempre sus porcentajes de votación, ganando en primera vuelta en 2004 y en segunda en las dos elecciones siguientes, y teniendo la mayoría del Parlamento en todos los períodos en los que fue gobierno. Desde 1999, además, el FA es la primera fuerza política del país, lo que motivó que los partidos tradicionales impulsaran e impusieran en 1996, por escasa mayoría, la segunda vuelta en las elecciones presidenciales. Pero aún uniendo sus votos y los de algunos partidos menores, sin embargo, perdieron el gobierno en 2004 y debieron esperar hasta 2019 para recuperarlo.

Finalmente, en las elecciones de 2019, si bien el FA continuó siendo la primera fuerza política del país, su porcentaje de votación retrocedió fuertemente, a los valores de 1999, y por primera vez perdió un balotaje, si bien por escaso margen y habiendo aumentado un 10% su votación entre la primera y segunda vuelta, aunque no recibiera el apoyo de ninguno de los demás partidos políticos. En esa remontada se señaló el importantísimo papel que jugó la militancia frenteamplista, trillando todo el país para convencer a los votantes del Frente Amplio que lo habían abandonado en primera vuelta, descontentos con una cantidad de situaciones que se habían dado, y que no es nuestro objetivo discutir aquí.

Este resumen de los vaivenes electorales en los cincuenta años de vida del FA viene a cuento, porque paralelamente a ese crecimiento constante desde 1971 y a los resultados que nos fueron acercando al gobierno, se dio un cambio en las propuestas programáticas del Frente, que no puede desconocerse y que debe ser parte de la autocrítica que hemos emprendido, con diferentes entusiasmos.

Desde la recuperación de la democracia, los programas del Frente Amplio se han elaborado en la Comisión Nacional de Programa de nuestra fuerza política (cuyo funcionamiento está establecido por el art. 111 del Estatuto del FA), apoyada por cada vez más numerosas unidades temáticas, integradas por militantes frenteamplistas, técnicos y no técnicos, con conocimiento y experiencia en cada una de esas cuestiones. Las referidas propuestas son elevadas a un Congreso Extraordinario del FA convocado previamente a cada elección para discutir y aprobar el programa de gobierno a presentar a las ciudadanas y ciudadanos en cada elección y para elegir las y los candidatos mandatados para cumplirlo (art. 99 del Estatuto)1.

Pues bien, si analizamos uno por uno los ocho programas del FA en las elecciones realizadas desde 1984 a 2019, se observará que a medida que nos acercábamos al gobierno, y más aún, luego de arribados a él, las propuestas de esos programas se van desdibujando, van perdiendo fuerza, como si demasiado asoleamiento las hubiera desteñido, como si la búsqueda de los votos del centro, considerados necesarios para ganar, y la errónea suposición de que los de izquierda son cautivos, y estarán propongamos lo que propongamos, hubiera hecho que cada vez más nuestro programa fuera un programa de centro y no un programa de izquierda. Un programa -y un discurso- para reclutar a los Jorge Saravia o Gonzalo Mujica (que por cierto están más a la derecha que al centro) y no para que pudiera seguir sentado en su banca Guillermo Chifflet2.

Ese análisis permitiría advertir, además, que, como decíamos en la nota anterior, el verbo “procurar”, que en las Treinta Medidas casi no se usaba, porque están escritas en un lenguaje imperativo, de comprometerse a hacer, y nunca en el condicional de quedarse en el intento o relativizar el compromiso, inundó en cambio nuestros programas posteriores, y cuando no se usa “procurar”, se recurre a sinónimos: “propender”, “buscar” y otros similares.

No estoy hablando de levantar un programa socialista, que el del Frente nunca lo fue, sino un verdadero programa de izquierda. Un programa que, como el de hace cincuenta años, tenga propuestas concretas para la concentración de la tierra en poquísimas manos, la mayoría extranjeras; para una reestructura del sistema financiero que lo ponga al servicio de los pequeños y medianos productores y empresarios, de las necesidades del consumo familiar y del financiamiento de la vivienda social, y no de los intereses de las grandes empresas transnacionales; que reivindique el papel del Estado en los rubros estratégicos de la economía, y abandone la ilusión de que se pueden efectivizar los derechos esenciales y al mismo tiempo hacer pingües negocios; que entienda la “participación público privada” pensando en la participación de la gente de a pie y no de las grandes empresas siempre dispuestas a quedarse con las ganancias y ceder las pérdidas.

