27/05/2020
En solamente seis meses, el gobierno de facto de Bolivia está destruyendo los cimientos de la construcción de un proyecto básico de país soberano y digno, capaz de impulsar su desarrollo económico con importantes niveles de autonomía, asegurar la participación democrática de los pueblos y regiones para definir los aspectos más importantes de su futuro, construir mecanismos de redistribución de la riqueza y reducción de la pobreza y enfrentar desafíos que ponen en riesgo la propia existencia nacional -territorial, humana, cultural e histórica- con su debilitamiento y fragmentación.
La pandemia del coronavirus era una razón para encontrar puntos de acercamiento entre grupos, clases, instituciones, sectores e intereses económicos y políticos encontrados y divergentes. […]
[…] Pero, además de adoptar medidas para favorecer a grupos de banqueros con millonarios recursos, terratenientes del oriente con concesión de tierras y libre exportación de productos, y con anuncios de impulsar la presencia de transnacionales mineras en la explotación del litio; se produjeron hechos de corrupción en ENTEL, YPFB, BOA, entre otros, junto a un nepotismo acompañado de actos de uso indebido de bienes públicos, tráfico de influencias y abuso de poder.