“Esa inicua y perversa explotación de la deuda externa (…) Iremos tejiendo la bandera del ´no va más´ junto a todos (…) la bandera del que se levanta y dice: ´Ya pagué muchas veces esta deuda externa´ (…) Nosotros, compañeros, queremos transformar la realidad. No la aceptamos tal cual es (…) Vamos a hacer una profunda transformación de la estructura de la propiedad y la explotación de la tierra (…) Tenemos que terminar con una indignante concentración de esa propiedad (…) Una profunda transformación industrial, iniciando nuevas experiencias colectivas de producción (…) Éstos son los sueños posibles (…) No le tengamos miedo a las palabras (…) Esto se sigue llamando revolución”. Estas frases están tomadas de un reportaje del quincenario «Movimiento», en su edición del 14/6/893. Son de un destacado dirigente frenteamplista de aquella época y de la actualidad, que poco tiempo después sería nombrado candidato a la vicepresidencia de la República, en el Congreso Extraordinario “Para hacer posibles los sueños”, completando la fórmula encabezada por el Gral. Líber Seregni: el compañero Danilo Astori. Cuando en el Estadio Gastón Güelfi se proclamó la fórmula, Astori volvió a reiterar esos conceptos y la palabra “revolución” fue seguida de un largo y estruendoso aplauso de los miles que allí estábamos.

Años después, ya con el Frente en el gobierno, otro de sus destacados dirigentes, que fue senador y ministro en dos gobiernos, el compañero Eleuterio Fernández Huidobro, dijo en otro congreso, creo que el extraordinario de fines de 2009, que el único pecado que el Frente no podía cometer era perder el gobierno. No encontré la cita, de modo que la hago de memoria, no recuerdo si dijo “pecado” o “error”, quizá yo estoy poniendo “pecado” acordándome de sus creencias religiosas, pero estoy seguro que ése fue el sentido de lo que dijo.

Las dos referencias, la cita y el recuerdo, distantes veinte años, creo que pintan bien esa distancia que se fue generando entre la utopía y la zona de confort, entre la revolución necesaria para cambiar todo, porque si no nada cambiará realmente, y la prioridad de seguir en el gobierno, porque si no las cosas van a ir peor, aunque en realidad para eso nos vayamos alejando de lo que queríamos hacer cuando todavía no estábamos en el gobierno.

Otra cosa que creo que ejemplifica bien ese alejamiento es que en los setenta hablábamos de generar conciencia para que la gente se diera cuenta de cómo funcionaba este modelo de sociedad (que pese a todos los cambios positivos que ha habido, que desde luego han sido muchos, sigue siendo el mismo), y que había que cambiarlo para llegar a la “pública felicidad” que quería Artigas. De cambiar las cabezas para que el pueblo se alineara con el pueblo y no con sus explotadores. Y ahora, cada vez más aceptamos cambiar nuestras propias cabezas, para que nuestro discurso no funcione como “pianta votos”.

La lista de temas en los cuales la utopía se ha desdibujado, es lamentablemente demasiado extensa, si bien tampoco es menor la de avances en la dirección de nuestros objetivos; en el orden en que me vienen a la cabeza, y que no refleja necesariamente su importancia, incluyo en esa lista, desde luego incompleta: la política con relación a las inversiones extranjeras, donde pasamos de oponernos a ENCE y Botnia, a abrirles las puertas a Montes del Plata y Aratirí, y construirle un tren a UPM para que aumente la rentabilidad de su segunda planta, en un momento en que cierra las que tiene en su Finlandia natal; el manejo de la deuda externa, en que pasamos de repudiarla a pagarla por adelantado; la proliferación de zonas francas, que se llevan mucho y dejan poco; una estructura impositiva en que gravamos el trabajo y no la renta, y más a las personas que a las empresas; las “viviendas promovidas” (a las que debimos cambiarles el engañoso nombre de “interés social”), que exoneramos de toda carga fiscal para que los inversores las vendan a doscientos mil dólares; una inversión en vivienda social que mantuvo niveles muy bajos, que no posibilitaron un real impacto; el mantenimiento del régimen de las AFAP, del que nuestra fuerza política era -y es- crítica; una política de seguridad con demasiados vaivenes: momentos muy compartibles y otros mucho menos; el mantenimiento de una protección excesiva del derecho de propiedad, que la propia Constitución admite limitar, y que obstaculiza seriamente la efectivización de derechos esenciales, como el del acceso al suelo y el derecho a la ciudad…

En fin, la lista es, como ya dijimos, demasiado extensa, y podría serlo más. Quizá deberíamos ponerle al lado la de los aciertos, la de los temas en los que actuamos con claridad y coherencia, y las acciones estuvieron acordes con nuestros principios y nuestras propuestas programáticas. El resultado sería sin duda más alentador, pero estamos convencidos que en la autocrítica ayuda más el cuestionamiento que el elogio repetido, entre otras cosas porque la fila de los elogiantes ya es bastante extensa.

Quizá, también, deberíamos parafrasear a Fernández Huidobro, pero cambiando el sentido de su afirmación, y sostener que el único pecado que no debemos cometer es el de olvidar para qué hacemos política, y una vez en el gobierno, para que llegamos a él. Porque, en definitiva, en este país hay una sola esperanza de cambio, y se llama Frente Amplio. Y tenemos que luchar desde adentro para que vuelva a ser la herramienta de los cambios. Se hizo mucho, es cierto. Pero mucho queda por hacer.

Benjamín Nahoum

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4- 1971 26 de marzo 2021. FA en la búsqueda de la revolución extraviada

La vida en aquellos tiempos nos llevaba a la esperanza de un cambio de la sociedad. Se había comenzado a gestar la idea de “El Hombre Nuevo”, nuestras primeras influencias revolucionarias que provenían desde la sierra maestra, la revolución de Argelia, lo que significó El Ché, Ho Chi Min, Fidel, Revolución Sandinista y otros movimientos fermentales, nos empujaban a creer en la esperanza de poder, nosotros conjuntamente con otros pueblos latinoamericanos, gestar la revolución que nos encaminara hacia ese HOMBRE NUEVO, constructor de la nueva sociedad.

Durante varios años aquellos líderes lograron, no sin esfuerzo, crear la herramienta que naciera con el aporte de muchas corrientes de pensamiento político, distintas a la creación de esta fantástica herramienta que hoy, cincuenta años después, sigue siendo la construcción política para un cambio profundo y verdadero.

Aquel día, congregados en la explanada Municipal en el acto masivo de una naciente fuerza política y jamás visto, del cual salimos pletóricos de alegría y con la fuerza de esa juventud combativa que quería y sigue queriendo una revolución verdadera. Que signifique como se dijo aquella nochecita, unirnos en un Frente anti oligárquico y anti imperialista, que los desplace del poder para dárselo al Pueblo, donde «los más infelices sean los más privilegiados».

Movilizarnos desde los cimientos para cambiar desde las bases mismas toda explotación del hombre por el hombre.

Hemos tenido altibajos, creo que estamos en uno de esos bajos, atrapados entre discursos que ilustran muchas ansias de ser los protagonistas y ser los primeros en la foto, (como ejemplo), aceptamos que el gobierno haga de las ollas populares una institución más, mientras discutimos que lugar en las sillas nos correspondan.

No tenemos un gran plan de lucha y sus objetivos intermedios, solo se leen informes para que nuestros propios dirigentes nos hagan creer que la revolución se hace con declaraciones en papel y/o digitalizadas que al final no convencen a nadie. No hay cambios sin el pueblo en la calle, en eso nos han ganado los grandes dueños del poder económico, nosotros mismos creemos en lo que ellos nos dicen a través de sus medios de comunicación y hacemos como rebaño todo tal cual lo programan, tiran un bolazo cualquiera y todos salimos a ladrar como cuzcos detrás del barullo mientras por delante nuestro y sin darnos cuenta nos van cambiando las conquistas, las leyes que favorecen al pueblo, nos ponen y nos convencen de que está bien el tema de la seguridad, esa es la virtud mejor explotada de nuestro real enemigo.

Así que por lo pronto cuando uno piensa en todo lo que hemos cambiado, nada mejor que volver a las raíces, re escuchar los discursos que nos unieron y nos guiaron desde aquel amanecer del día después, con fuerzas revitalizadas, con ideas esperanzadoras, que las bases impulsen una nueva esperanza, volver a las raíces para que no nos lleven de las narices, “fuimos somos y seremos una fuerza constructora…” , si es que eso somos pues que este 26 de marzo nos ponga el desafío de ser coherentes con nuestros pensamientos revolucionarios.

Que aquel 26 de marzo de 1971, forjado en la lucha de los trabajadores y organizaciones políticas no se nos pase por alto el sacrificio para llegar a esa construcción de unidad y lucha. Costó vidas, antes, durante y después de su creación, el FA seguramente encontrará el camino que nos encarrile nuevamente por la senda de los cambios verdaderos, profundos y lógicos que anhelan los más desprotegidos.

Sin embargo debemos ser contundentes con los verdaderos desafíos, diferenciar claramente que no continuaremos administrando bien el capitalismo, venimos a cambiar desde las raíces mismas y con sensata justicia los modelos productivos, transformar la propiedad, trabajar desde la construcción de conciencia y el cambio cultural, atrevernos a desafiar en la práctica el advenimiento de la nueva sociedad, no solamente más justa, además empoderada de elegir su rumbo, el rumbo de los pueblos que quieren ser libres y soberanos. Demos pues la batalla por romper las cadenas de la sumisión a lo que nos dicen por medio de la gran prensa, generemos las formas de enfrentarnos a los dominadores de la situación, nuestra expresión está en la calle y no en declaraciones que caen en saco roto, avanzar juntos, codo a codo, sin recelos, que el camino nos una en pos de los objetivos de una Patria nuestra y Latinoamericana como hermanos y explotados por igual.

Busquemos entonces la revolución perdida que hemos dejado de lado por palabras débiles y sin contenidos, que solo reparten la misma miseria de siempre, obtenidas de las migajas que nos dan los capitalistas.

REVOLUCIÓN donde nadie es más que nadie, que los trabajadores organizados marchen junto a los más desposeídos, esa y no otra fue la gran consigna de aquel 26 de marzo de 1971.

Enrique Yllas Moreira

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5- Frente Amplio: fruto maduro del árbol del pueblo.

“Que la única línea divisoria está entre quienes quieren mantener un régimen caduco, anti popular….. De un lado esta la oligarquía blanca y colorada, y del otro lado el pueblo blanco, colorado, democristiano, marxista, socialista, independiente…”

“El Frente Amplio no es una simple suma de partidos y de grupos… Es la nueva conciencia que levantara el nuevo Uruguay”.

Fragmento del discurso de Gral Líber Seregni en el primer acto de masas, un 26 de marzo de 1971.

“Hablamos en nombre de 2.700.000 uruguayos, aun de aquellos que no están aquí, que aún no nos comprenden, contra 2700 minorías corruptas… Y hablamos del presente porque no somos una multitud en marcha confusa, ni un montón de cólera dispersa, los que murieron sabían porque lo hacían, los que fueron a la cárcel sabían porque lo hacían, los que lucharon en las calles sabían porque lo hacían, los que fueron reuniéndose todos con el crucifijo o sin él , con la vocación blanca, colorada o sin él,……con la idea del marxismo o sin él , todos sabiendo sí que hay soluciones para el país si barremos la oligarquía y el pueblo va al poder y no otros”.

Fragmento del discurso de Rodney Arismendi un 26 de marzo de 1971.

Los meses de marzo están cargados de continuidad histórica, de perspectivas, de lucha por la unidad política y social de nuestro pueblo, con un nuevo aniversario del 1er acto de masas de nuestro Frente Amplio, un 26 de marzo de 1971, y también por el recuerdo del natalicio de Rodney Arismendi un 21 de marzo de 1913. Su legado, sus aportes teóricos y prácticos, definen la talla de un revolucionario, comunista, que dedicó su vida a la lucha por el socialismo y la clase obrera, así como a la construcción de la unidad de la izquierda.

Los fragmentos de los discursos de Rodney y Seregni, son una puesta gráfica del estado de conciencia, del proceso, que llevaron adelante miles, decenas de miles, durante largos años, zurciendo, uniendo, elaborando, y que conllevo a la creación del Frente Amplio, con un programa claro de redención nacional, identificando a la oligarquía y el imperialismo como enemigo principal de los pueblos. El devenir histórico, trajo aparejado la necesidad de una fuerza política que agrupara a los sectores más avanzados y democráticos de la sociedad, con la clase obrera incidiendo, gravitando como sujeto social de los cambios, y en el marco de la lucha de clases dispute el gobierno y el poder a la clase dominante y sus partidos.

La síntesis política, no fue producto de la casualidad, ni de teóricos iluminados, fue posible gracias a la profundidad del proceso de acumulación de fuerzas, marcado por la impronta del Partido Comunista, particularmente a partir de su XVI congreso en 1955.

El peso de la clase obrera, la insistencia práctica en su unidad, fue motivo de desvelo. El hecho de unir a la clase obrera, en una sola central, establecer en su estatuto la definición de luchar por una sociedad sin explotados ni explotadores, fue un salto cuantitativo y cualitativo de enorme importancia. Ninguno de los pasos en el proceso estuvieron librados al azar, la táctica en función de la estrategia, condensó años de luchas e intercambios. La antesala de la unidad sindical y de la izquierda, fue el Congreso del Pueblo, que logró nuclear organizaciones sociales y sindicales, detrás de una fuerte elaboración programática y de acción. Participaron 1376 delegados en representación de 707 organizaciones, que agruparon más de 800 mil personas. El movimiento sindical y popular mientras se movilizaba frente a la crisis, la especulación, la suba de precios, congelación de los salarios y la represión, se organizaba constantemente para una síntesis superior, supo blindarse contra el economicismo, entendiendo este último como la sola preocupación de luchar por reivindicaciones económicas, perdiendo de vista el objetivo del alza de conciencia de los trabajadores y al movimiento en su conjunto.

También desarrolla una concepción internacionalista del desarrollo histórico y de la lucha de los pueblos frente al imperialismo y las oligarquías nacionales, marcada a fuego por la Revolución Socialista de Octubre en 1917. La solidaridad con los procesos y movimientos revolucionarios, con la guerra civil española, con la revolución cubana, con Nicaragua, nos fueron definiendo.

La dimensión de la palabra unidad se agiganta, unidad revolucionaria y anti-imperialista de los pueblos del mundo, ya que la lucha de clases es nacional por su forma e internacional por su contenido.

Las luchas y reivindicaciones se funden en plataformas generales, en plan de acción, así se gestó la unidad obrero estudiantil, acuñando la consigna obreros y estudiantes Unidos y adelante.

Rodney Arismendi en 1988 sintetiza claramente la dimensión del proceso de unidad, “ En estos 30 años de problemas, con 12 años de fascismo, nuestro país supo unir a la clase obrera en una sola central. Supo agrupar a la Universidad, la intelectualidad en todas sus manifestaciones, las capas medias junto a los trabajadores y otros sectores en el territorio de la izquierda.

Y en este periodo, como evocaba Alba Roballos, ha nacido en este Uruguay el Frente Amplio, que no tiene parecidos en el mundo. Que ni es el viejo frente popular ni es como otro tipo frentes de liberación que hay en otros lugares; pero que ha sido, lo hemos dicho muchas veces, la principal victoria de la clase obrera, del pueblo, de la izquierda en el Uruguay: crear una alternativa de gobierno, una alternativa pueblo.

Y el Frente tuvo ese enorme mérito –cuando nació-, de resolver lo que es esencial. No correr tras la utopía de pensar ganar ideológicamente a cada uno o a todos, cosa desde luego a la que aspiramos. Sino comprender que el pueblo tal como es con sus convicciones, con sus mitos, con sus creencias, con sus recuerdos, podía unirse, podía encontrar un camino sin renunciar a nada, si estaba dispuesto a luchar por un programa de cambios, nacional, democrático, de justicia social.. «

Un programa y sus 30 medidas, sus énfasis en los cambios estructurales, y el pueblo como protagonista lo echó a andar, de esa forma los explotados de milico y de paisano tuvieron intérprete.

Pasaron muchos años, 50 para ser precisos, dictadura fascista mediante, huelga general, tortura, desaparecidos, exilio, plebiscito, así se fue templando el acero, forjado en las barracas de la lucha de clases.

Con un tipo de correlación de fuerzas a la interna del FA, se logró la conquista de la Intendencia de Montevideo.

Pero el proceso también supo de retrocesos temporales, de crisis ideológica en los 90, cuando frente a la desintegración de la URSS y la caída del muro, muchos moderaron su discurso tanto en público como en privado e hicieron concesiones, la tercera vía y el oportunismo ganaba posiciones junto al discurso del fin de las ideologías, el capitalismo humano y el socialismo democrático. Sin embargo, una vez más volvieron a aflorar las mejores reservas ideológicas de la continuidad histórica para frenar el mismo, y darle perspectiva revolucionaria. Se hizo lo necesario para preservarse, pero ya se había gestado otro tipo de correlación de fuerzas, otras concepciones, en ese marco años después fue la lealtad institucional al gobierno de Jorge Batlle, en plena crisis del 2002, hubo lucha contra el ajuste, pero la salida resuelta marcó una foto gráfica de la nueva correlación de fuerzas en el FA, y también en el movimiento popular. En esta coyuntura, con las organizaciones de clase, tanto políticas, como sindicales, permeadas por la lucha ideológica hacia adentro y hacia afuera, conquistamos el gobierno en el año 2005.

Por primera vez en la historia política de nuestro país se logró desplazar a la oligarquía del gobierno nacional. Mucho se hizo, fue el mejor período democrático que conocimos, sin embargo el proceso de reformas tuvo sus límites propios, al no propiciar los cambios estructurales necesarios.

El repaso requiere mucha Autocrítica, pero está directamente ligado entre otras cuestiones, al retroceso de las concepciones revolucionarias dentro del FA. ¿Aciertos de otros u errores y desviaciones nuestras? Tal cuestión merece un riguroso intercambio.

No es intención de este artículo profundizar sobre lo hecho en los gobiernos del FA, sabiendo que al menos hay dos comparaciones posibles para el balance, contrastarlo con el programa y definiciones históricas, o con el conformismo que fuimos «mejores» que la derecha.

Intentemos intercambiar y reflexionar como las debilidades, errores y desviaciones, fueron aprovechadas en un Frente Amplio que por definición es policlasista, para no darle profundidad al proceso, y también por la clase dominante, sus partidos y el imperialismo para desplazar a la izquierda del gobierno.

Entre ellos, el divorcio de la fuerza política con las organizaciones sociales, pero también con su propia estructura, fue y es un problema a resolver. Coalición y movimiento es la esencia del Frente Amplio, para eso además de los sectores precisamos organismos vivos, que no sólo trasladen el informe, lo enriquezcan, lo cuestionen si es necesario, que trabajen con plan político en el territorio, que estén insertos en los problemas del barrio, del club, de la comisión de vecinos, del gremio estudiantil, ser en verdad esa revolución en Marcha que hablara Seregni.

Estamos de cara a un proceso de congreso de vital importancia, en un escenario complejo, de ajuste y arremetida contra el pueblo y la izquierda. Recuperar el gobierno es un objetivo ESTRATÉGICO, hay q llegar a las firmas para el plebiscito contra la LUC y luego ganarlo, a la par generar una correlación de fuerzas que ponga al FA a la ofensiva política, programática, organizativa, y que dispute su dirección de cara a las elecciones internas en el año 2021.

Hoy la clase obrera está convocada a ser continuidad del proyecto político histórico de la izquierda, a darle amplitud y profundidad, junto con ello desarrollar las fuerzas motrices de la revolución uruguaya.

Como bien manifestará Rodney nuestro Frente Amplio; «Fue una afirmación profunda, esperanzada, y un agrandarnos a los que estábamos en la vieja izquierda. Pasó a ser un rasgo de nuestras vidas y pasó a ser una llave de solución a los problemas del país. Es decir, que no lo podemos dejar ni lo podemos tirar como un trapo viejo. Tenemos que afianzarlo, agrandarlo, sacarlo a la calle, anclarlo en el pueblo, construir las opciones de poder».

En eso estamos, con el acento en los principios y nuestra historia.

¡Que viva la unidad revolucionaria y antiimperialista de los pueblos del mundo!

Cristhian Adam

1 En verdad el art. 99 habla de la “plataforma” y no del programa. Alguna vez mantuvimos en un ámbito de la Comisión de Programa la bizantina discusión de si eso significaba que el programa no requería la aprobación del Congreso. Si bien el Estatuto no define ni qué es plataforma ni qué es programa, es claro, aunque a veces se considera que la plataforma es una especie de versión más sintética o mediática de los principales puntos del programa, que en nuestro Estatuto están ambos términos están tomados como sinónimos, tal como hace la Real Academia. Esto está refrendado por el hecho de que la palabra “plataforma” se usa una sola vez en el Estatuto (precisamente en el art. 99), que el art. 76 encomienda al Plenario Nacional proponer al Congreso “el programa y planes de gobierno” (¿para qué se los propondría, si no es para que los apruebe?) y que, en lo referido a lo departamental, que tiene un claro paralelismo con las disposiciones para lo nacional, se habla en todo momento y solamente de “programa”.

2 Los lectores recordarán la renuncia del compañero Guillermo Chifflet a su banca de diputado, electo por el Frente Amplio, para no votar la continuidad de la participación uruguaya en la llamada “fuerza de paz” de las Naciones Unidas en Haití, donde se había producido un golpe de Estado auspiciado por Estados Unidos. La bancada de diputados del FA había decidido apoyar la propuesta de mantener esa participación, propuesta por el Ministerio de Defensa Nacional.

3 La transcripción está tomada de la tesis de licenciatura de la socióloga Patricia Martínez Sansone. Recuerdo perfectamente el episodio y sus circunstancias, pero rápidamente no pude encontrar otra referencia.

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